tubo gasoductoRafael Romero

Con perfil bajo y poca transparencia el gobierno de Ollanta Humala ha ingresado a una fiesta multimillonaria dizque por la realización de obras entre las que se puede contar un gran centro de Convenciones, la modernización de la refinería de Talara, la construcción de la Línea 2 del Metro de Lima y la reciente concesión del Gasoducto Surandino (en todo esto hay más de 16 mil millones de dólares).

Este tipo de obras no son malas en sí mismas ya que es positivo que el Estado tenga la iniciativa en promoverlas y canalizarlas. Pero lo cuestionable resulta cuando se evidencia un telón de fondo no exento de improvisación, como tampoco puede pasarse por alto el cambio de cifras en el costo de los proyectos, cosa que ocurren en un abrir y cerrar de ojos pues los guarismos se incrementan abrumadoramente, aun cuando no existe sobresalto inflacionario en la economía peruana.
 
Un ejemplo lo tenemos en el ducto gasífero al sur del país, cuyo valor base fue elevado por ProInversión a US$ 7,800 millones. Al respecto, quien ha deslizado fundadas y documentadas críticas ha sido el expresidente Alan García, y en este caso concreto razón no le falta. García cuestiona que el gasoducto de marras ocasionaría un grave perjuicio al Estado, al agigantarse su costo pero a la vez al reducirse su capacidad original. También fustiga que el gobierno imponga cada mes a todos los peruanos un pago en sus recibos de consumo eléctrico para asegurar la rentabilidad del proyecto.
 
Lo terrible es que el Gasoducto Surandino ahora cuesta más pero no incluirá, por ejemplo, la derivación prevista para Juliaca (Puno). Asimismo resulta preocupante que el contrato haya sido adjudicado a un grupo que tiene ya otro contrato de concesión que cuesta menos de la mitad y que se ha dado sobre la base de condiciones más favorables, por lo que, no solo a decir del exjefe de Estado Alan García, estaríamos ante una traición del actual inquilino de Palacio de Gobierno a la región sur, pues el proyecto tampoco incluye una derivación o ramal a Tacna.
 
Ahora bien, al margen de la letra chiquita que existe en toda concesión, y por encima del background del postor ganador, a quien le corresponde brindar todas las explicaciones técnicas sobre este proyecto, las que deben ser dadas hoy mismo y cuantas veces sean necesarias, es a ProInversión y al Ejecutivo, máxime cuando está por medio tan comprometido el bolsillo de los usuarios del servicio eléctrico en varios cientos de millones de dólares.

Expreso, Lima 06-07-2014

 

 

 

 

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