Jorge Manco Zaconetti
En verdad en PetroPerú todo lo que está aconteciendo es una “crónica de una muerte anunciada como diría el colombiano García Márquez”. Se manifiestan las 7 plagas que profundizan la crisis de la petrolera estatal. Anuncian la reprivatización de rentables lotes que le fueron transferidos a PetroPerú por dos años con contratos que vencían en noviembre del 2026. Una nueva traición del gobierno de la Sra. Boluarte para complacer a la derecha bruta y achorada (DBA).
Fuerzan la renuncia del presidente del directorio de PetroPerú, el economista Carlos Linares, especialista en finanzas y responsable de la ingeniería financiera del endeudamiento externo de PetroPerú desde el 2016 con argumentos nimios de parte de la Contraloría General de la República. Ante la corrupción generalizada en el Congreso de la República, gobiernos regionales y los lujosos Rolex de la Sra. Boluarte, la preocupación central del Contralor es un problema de dietas y viáticos en la Presidencia de Cofide.
Para colmo estará paralizada la Planta de Flexicoking de la Nueva Refinería de Talara (NRT) hasta junio del presente, esta es la unidad que agrega valor a la Nueva Refinería que en lugar de procesar a su máxima carga de 95 mil barriles diarios, refinará menos de 72 mil barriles por día, con lo cual disminuye su rentabilidad. Esta unidad hace posible la transformación de los petróleos residuales de bajo valor en productos refinados como diésel 2 limpio de azufre y gasolinas de alto octanaje, productos de mejores precios. Por fallas estructurales en su construcción tendrá una parada de tres meses, abril, mayo, junio, con lo cual los flujos de la refinería no serán positivos.
Es decir, la rentabilidad será negativa en el segundo trimestre, como lo ha sido en el primer trimestre del 2024. Como si hubiese una “quinta columna en PetroPerú “ o una mano negra tampoco funciona la unidad de cogeneración eléctrica que supuestamente otorgaba autonomía energética a la Nueva Refinería de Talara. Así cuando hubo un apagón en el Sistema Eléctrico del Centro Norte, la refinería estuvo sin suministro eléctrico paralizada.
REPRIVATIZACIÓN A LO FUJI
El 2 de mayo del presente, la agencia de contratos PerúPetro acaba de anunciar la privatización de los rentables lotes petroleros I, VI y Z-69 antes denominado Z-2B, que fueron adjudicados a PetroPerú en noviembre del 2023 solamente por dos años, es decir un contrato temporal que le significaba a la Refinería de Talara una producción diaria de 7 mil barriles diarios de un crudo de alta calidad.
Según el gerente general de PerúPetro, Carlos Pantigoso, debemos asumir de común acuerdo con su directorio y su presidente, se habría adoptado la decisión de reprivatizar los rentables lotes petroleros con el argumento de la crítica situación financiera de PetroPerú, que al primer trimestre del 2024 arroja mayores pérdidas económicas, en relación al primer trimestre del 2023.
Así, en el primer trimestre del 2022 la utilidad neta era positiva por un valor de US $ 106 millones de dólares, en el primer trimestre del 2023 la pérdida neta fue de US $ 158 millones de dólares y al primer trimestre del 2024 la pérdida neta se profundiza pues llega a los US $ 183 millones en rojo.
Todo ello tiene su explicación en la pérdida de mercado de combustibles donde PetroPerú ha pasado de tener una participación del 48 % a menos del 28 %, y tiene que comprar el crudo que procesa a precios internacionales y los productos refinados como el diésel 2 limpio y abastecer el mercado interno incluso asumiendo pérdidas.
Cuando se analizan los pasivos corrientes es decir las deudas de la petrolera estatal que se deben pagar en un año, la deuda más importante es la contraída con los proveedores de crudo como la empresa china CNPC que operaba el lote X de Talara hasta el primer trimestre del 2024, como también Savia, Olympic entre otras.
Así, en el primer trimestre del 2023 las “cuentas por pagar comerciales”, es decir las deudas por las compras de crudo y productos refinados importados para abastecer el mercado interno se incrementaron de US $ 956 millones de dólares para subir a US $ 1,987 millones. Es decir, se incrementaron en US $ 1,031 millones lo que representa una variación de 107 %. Y la petrolera estatal no tiene caja para pagar estas cuentas, ni los pasivos financieros por más de US $ 1,266 millones que se tienen con los acreedores externos.
