La medida también comprende a la venta del Diésel N.° 1
Ante su incapacidad e inacción para controlar el traslado de kerosene y Diésel N.° 1 a las zonas de producción de pasta básica de cocaína, el gobierno dispuso la prohibición gradual de la venta de estos combustibles, la cual será suprimida definitivamente en el plazo de un año.
El la zona del valle de los ríos Apurímac y Ene (VRAE), la eliminación total de la venta de estos combustibles se efectuará en un plazo de seis meses. En zonas de extrema pobreza, el kerosene, que se emplea en las cocinas se sustituirá con el Gas Licuado de Petróleo (GLP).
El respectivo decreto supremo, publicado en El Peruano, autoriza a la Dirección General de Hidrocarburos del Ministerio de Energía y Minas (MEM) a cancelar o modificar todas las inscripciones en el Registro de Hidrocarburos de los Consumidores Directos y Distribuidores Minoristas de los mencionados productos.
Según el Presidente del Consejo de Ministros, la medida se justifica debido a la baja en el consumo, “de 22 mil barriles diarios registrado en 1995 en la actualidad ha bajado a 900 barriles, de los cuales 120 se destinan al narcotráfico”, según indicó.
No obstante, además de su uso en las cocinas domésticas de zonas pobres, el kerosene tiene utilidad como disolvente de grasas y para eliminar insectos.
Yehude Simon indicó que las amas de casa pueden emplear el gas licuado, que es más barato que el kerosene y que el proceso de reducción del consumo de kerosene en el país que se agilizó aún más con el proyecto de Gas de Camisea. Sin embargo, este gas se niega a las industrias que lo han solicitado, por la insensatez de persistir en su exportación.