No hay gurús para el precio del petróleo
Por Humberto Campodónico
En julio del 2005, cuando el precio del petróleo era US$ 55/barril, el Departamento de Energía de EE. UU. pronosticó tres escenarios de precios para el largo plazo. En el escenario de referencia (base) el precio llegaría a US$ 35/barril en el 2025, mientras que en el escenario alto y bajo, los precios del 2025 serían US$ 21 y US$ 48/barril, respectivamente. Ese pronóstico del 2005 es el que se muestra en el gráfico.
En julio del 2005, cuando el precio del petróleo era US$ 55/barril, el Departamento de Energía de EE. UU. pronosticó tres escenarios de precios para el largo plazo. En el escenario de referencia (base) el precio llegaría a US$ 35/barril en el 2025, mientras que en el escenario alto y bajo, los precios del 2025 serían US$ 21 y US$ 48/barril, respectivamente. Ese pronóstico del 2005 es el que se muestra en el gráfico.
Pero los precios del petróleo continuaron subiendo llegando a US$ 140/barril a mediados del 2008. Lo que quiere decir que el DOE se equivocó. Y no fueron los únicos. Lo mismo les sucedió a la Agencia Internacional de Energía de la OCDE, el Banco Mundial y el FMO. También erraron las consultoras privadas.
Dicho esto, los errores en el pronóstico son la regla y los aciertos la excepción. Esto se debe a una serie de factores, entre ellos el comportamiento del cártel de la OPEP y la inestabilidad del Medio Oriente, donde se encuentra el 61% de las reservas petroleras del mundo (Arabia Saudita, Irán e Irak tienen el 43%).
Pero los gurús no solo fallaron en predecir el alza. También se equivocaron en pronosticar el desplome que comenzó a mediados del 2008, cuando el petróleo bajó de US$ 147 hasta los US$ 37/barril de estos días.
En un reciente texto dice Daniel Yergin, de Cambridge Energy Research Associates (CERA), que su análisis del alza sostenida de precios tuvo fundamentos correctos en tres factores: 1) la ausencia de nuevos grandes yacimientos de petróleo; 2) el enorme crecimiento de la demanda mundial de petróleo en los recientes años de bonanza, sobre todo, de las economías emergentes (China, India), y 3) al aumento de los costos de producción debido a la sobredemanda de equipos de exploración y explotación.
Estos factores apuntaban a un sostenido crecimiento de precios en el mediano plazo. Pero, continúa Yergin, hubo errores en dos aspectos cruciales. Primero, “creímos en la tesis del “desacople”, es decir, el resto del mundo no sería afectado por la recesión de EE. UU. La realidad de los últimos meses nos demuestra lo contrario: que en este mundo globalizado las economías están fuertemente ligadas, incluidos los países del llamado ‘BRIC’ (Brasil, Rusia, India y China)” (Financial Times, 10/11/08).
Segundo, no vimos la integración del mercado de futuros de los commodities y del petróleo con los mercados financieros especulativos, lo que causa una enorme volatilidad en los precios. La devaluación del dólar (por las rebajas de la tasa de interés en EE. UU. para combatir la crisis financiera y la recesión) hizo que los inversionistas, para protegerse, entraran en masa a los mercados de commodities, elevando el precio (Testimonio ante el Congreso de EE. UU., 25/06/08). Quizá por esas mismas razones el ministro Carranza pronosticó precios altos de los commodities por 15 años, en noviembre del 2007.
En julio del 2008, estas dos burbujas reventaron cuando ya no se pudo ocultar por más tiempo la realidad (de la recesión y de la crisis subprime) con la peregrina tesis del “desacople” y la negativa a reconocer que los especuladores no estaban “arbitrando” los precios sino provocando la burbuja que llevó los precios a US$ 148/barril. Después del desplome, no quedó más que reconocer el por qué de los desaciertos.
¿Cuáles son los pronósticos para el futuro? Pues ya casi nadie se anima y dicen que eso depende de cuán larga sea la recesión, cuán grande el golpe a los consumidores privados y cuál será el costo de las dos guerras (Irak y Afganistán), así como del enorme salvataje financiero y los programas de reactivación de Obama. Todo lo cual aumentará el déficit fiscal de EE. UU. y la disponibilidad de capital y crédito.
Como se aprecia, los analistas se han vuelto “cautos a la fuerza” o, lo que es lo mismo, se acabaron los tiempos de los gurús pronosticadores de los precios del petróleo. Quién sabe por cuánto tiempo.
Dicho esto, los errores en el pronóstico son la regla y los aciertos la excepción. Esto se debe a una serie de factores, entre ellos el comportamiento del cártel de la OPEP y la inestabilidad del Medio Oriente, donde se encuentra el 61% de las reservas petroleras del mundo (Arabia Saudita, Irán e Irak tienen el 43%).
Pero los gurús no solo fallaron en predecir el alza. También se equivocaron en pronosticar el desplome que comenzó a mediados del 2008, cuando el petróleo bajó de US$ 147 hasta los US$ 37/barril de estos días.
En un reciente texto dice Daniel Yergin, de Cambridge Energy Research Associates (CERA), que su análisis del alza sostenida de precios tuvo fundamentos correctos en tres factores: 1) la ausencia de nuevos grandes yacimientos de petróleo; 2) el enorme crecimiento de la demanda mundial de petróleo en los recientes años de bonanza, sobre todo, de las economías emergentes (China, India), y 3) al aumento de los costos de producción debido a la sobredemanda de equipos de exploración y explotación.
Estos factores apuntaban a un sostenido crecimiento de precios en el mediano plazo. Pero, continúa Yergin, hubo errores en dos aspectos cruciales. Primero, “creímos en la tesis del “desacople”, es decir, el resto del mundo no sería afectado por la recesión de EE. UU. La realidad de los últimos meses nos demuestra lo contrario: que en este mundo globalizado las economías están fuertemente ligadas, incluidos los países del llamado ‘BRIC’ (Brasil, Rusia, India y China)” (Financial Times, 10/11/08).
Segundo, no vimos la integración del mercado de futuros de los commodities y del petróleo con los mercados financieros especulativos, lo que causa una enorme volatilidad en los precios. La devaluación del dólar (por las rebajas de la tasa de interés en EE. UU. para combatir la crisis financiera y la recesión) hizo que los inversionistas, para protegerse, entraran en masa a los mercados de commodities, elevando el precio (Testimonio ante el Congreso de EE. UU., 25/06/08). Quizá por esas mismas razones el ministro Carranza pronosticó precios altos de los commodities por 15 años, en noviembre del 2007.
En julio del 2008, estas dos burbujas reventaron cuando ya no se pudo ocultar por más tiempo la realidad (de la recesión y de la crisis subprime) con la peregrina tesis del “desacople” y la negativa a reconocer que los especuladores no estaban “arbitrando” los precios sino provocando la burbuja que llevó los precios a US$ 148/barril. Después del desplome, no quedó más que reconocer el por qué de los desaciertos.
¿Cuáles son los pronósticos para el futuro? Pues ya casi nadie se anima y dicen que eso depende de cuán larga sea la recesión, cuán grande el golpe a los consumidores privados y cuál será el costo de las dos guerras (Irak y Afganistán), así como del enorme salvataje financiero y los programas de reactivación de Obama. Todo lo cual aumentará el déficit fiscal de EE. UU. y la disponibilidad de capital y crédito.
Como se aprecia, los analistas se han vuelto “cautos a la fuerza” o, lo que es lo mismo, se acabaron los tiempos de los gurús pronosticadores de los precios del petróleo. Quién sabe por cuánto tiempo.
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