El consorcio que hoy explota el Lote 88, que posee las mayores reservas de gas de Camisea, obtuvo la buena pro en enero del 2000, bajo Fujimori. En diciembre del 2000, bajo Paniagua, se firmó el contrato para traer a la costa el gas natural y los líquidos, lo que se realizó en agosto del 2004.
Desde el inicio estaba claro que el gas natural se iba a destinar única y exclusivamente al mercado interno porque solo se pensó en el mercado de Lima (para más adelante se dejó la construcción de llevarlo a otras regiones).
No estuvo contemplada, entonces, la exportación de gas, aunque sí la de los líquidos del gas natural (que se manifiestan cuando el gas sale a la superficie). Justamente, como los líquidos (diesel, GLP, nafta) se venden a precio internacional, son ellos los que permiten la recuperación de la inversión (en el 2008, los ingresos del consorcio Camisea correspondieron, en un 90% a los líquidos y solo en un 10% al gas natural).
Pero últimamente se viene diciendo, por algunos funcionarios toledistas, y también del actual gobierno, que desde el principio se podía exportar el gas del Lote 88 porque así lo establece una de las cláusulas del contrato.
Pero lo que afirman es falso, porque el negocio de la exportación solo se planteó cuando la Shell entregó al Estado el Lote 75, donde había encontrado dos (2) bpc que no podía explotar por diversos motivos. ¿Cuándo entrega este Lote la Shell, después de haber invertido US$ 60 millones de 1997 al 2001?
Lo entrega el 15 de marzo del 2001, tal como lo señala la Memoria Anual de Perupetro (Cuadro 5, página 19). Es después de esa fecha que Hunt Oil le “echa el ojo” a ese regalo de Dios que nos dio la Shell para ver si ponía en marcha el negocio de exportación a México.
Así en el 2003, el ex ministro Jaime Quijandría “detalló que el total de requerimientos del mercado a la altura del 2026 sería del orden de 7.9 TCF, de los cuales 3.2 TCF corresponderían al mercado interno y 4.7 TCF al mercado de exportación” (1/6/03, Notihoy # 923 del MEM). El contrato del Lote 56 para la exportación se firma recién en junio del 2004, dos (2) meses antes que llegue a Lima el gas del Lote 88.
Queda clarísimo que los dos proyectos fueron concebidos como independientes el uno del otro. Pero ahora se quiere hacer creer a la opinión pública que el proyecto del mercado interno del Lote 88 y el de exportación del Lote 56 eran uno solo desde el inicio. Otra vez, falso. Miente quien siga afirmando tamaño despropósito.
El objetivo de “unificar” los proyectos es minimizar todos los cambios habidos en la legislación vigente sobre hidrocarburos con el objetivo de que el Lote 56 (que no tenía la suficiente cantidad de reservas para la exportación) tome reservas “prestadas” del Lote 88 para cumplir sus compromisos. Más preciso es decir que nos roban las reservas del Lote 88 (el primer gran regalo de Dios).
Vayamos más lejos: si contáramos con un Plan Energético de Largo Plazo, incluso el gas del Lote 56 no debió destinarse para la exportación, pues va a ser necesario para el consumo interno.
Para terminar, los que “unifican” los proyectos dicen que como en las cláusulas de los contratos se preveía la exportación, no había necesidad de cambiar ninguna ley para poder exportar el gas del Lote 88. Pero no pueden ocultar el sol con un dedo: las leyes se cambiaron y se expidió el DS 055 2005 EM que permitió la renegociación del Lote 88 para que sus reservas vayan a la exportación.
Si todo estaba bien, ¿para qué se hizo todo lo anterior? El Presidente García ha dicho que allí hubo delito y la pregunta que no responde este gobierno, que ha acusado de corrupción al presidente Toledo es, ¿quién corrompió al Presidente? ¿No tendría que ser la otra parte, la parte interesada?
Por eso, el objetivo debe ser recuperar, de inmediato (y no a cuentagotas) el 100% de las reservas actuales y futuras del Lote 88. No van por ese camino las negociaciones del actual gobierno.
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