Perú LNG: amarrados a las cadenas del Henry Hub

Por Humberto Campodónico


A diferencia de la casi totalidad de los productos básicos, el gas natural no tiene un precio internacional de referencia aceptado en todos los mercados. Ese es uno de los principales problemas que tiene la exportación del gas de Camisea. Veamos.


Por ejemplo, el precio del cobre se determina, en lo esencial, en el mercado de Londres (London Metal Exchange) y en el de Nueva York (Comex). El precio del trigo y el maíz siguen lo que manda el Chicago Mercantile. En el petróleo, para el mercado de EEUU manda el West Texas Intermediate (WTI) que se cotiza en el New York Mercantile Exchange y el precio “marcador” en Europa es el crudo Brent, que cotiza en Londres.

Uno de los factores clave que inciden en la aceptación del precio que se fija en estos mercados (aparte de lo esencial: allí está la demanda más importante) es la generalizada facilidad para el transporte de estos “commodities”. Usted puede poner un barril de petróleo, una tonelada de maíz, trigo, soya, cobre, oro y hierro en cualquier lugar del mundo en cuestión de horas, días o, máximo, un par de semanas.

No sucede lo mismo con el gas natural. Hasta hace poco, debido a sus condiciones físicas y químicas, el gas solo podía ser transportado a través de gasoductos. El ejemplo más claro es el gasoducto trans-siberiano que recorre más de 4,500 km para abastecer el mercado europeo. En América Latina, se construyeron 5 gasoductos entre Argentina y Chile (hoy casi en desuso) y el gasoducto Santa Cruz-Sao Paulo tiene 3,150 km.

Es por eso que los precios del gas no se fijan tomando como referencia lo que dice “el mercado internacional”, sino que provienen de acuerdos entre las partes. Así, el precio del gas natural en Colombia (que no lo exporta) es distinto al boliviano y este es distinto al argentino que, a su vez, difiere del peruano. Y así.

En EEUU sí existe un precio “de mercado” y es el llamado “Henry Hub” de Luisiana, punto nodal de muchos gasoductos. El precio Henry Hub tiene una cierta ligazón con el precio del petróleo, aunque los especialistas aún no se ponen de acuerdo para explicar por qué muchas veces ambos van en direcciones opuestas.

Dicho esto, en los últimos años ha venido cobrando importancia el transporte de gas en buques metaneros, lo que se llama Gas Natural Licuado (GNL). Previamente el gas tiene que licuefactarse (se reduce 400 veces su volumen), se sube al buque y en el puerto de destino se le regasifica para recobrar su volumen normal. Todo esto cuesta entre US$ 1,500 y 2,500 millones.

Se afirma que, a medida que se desarrolle el mercado de GNL, el gas se volverá un “commodity” y su precio será el mismo en todo el mundo. Pero mientras eso no suceda, los precios del gas seguirán siendo distintos pues no hay un mercado “unificador”.
Pero, ojo, si alguien decide exportar GNL a EEUU, va a tener que vender al precio “Henry Hub”, porque, allí sí, manda ese precio. Debido a ello, el precio a pagar al productor local se determina con el método “netback”, es decir, se descuentan todos los costos (la regasificación, los buques, la licuefacción y el ducto de Camisea a Cañete).

Es allí que está el problema porque, hoy, el Henry Hub está en US$ 3.67 por mil pies cúbicos y todos los costos suman entre US$ 3.20 a 3.50 por mil pies cúbicos. Por eso, el precio que recibirá el productor es bajísimo (menor que el que pagan los peruanos; ver Exportar gas es un mal negocio, www.cristaldemira.com, 01/08/09), lo que influye en las regalías y los ingresos fiscales que recibe el Estado.

Como Repsol le va a vender el GNL de Camisea a México, está amarrado a las cadenas del Henry Hub. No sucede lo mismo con los demás productores de América Latina. Para muestra un botón: el GNL que acaba de llegar a Chile se va a vender entre US$ 12 y 14 por mil pies cúbicos. Solo a nosotros nos hacen “cholitos” pues venden el gas que nos falta para el abastecimiento interno al mercado que paga el peor precio.

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