Salario mínimo: bien al fondo del pozo
Por Humberto Campodónico
Es conocido que el salario mínimo en el Perú es uno de los más bajos de la Región. Así, con estadísticas actualizadas a febrero del 2010, el salario mínimo (SM) mensual en Argentina, Chile, Colombia y Brasil es de 390, 307, 298 y 286 dólares, respectivamente. Todos muy por delante del Perú, donde el SM es US$ 189/mes. Sí estamos encima de Bolivia, donde el mínimo es de US$ 92 mensuales.
Por Humberto Campodónico
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En los primeros cuatro países el SM se reajusta todos los años (en Argentina se le llama mínimo vital y móvil) tomando en cuenta el aumento de la productividad y la inflación. Los acuerdos de sus equivalentes a nuestro “Consejo Nacional del Trabajo” se cumplen sí o sí, porque los gobiernos están interesados en mejorar el poder adquisitivo de sus trabajadores, no solo porque eso “está bien”, sino porque ello aumenta la demanda de bienes y, por tanto, la producción.
En todos estos países la participación de los asalariados en el ingreso nacional (o sea, en el reparto de la torta) está entre el 30 y el 40% del PBI. Los gobernantes cada año señalan con alegría que se viene recuperando la participación de los asalariados, lo que se constituye en un “logro” del gobierno.
En el Perú sucede lo exacto opuesto. La participación de la masa salarial en el PBI ha bajado todos los años, según el INEI, pasando del 25% al 20.9% del 2002 al 2008 (años de espectacular crecimiento económico). Pero el excedente de explotación sí aumentó del 58.7 al 63% (ver “Ya no puede más la boca del cocodrilo”, www.cristaldemira.com, 09/11/09).
Se afirma, también, de acuerdo a la OIT, que a pesar del estancamiento, el SM ha recuperado 15% de su valor desde el 2002 hasta el 2008. Cierto. Pero es solo una parte de la historia. Cuando se aprecia la evolución del SM en el largo plazo (ver gráfico), vemos que hubo una tendencia al alza desde 1962 hasta mayo de 1974, cuando llegó a su pico de S/. 1,929 soles mensuales (medidos en soles de octubre del 2007).
Desde allí todo es “cuesta abajo en la rodada”, tanto con Morales como con Belaunde. La pérdida más grande de poder adquisitivo se dio con la hiperinflación de García, cuando el SM bajó de S/. 1,021 en julio del 87 a S/. 250 en 1990. Con Fujimori siguió cayendo y llegó a S/. 134 en 1994. Desde allí se ha venido recuperando ligeramente. Pero aún así, el valor actual del SM de S/. 550, apenas si representa el 28% de su valor en 1974.
La legislación y la política laboral fujimorista se mantienen casi intactas hasta hoy y su objetivo es mantener el SM (y todos los sueldos y salarios en general) allí donde los dejó García: en el fondo del pozo.
García podría estar interesado en congraciarse con los trabajadores para que recuperen algo del poder adquisitivo que su política económica les quitó. Pero, ya se sabe que eso es lo que menos le interesa porque a sus amigos de hoy les gusta la represión salarial permanente, que es condición clave para gozar del aumento de la utilidad permanente. ¿No es cierto?
www.cristaldemira.com
En todos estos países la participación de los asalariados en el ingreso nacional (o sea, en el reparto de la torta) está entre el 30 y el 40% del PBI. Los gobernantes cada año señalan con alegría que se viene recuperando la participación de los asalariados, lo que se constituye en un “logro” del gobierno.
En el Perú sucede lo exacto opuesto. La participación de la masa salarial en el PBI ha bajado todos los años, según el INEI, pasando del 25% al 20.9% del 2002 al 2008 (años de espectacular crecimiento económico). Pero el excedente de explotación sí aumentó del 58.7 al 63% (ver “Ya no puede más la boca del cocodrilo”, www.cristaldemira.com, 09/11/09).
Se afirma, también, de acuerdo a la OIT, que a pesar del estancamiento, el SM ha recuperado 15% de su valor desde el 2002 hasta el 2008. Cierto. Pero es solo una parte de la historia. Cuando se aprecia la evolución del SM en el largo plazo (ver gráfico), vemos que hubo una tendencia al alza desde 1962 hasta mayo de 1974, cuando llegó a su pico de S/. 1,929 soles mensuales (medidos en soles de octubre del 2007).
Desde allí todo es “cuesta abajo en la rodada”, tanto con Morales como con Belaunde. La pérdida más grande de poder adquisitivo se dio con la hiperinflación de García, cuando el SM bajó de S/. 1,021 en julio del 87 a S/. 250 en 1990. Con Fujimori siguió cayendo y llegó a S/. 134 en 1994. Desde allí se ha venido recuperando ligeramente. Pero aún así, el valor actual del SM de S/. 550, apenas si representa el 28% de su valor en 1974.
La legislación y la política laboral fujimorista se mantienen casi intactas hasta hoy y su objetivo es mantener el SM (y todos los sueldos y salarios en general) allí donde los dejó García: en el fondo del pozo.
García podría estar interesado en congraciarse con los trabajadores para que recuperen algo del poder adquisitivo que su política económica les quitó. Pero, ya se sabe que eso es lo que menos le interesa porque a sus amigos de hoy les gusta la represión salarial permanente, que es condición clave para gozar del aumento de la utilidad permanente. ¿No es cierto?
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