Camisea, industriales y el “antisistema”
Por Humberto Campodónico
El gobierno sostiene que hay gas natural suficiente para el mercado local. Sin embargo, en la última licitación convocada por las contratistas del Lote 88 ha trascendido que no podrán atender a 9 empresas nacionales que han solicitado en conjunto 58 millones de pies cúbicos diarios. La razón: porque tienen que reservar 660 mmpcd para la exportación y 2.2 TCF de reservas del Lote 88 para ese mismo fin. Esto significa que no hay gas para 9 empresas nacionales y tampoco para el gasoducto surandino.
Por Humberto Campodónico
El gobierno sostiene que hay gas natural suficiente para el mercado local. Sin embargo, en la última licitación convocada por las contratistas del Lote 88 ha trascendido que no podrán atender a 9 empresas nacionales que han solicitado en conjunto 58 millones de pies cúbicos diarios. La razón: porque tienen que reservar 660 mmpcd para la exportación y 2.2 TCF de reservas del Lote 88 para ese mismo fin. Esto significa que no hay gas para 9 empresas nacionales y tampoco para el gasoducto surandino.
Esto es lo que dijo Pedro Olaechea, presidente de la Sociedad Nacional de Industrias (SNI) en una carta dirigida al premier Velásquez Quesquén el pasado 19 de mayo. Con respecto a la afirmación del premier de que “no vamos a modificar unilateralmente los contratos que no hicimos”, Olaechea dijo: “Estamos de acuerdo con usted que los contratos ‘honorables’ tienen que ser respetados, pero no así aquellos que evidencian malos manejos pactados en contra del interés nacional. Estos errores deben corregirse y de ninguna manera convalidarse ni hacerse cómplice de los mismos”.
Agrega la carta de la SNI: “A consecuencia de su reunión con los presidentes de las regiones sur del país, vemos con gran beneplácito que el Gobierno ha priorizado el consumo nacional sobre la exportación, por lo que ya no habría ninguna razón para que se reserve 2.2 TCF de las reservas del Lote 88 para ese fin. Consideramos que ni una molécula de gas del Lote 88 debe exportarse”.
La toma de posición de la SNI es ciertamente notable porque hace ya varios meses esta misma entidad manifestó preocupaciones del mismo tenor. Sin embargo, al parecer las presiones de los “lobbies” ligados a la exportación los hicieron desistir. ¿Por qué? Porque les habrían dicho que si se oponían a la exportación del gas, estarían adoptando las mismas posiciones que los “antisistema” y se convertirían en sus tontos útiles.
Sea lo que fuere, la cuestión es que los industriales se dieron cuenta de que el racionamiento a los nacionales era real porque, aun si pueden haber mayores reservas, la cuestión es que solo se pueden comercializar las reservas probadas, no las “probables” ni las “recuperables”, como dice el gobierno. Y de esas reservas probadas del Lote 88, 2.2 TCF están inmovilizadas porque se van a ir a México (o a algún otro destino).
A los pocos días, el Sr. Olaechea se reunió con el premier Velásquez y todo cambió. A la salida de la reunión dijo que había gas suficiente para todos. Y agregó: “Es hora de que tanto el norte como el sur decidan dejar de jugar a la política y al recuerdo de la Página 11, la cual significó US$ 15 mil millones de importación y que los peruanos comieran Nicovita. Esa es la parte de la Página 11 que nadie cuenta, es la parte abominable que la debemos recordar todos los días. En el Perú hay petróleo, gas y toda la energía que se necesita” (Expreso, 03/06/10).
Queda claro que el gobierno obtuvo lo que quería: que los empresarios dejen de reclamar por el gas de Camisea, que es necesario para sus industrias, con el argumento de que eso es “política” y, por tanto, lleva “al caos” y “ahuyenta la inversión extranjera”. De esa manera se evita que se forme un frente nacional de defensa de los recursos naturales y de la necesaria soberanía sobre su uso.
