Por Humberto Campodónico
La volatilidad de los precios del petróleo en los últimos dos años no se había visto nunca en la historia. Primero, los precios se duplicaron de US$ 70 a 140/barril, de julio a 2007 a julio del 2008. En los siguientes seis meses los precios se cayeron de US$ 140 a 35 por barril. Y ahora, de febrero a setiembre de este año, los precios se duplicaron nuevamente, pasando de US$ 35 a 70/barril. Todo esto ha sucedido sin que haya habido una sola interrupción importante de la oferta de petróleo en alguna parte del mundo.
Esto lo dijo Michael Masters en EE. UU. ante la Comisión Reguladora de Commodities (CFTC) el 5 de agosto del 2009, que tuvo como objetivo establecer el porqué de estos súbitos y enormes cambios en los precios (que los economistas llaman volatilidad).
Masters es propietario de una firma que interviene en el mercado de futuros del petróleo. Afirma que la mencionada volatilidad tiene su origen en la “invasión” de estos mercados por los inversionistas del sector financiero. Ellos han “malogrado” el mercado de los “commodities”, que “funcionaba bien” hasta que llegaron los especuladores.
Masters demuestra que desde 1996 hasta el 2006, la volatilidad de los precios osciló alrededor de 30 a 40% (eje izquierdo). En ese lapso el mercado de futuros subió su volumen poco a poco, pasando de 100,000 a 200,000 intervenciones. Pero desde mediados del 2006 se triplica hasta 700,000 el volumen de intervenciones, pues los inversionistas financieros salen de los sus mercados tradicionales y se vuelcan a los de commodities.
Hasta julio del 2008, la volatilidad se mantiene estable. Pero luego comienza la volatilidad masiva. Conclusión: los especuladores financieros causan la volatilidad —y del alza del precio—.
Afirmaciones como la de Masters siempre fueron rechazadas por los analistas de Wall Street, pues “en todos los mercados siempre prima la oferta y la demanda”. Por definición, entonces, no era cierto que los inversionistas financieros “direccionaran” los precios en esos mercados, lo que inmediatamente rebotaba en los medios de comunicación como si se tratara de una verdad absoluta.
Pero la marea ha cambiado. Ahora hasta la Agencia Internacional de Energía de la OCDE admite que existen dos enfoques: el de los “fundamentos” del mercado y el de la especulación. Dice la AIE: “ambos juegan un rol importante”. Añaden que “la especulación puede determinar los precios en el corto plazo pero, en el largo plazo, los precios se determinarán sobre todo por los fundamentos del mercado”. Por imperceptible que parezca, esto rompe cualquier cantidad de dogmas.
Por eso el CFTC ha puesto ya límites a los niveles de inversión de los especuladores (también en los mercados de futuros de los minerales, así como del trigo, el maíz y la soya) para evitar la volatilidad, que ocasiona serios perjuicios a las industrias y los consumidores.
Para terminar, el respetado gurú petrolero Daniel Yergin ha dicho: “una característica de esta nueva etapa es que el petróleo ha desarrollado una doble personalidad: es una materia prima (commodity) pero ahora es también un activo financiero” (El petróleo sigue siendo el número 1”, Foreign Policy, setiembre 2009).
Esta esquizofrenia provocó, en parte, las enormes sobreganancias de las empresas petroleras y, también, las propuestas de impuestos a las ganancias extraordinarias de Obama, McCain y Hillary Clinton. Pero aquí sigue primando el dogma del “libre mercado”, lo que, en los hechos, favorece las enormes ganancias de las petroleras y mineras.
Todos los artículos del autor pueden ser leídos en: www.cristaldemira.com
Hasta julio del 2008, la volatilidad se mantiene estable. Pero luego comienza la volatilidad masiva. Conclusión: los especuladores financieros causan la volatilidad —y del alza del precio—.
Afirmaciones como la de Masters siempre fueron rechazadas por los analistas de Wall Street, pues “en todos los mercados siempre prima la oferta y la demanda”. Por definición, entonces, no era cierto que los inversionistas financieros “direccionaran” los precios en esos mercados, lo que inmediatamente rebotaba en los medios de comunicación como si se tratara de una verdad absoluta.
Pero la marea ha cambiado. Ahora hasta la Agencia Internacional de Energía de la OCDE admite que existen dos enfoques: el de los “fundamentos” del mercado y el de la especulación. Dice la AIE: “ambos juegan un rol importante”. Añaden que “la especulación puede determinar los precios en el corto plazo pero, en el largo plazo, los precios se determinarán sobre todo por los fundamentos del mercado”. Por imperceptible que parezca, esto rompe cualquier cantidad de dogmas.
Por eso el CFTC ha puesto ya límites a los niveles de inversión de los especuladores (también en los mercados de futuros de los minerales, así como del trigo, el maíz y la soya) para evitar la volatilidad, que ocasiona serios perjuicios a las industrias y los consumidores.
Para terminar, el respetado gurú petrolero Daniel Yergin ha dicho: “una característica de esta nueva etapa es que el petróleo ha desarrollado una doble personalidad: es una materia prima (commodity) pero ahora es también un activo financiero” (El petróleo sigue siendo el número 1”, Foreign Policy, setiembre 2009).
Esta esquizofrenia provocó, en parte, las enormes sobreganancias de las empresas petroleras y, también, las propuestas de impuestos a las ganancias extraordinarias de Obama, McCain y Hillary Clinton. Pero aquí sigue primando el dogma del “libre mercado”, lo que, en los hechos, favorece las enormes ganancias de las petroleras y mineras.
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