Por Humberto Campodónico
La decisión de “posponer” la modernización de la Refinería Talara evidencia la voluntad del ministro Pedro Sánchez, y acaso de todo el gobierno, de privatizar Petroperú. Esta decisión constituye un hecho grave que debe ser revertido a la brevedad.
En el siglo XXI, la disponibilidad de energía y agua y la lucha contra el calentamiento global ocuparán un lugar central en las estrategias de todo el planeta. La conducción de esas políticas les corresponde a los Estados, pues “la libertad de los mercados” ha desembocado, de un lado, en la contaminación generalizada y, de otro, en la crisis financiera global que se ha convertido en una crisis sistémica.
Las conferencias mundiales y latinoamericanas sobre integración energética, impulso a las energías alternativas (eólicas, biomasa, geotermia) y cambio de la matriz energética están lideradas por los Estados y sus empresas públicas. Con la liquidación de Petroperú, el Estado se quedaría sin capacidad real para impulsar estas políticas. Lo mismo sucede con la inversión en centrales hidroeléctricas (no contaminantes) donde Electroperú debe cumplir un rol central, como sucedió con la construcción del Mantaro.
En el impulso al autoabastecimiento, las empresas públicas, como Ecopetrol y Petrobrás han tenido, y tienen, un rol central. En Chile, país que no tiene petróleo, la estatal ENAP lo explota en Ecuador, Colombia y Argentina y es dueña de las dos refinerías más importantes (si los privados quieren pueden construir otras, pero el Estado no ha vendido las suyas).
En los mercados nacientes, como el gas natural, YPF de Argentina fue la pionera en los años 50, mientras que Ecopetrol comenzó la construcción de la red de gasoductos en los años 90 que luego fueron vendidos a empresas privadas. Por el contrario, la integración energética con gas natural impulsada por privados argentinos y chilenos terminó en el fracaso total y es ENAP quien ha liderado la construcción del Terminal que permitirá la importación de gas.
En el Perú es al revés. Hace 4 años que la construcción de gasoductos regionales no se lleva a cabo porque “no hay demanda”; no entienden que la demanda hay que crearla impulsando esta “industria naciente”. Los lobbies exportadores cambiaron todas las leyes y ahora exportarán a México las reservas del Lote 56 –que el Perú recibió gratis de Shell–. Hace poco, el ministro Sánchez dijo que ya no hay gas para el sur andino ni para Ilo, por lo que ese proyecto tendría que usar el gas caro que descubra Repsol. Increíble.
En el mercado interno, las empresas estatales compiten con las privadas y, también, cumplen un rol regulador, para que los privados no vendan al precio que les da la gana, como sucede hoy con los alimentos. Si Talara deja de producir, aumentará la importación de combustibles –que son 30% a 40% más caros–. Repsol La Pampilla tendría un monopolio refinador y las importadoras, como ENAP de Chile (a través de Manu Perú), aumentarían su participación, haciéndonos dependientes.
Ecopetrol y Petrobrás están inscritas en la Bolsa de Valores, pero el Estado conserva su control. Aquí, con el DL 1031 (junio 2008) se pretende que se venda un mínimo de 20% de acciones de Petroperú (en Colombia, el límite máximo es el 20%). ¿Para qué? Pues para qué va a ser: para privatizarla en la Bolsa.
En Colombia, Chile y Brasil, el presidente y los directores de la empresa deben satisfacer elevadas exigencias técnicas. También existen Comités de Auditoría de Gestión y Supervisión de inversiones en los que participa el sector privado a través de sus gremios empresariales con el objetivo de velar por el buen uso de los fondos públicos.
Pero aquí, si bien la Ley 28840 dispone potenciar a Petroperú, los directores (como Químper) son nombrados a dedo por el Ejecutivo y la capacidad de fiscalización no es adecuada. Esto debe motivar reflexión y cambios, claro. Para el ministro Sánchez, por el contrario, se abre una “ventana de oportunidad” para privatizar, usando su cargo de presidente de la Junta General de Accionistas. Por eso es que no se ha nombrado un nuevo presidente de Petroperú: para tomar él todas las decisiones.
La modernización de Petroperú en todos sus aspectos, comenzando por la Refinería de Talara de 62,000 a 90,000 barriles diarios, debe ser retomada ya. Sería un grave error dejar que prospere la iniciativa Sánchez.
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