Es lamentable el cambio de posición del Sr. Olaechea: con el argumento de que se lesiona el “modelo económico” se hace la amalgama de que los peruanos van “a comer Nicovita”. Ya pues.
Lo cierto es que los contratos del 2005 son ilegales y hay que defender los del 2000. Es cierto que no hay reservas suficientes para abastecer al mercado interno y a la exportación. Que tampoco hay gas del Lote 88 (el gas barato que fue un “regalo de Dios que nos dejó la Shell) para el gasoducto andino. Que lo que debería exportarse es, en todo caso, el gas de Repsol del Lote 57 y que ni una sola molécula del gas del Lote 88 debería exportarse.
Ahora que el buque exportador ya está frente a Pampa Melchorita, es hora de impedir que se lleven el gas cuando todo el Perú —y sus industriales— lo necesita. Sí se puede evitar la exportación y eso es lo que ya se escucha en diversos lugares del Perú.
www.cristaldemira.com
Agrega la carta de la SNI: “A consecuencia de su reunión con los presidentes de las regiones sur del país, vemos con gran beneplácito que el Gobierno ha priorizado el consumo nacional sobre la exportación, por lo que ya no habría ninguna razón para que se reserve 2.2 TCF de las reservas del Lote 88 para ese fin. Consideramos que ni una molécula de gas del Lote 88 debe exportarse”.
La toma de posición de la SNI es ciertamente notable porque hace ya varios meses esta misma entidad manifestó preocupaciones del mismo tenor. Sin embargo, al parecer las presiones de los “lobbies” ligados a la exportación los hicieron desistir. ¿Por qué? Porque les habrían dicho que si se oponían a la exportación del gas, estarían adoptando las mismas posiciones que los “antisistema” y se convertirían en sus tontos útiles.
Sea lo que fuere, la cuestión es que los industriales se dieron cuenta de que el racionamiento a los nacionales era real porque, aun si pueden haber mayores reservas, la cuestión es que solo se pueden comercializar las reservas probadas, no las “probables” ni las “recuperables”, como dice el gobierno. Y de esas reservas probadas del Lote 88, 2.2 TCF están inmovilizadas porque se van a ir a México (o a algún otro destino).
A los pocos días, el Sr. Olaechea se reunió con el premier Velásquez y todo cambió. A la salida de la reunión dijo que había gas suficiente para todos. Y agregó: “Es hora de que tanto el norte como el sur decidan dejar de jugar a la política y al recuerdo de la Página 11, la cual significó US$ 15 mil millones de importación y que los peruanos comieran Nicovita. Esa es la parte de la Página 11 que nadie cuenta, es la parte abominable que la debemos recordar todos los días. En el Perú hay petróleo, gas y toda la energía que se necesita” (Expreso, 03/06/10).
Queda claro que el gobierno obtuvo lo que quería: que los empresarios dejen de reclamar por el gas de Camisea, que es necesario para sus industrias, con el argumento de que eso es “política” y, por tanto, lleva “al caos” y “ahuyenta la inversión extranjera”. De esa manera se evita que se forme un frente nacional de defensa de los recursos naturales y de la necesaria soberanía sobre su uso.
Es lamentable el cambio de posición del Sr. Olaechea: con el argumento de que se lesiona el “modelo económico” se hace la amalgama de que los peruanos van “a comer Nicovita”. Ya pues.
Lo cierto es que los contratos del 2005 son ilegales y hay que defender los del 2000. Es cierto que no hay reservas suficientes para abastecer al mercado interno y a la exportación. Que tampoco hay gas del Lote 88 (el gas barato que fue un “regalo de Dios que nos dejó la Shell) para el gasoducto andino. Que lo que debería exportarse es, en todo caso, el gas de Repsol del Lote 57 y que ni una sola molécula del gas del Lote 88 debería exportarse.
Ahora que el buque exportador ya está frente a Pampa Melchorita, es hora de impedir que se lleven el gas cuando todo el Perú —y sus industriales— lo necesita. Sí se puede evitar la exportación y eso es lo que ya se escucha en diversos lugares del Perú.
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