Petróleo, Irak y el dinero astuto
Por Humberto Campodónico
Por Humberto Campodónico
Hace poco, el gobierno regional kurdo de Irak promulgó una ley que le permite suscribir contratos de exploración y explotación de petróleo con empresas extranjeras. La ley es un abierto desafío al gobierno central de Irak, que ha redactado una ley "de carácter nacional", pero que no ha podido ser aprobada este año en el Parlamento debido al entrampamiento de posiciones entre chiítas, sunitas y kurdos.
Las reservas de petróleo de Irak ascienden a 111,000 millones de barriles, las terceras en el mundo, precedidas solo por Arabia Saudita e Irán. Más del 70% de las reservas están en el sur, en territorio chiíta, mientras que un 15% está en el norte, sobre todo en territorio habitado por los kurdos. Los sunitas del centro del país casi no tienen petróleo. Su producción de 2 millones de barriles diarios es el 66% del PBI y el 97% de sus exportaciones. Así, el petróleo es el sueldo de Irak.
Lo que ha sorprendido a gran cantidad de políticos y analistas es que la empresa Hunt Oil firmó a principios de setiembre un contrato con el gobierno regional kurdo para la exploración de petróleo. Dice Paul Krugman, reconocido economista: "Ray L. Hunt, el presidente de Hunt Oil, es un aliado político cercano de George Bush. No solo eso, Hunt es miembro del Comité de Asesores en Inteligencia Extranjera del Presidente, una entidad clave" ("La gran ofensiva, y luego la puñalada", New York Times, 14/9/2007).
Es ampliamente conocido que uno de los principales objetivos de las grandes empresas petroleras de EEUU, y del mundo, es volver a poseer los yacimientos petroleros del Medio Oriente, que fueran nacionalizados en la década del 70 por Arabia Saudita, Irán, Irak, Kuwait y Emiratos Árabes Unidos, principalmente.
Por eso, la invasión a Irak era como "poner una pica en Flandes". Y se esperaba que se respetara el proclamado plan de Bush para que la ley petrolera iraquí entregue el petróleo a las empresas extranjeras, claro, pero "respetando el principio de un Irak unitario". De hecho, los funcionarios iraquíes ya están conversando con Shell, Chevron y Conoco acerca de las áreas que les podrían ser entregadas.
Ese no es el caso del tejano Ray Hunt (1), pues "al poner su plata en un acuerdo con los kurdos, a pesar del desacuerdo de Bagdad, está apostando, en lo esencial, a que el gobierno de Irak no podrá salir adelante –de hecho, no ha podido cumplir ninguno de los objetivos trazados por Bush en enero–. Lo que Hunt ha hecho, efectivamente, es apostar contra la supervivencia de Irak como nación, en cualquier sentido concreto del término" (New York Times, 14/9/2007).
Añade Krugman que, por sus relaciones políticas, Hunt debe estar muy bien informado de lo que acontece en Irak: la derrota parece estar tocando la puerta. Pero eso no parece ser un problema para las empresas, pues lo que les interesa es estar cada vez más cerca de la recuperación de los yacimientos petroleros, a lo que se opone fuertemente buena parte de la población iraquí y, sobre todo, los sindicatos petroleros (ver "Petróleo iraquí: ¿vuelven las Siete Hermanas?, www.cristaldemira.com, 26/3/2007).
Conclusión: "el dinero astuto sabe que la gran ofensiva de EEUU ha fracasado, que la guerra está perdida y que Irak va por el camino de Yugoslavia. Y sospecho que la mayoría de la Administración Bush –incluso el propio Bush– lo sabe también" (ídem).
(1) En el Perú, Hunt Oil es uno de los principales accionistas del consorcio Camisea (con el 25.2%), que explota los Lotes 88 y 56. H unt Oil es también el socio mayoritario (50%) del consorcio Peru LNG que, del otro lado de la mesa, le compra gas natural al consorcio Camisea para exportarlo a terceros países; hace poco se anunció que se van a exportar a México 2.8 billones de pies cúbicos (trillones, en inglés).
Todo los artículos del autor pueden ser leídos en: www.cristaldemira.com