Por Desco
Las últimas semanas en el sur peruano apreciamos una dura confrontación entre la empresa Southern Perú y los agricultores y gobiernos locales del valle de Tambo en la provincia de Islay. Esta batalla es consecuencia del proceso iniciado por la empresa minera para poner en marcha el proyecto cuprífero Tía María con una inversión anunciada de 900 millones de dólares que generarían empleo permanente para 600 personas y transitorio para otras 3000 en los tres primeros años, mientras dure la puesta en marcha del proyecto.
A la base del conflicto se halla un tema crucial de nuestro tiempo: el uso del agua, muy escasa en el valle de Tambo, entre la agricultura que se desarrolla en este espacio desde tiempos inmemoriales y que llegó a ser calificado por Raimondi como la despensa de Arequipa, frente a los intereses de la principal empresa minera cuprífera del país para explotar recursos que son demandados en el mercado internacional de manera creciente, y por tanto con la perspectiva de una generación importante de ingresos.
El 27 de setiembre de 2009 se realizó una consulta vecinal donde el 95% se pronunció en contra de la ejecución del referido proyecto minero. Casi de inmediato aparecieron las acusaciones de manipulación desde los sectores interesados en la ejecución del proyecto, que quieren llevarlo adelante de cualquier manera o como lo quiere la empresa. En las condiciones que se realizó la consulta, bajo una fuerte presión mediática a favor del proyecto minero, se logró una participación del 30% de los electores hábiles. De manera similar a la consulta realizada en Piura sobre la pretendida explotación minera de Majaz, el rechazo de la población fue absolutamente mayoritario e igualmente descalificado por los defensores de la «teoría del perro del hortelano», según la cual es inconcebible que «pequeños grupos de agricultores poco instruidos impidan extraer las riquezas del subsuelo y traer el desarrollo».
Sin embargo, las actitudes de los agricultores, los reparos a la inversión minera, la defensa de los recursos hídricos y del medio ambiente, ponen sobre la mesa temas centrales del problema nacional que no debieran ser soslayados de ningún modo. El caso del Valle de Tambo es, en este sentido, aleccionador.
La escasez de agua de riego que sufre el valle, tiene una de sus causas en la construcción de la represa de Pastogrande, que derivó aguas de la cuenca del Tambo, agudizando los conflictos internos en la época de estiaje y deteriorando su calidad por el incremento de las concentraciones de boro. Fue así como este proyecto «desvistió un santo para vestir otro», propiciando agudos enfrentamientos con la población de Moquegua. En este marco, el proyecto Tía María requiere de 8 millones de metros cúbicos anuales. Ante la intención de la minera de usar agua del subsuelo, que no es inagotable –como lo muestran los problemas actuales por la sobre explotación del agua de subsuelo en Ica– la población ha propuesto que se use el agua de mar desalinizada, un proceso más costoso para la empresa minera, pero que no afectaría la supervivencia de la actividad agropecuaria.
Otro antecedente que influye en este conflicto es una antigua confrontación de los agricultores del valle de Tambo contra la empresa Southern por los efectos contaminantes de los humos de la fundición de Ilo sobre los cultivos, acusación negada reiteradamente por la empresa. Luego de varios años de presión, finalmente la empresa instaló una planta de recuperación de ácido sulfúrico de los humos de la fundición, confirmando los reclamos de la población con las miles de toneladas que actualmente se recuperan y que anteriormente eran arrastradas por los vientos sobre los cultivos del valle de Tambo, propiciando lluvias ácidas y severas pérdidas a los agricultores.
Finalmente, al ponerse sobre el tapete el tema del desarrollo, el sentido común de la población ha planteado abordarlo de manera integral y no solamente como una contraposición de agro y minería, estableciendo un campo de negociación más amplio y con posibilidades reales de abordar un conjunto de intereses presentes, considerando:
- El afianzamiento de la cuenca del Tambo mediante la construcción de la represa de Paltiture o Huayrondo
- Desarrollo hidroenergético mediante la construcción de una central hidroeléctrica
- Desarrollo agropecuario
- Desarrollo de la infraestructura educativa y la mejora de la calidad de la educación promoviendo carreras técnicas
- Tratamiento de aguas servidas y residuos sólidos
- Fortalecimiento de los servicios de salud y salud preventiva
- Desarrollo del turismo
- Desarrollo pesquero
- Mejora de la infraestructura de transporte.
Durante la reunión convocada por el Gobierno Regional de Arequipa, el viernes 19 de febrero, el Presidente Regional, los alcaldes distritales y dirigentes de la población, han ratificado los acuerdos de la consulta vecinal y exigen la declaración de intangibilidad del valle del Tambo.
Por otro lado, la empresa fortalece la presión mediática anunciando su disposición a financiar la represa de Paltiture y disponer de parte de las aguas represadas para el proyecto minero y señala los efectos negativos que tendría sobre el canon minero un incremento de los costos al procesar el agua de mar en lugar de usar el agua del subsuelo.
Que sea ésta una ocasión para desarrollar el debate sobre el rol de la minería frente al desarrollo regional y nacional, pues frente a nuestra larga historia de país minero, comienza a afirmarse el sentido común ciudadano sobre un rol diferente de la minería cuando el poblador común se pregunta: ¿Por qué tenemos que seguir exportando solamente el cobre y no alambre de cobre?
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