Se pierde mucho dinero por rebaja de aranceles
Por Humberto Campodónico
Ahora que se comienza a hablar, aunque todavía bajito, sobre la importancia de aumentar la recaudación tributaria para hacer frente a las necesidades del país, nos parece clave volver a analizar los efectos de las rebajas de aranceles que hizo el ex ministro Luis Carranza en el 2007 y el 2008.
Las rebajas tuvieron la siguiente justificación: como la inflación está aumentando, tanto a nivel externo como interno, había que abaratar los precios de todas las importaciones (incluidos los alimentos). Así, el arancel efectivo pasó de 5.4 a 1.8% del 2006 al 2009.
Esta rebaja fue unilateral, pues no fue negociada con ninguno de nuestros socios comerciales. Fue una cesión gratuita del mercado interno. La rebaja también fue inconsulta, pues los gremios empresariales nacionales, sobre todo los que producen para el mercado interno, fueron ninguneados por el ministro, lo que provocó quejas de los industriales. Pero las rebajas se mantuvieron.
Agreguemos que las rebajas se dieron cuando, de un lado, las importaciones venían aumentando fuerte, como parte del crecimiento económico generalizado. O sea que no necesitaban de “estímulo” alguno. Un incentivo adicional a la importación fue la apreciación del nuevo sol. Recordemos que en el 2004 el tipo de cambio promedio fue de S/. 3.41/dólar: en el 2008 y 2009 la apreciación fue 14 y 12% (ver cuadro).
Así, en el 2006, antes de la rebaja arancelaria, la tasa de recaudación fue 5.8% (línea 3), pero disminuye en el 2007, 2008 y 2009 por la rebaja. La cuestión es, entonces, estimar cuánto se ha dejado de recaudar, lo que se obtiene calculando cuáles hubieran sido los ingresos del 2007, 2008 y 2009 con la tasa del 5.8%.
Esa pérdida (línea 4) fue de US$ 444 y 1,000 millones en el 2007 y el 2008. En el 2009, debido a la desaceleración económica, las pérdidas “solo” fueron de US$ 257 millones (la cifra podría ser algo menor si se toma en cuenta las rebajas del TLC con EEUU, cálculo que no hemos hecho en este artículo).
Las rebajas arancelarias equivalen a una pérdida anual del 0.5% del PBI, a lo que hay que sumarle que la rebaja desprotege al mercado nacional y, lo peor, la subvaluación de muchas importaciones, que entran con precios bajísimos (queja de Gamarra).
Resumiendo: las rebajas arancelarias, a) se las vendieron a García, diciendo que iban a bajar la inflación, lo que no fue el caso; b) han sido innecesarias, pues las importaciones ya estaban creciendo e impulsando la competitividad; c) fueron inconsultas, porque no se tomó en cuenta a los empresarios nacionales; d) fueron también innecesarias porque la apreciación del tipo de cambio era (y es) tan grande que, de hecho, abarata las importaciones; e) debilitaron a los negociadores comerciales porque la rebaja unilateral otorga ventajas a la contraparte, que pide negociar desde el nuevo arancel (rebajado) vigente.
Así, ahora que el país crece de nuevo, es imperativo eliminar las rebajas arancelarias de Carranza, como parte de una nueva política de reforma tributaria integral.
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