Al primer trimestre del 2024 el total de los pasivos corrientes se incrementaron fuertemente pasandode US $ 2,562 millones en el primer semestre del 2023 a más de US $ 4,467. En ese incremento debemos considerar la deuda por pagar a relacionadas por US $ 968 millones. Esta es la deuda que tiene PetroPerú con el propio Ministerio de Economía y Finanzas (MEF) por el socorro financiero otorgado en el 2022 y 2023.
Al no operar plenamente la unidad de Flexicoking, la planta que marca la diferencia con la competencia de La Pampilla / Repsol, no se obtendrán los US $ 472 millones de excedentes para el 2024 y no está garantizado el pago de los US $ 350 millones a los acreedores internacionales.
En este contexto la re privatización de los lotes de Talara constituye un fuerte golpe a la rentabilidad de la Nueva Refinería de Talara no solamente por las reservas probadas de petróleo y gas, sino que se atenta contra la “integración vertical de PetroPerú”, que significa explotar y refinar los hidrocarburos, obteniendo la renta petrolera y el margen de refino.
Prácticamente al negarle a PetroPerú la “integración vertical” que es la forma racional y técnica de operar en el sector de hidrocarburos, se condena a la petrolera estatal a comprar el petróleo de Talara y pagar precios internacionales, como ha sido la historia desde 1996 hasta el 2022. Esta será una nueva enajenación de riqueza para favorecer los intereses privados que han realizado un efectivo lobby en el Congreso de la República, una campaña masiva de desprestigio contra la petrolera estatal, y con ministros “ad hoc” a los intereses de la Sociedad Peruana de Hidrocarburos y gremios empresariales.
Sobre la rentabilidad de los lotes de Talara sirva de ejemplo el caso del lote I que desde 1994 fue explotado por la empresa constructora Graña y Montero, que sin mayor experiencia en el sector, y sin mayores inversiones de exploración pues solamente perforó un pozo exploratorio en 30 años, explotó este lote hasta diciembre del 2021 cuando fue transferido a PetroPerú. Se debe reconocer que este “pequeño y marginal” Lote I fue la “gallina de los huevos de oro” pues luego se hicieron del lote V, en el 2015 se apropiaron de los lotes III y IV, y luego asumieron los terminales del centro y norte de PetroPerú.
En el 2022 la rentabilidad obtenida por PetroPerú en el lote I de Talara que con una mínima producción de 500 barriles diarios, tuvo como utilidad neta US $ 6.7 millones de dólares. En tal sentido, con la producción del lote X en promedio de 12 mil barriles, donde la petrolera estatal participa con el 40% que será prestamente licuado a participaciones menores, por la obra y gracia de PerúPetro, a pesar de las reservas probadas de crudo y gas, que resultan equivalente a tener dinero en efectivo pues no hay riesgo en su explotación.
El lote X desde 1997 al 2023 se han extraído más de 122 millones de barriles de crudo que han sido compradas por PetroPerú para alimentar la Refinería de Talara. En todo ese período solamente se ha perforado un solo pozo exploratorio de riesgo y más de 1,200 pozos de desarrollo, aprovechando las reservas probadas, probables y posibles que dejó PetroPerú en diciembre de 1996 cuando dicho lote fue privatizado. Y pensar que se justificó su transferencia al sector privado pues se afirmaba que tenía solamente 40 millones de barriles y se requerían inversiones de riesgo. ¡Este fue un tremendo cuento chino!
En verdad, el nuevo directorio de PerúPetro ha tomado la decisión de reprivatizar los lotes petroleros, en especial de los lotes cuyos contratos fueron firmados por dos años en Talara, como hemos afirmado. Aprovechando la crítica situación económica financiera de PetroPerú que arroja pérdidas netas de US $ 183 millones de dólares, con un capital de trabajo negativo en US $ 2,821 millones al primer trimestre del 2024 (Activo Corriente menos Pasivo Corriente), la petrolera estatal tendrá que recibir una nueva oxigenación financiera, pues como hemos demostrado las principales cuentas por pagar del año, están constituidas por las compras de petróleo crudo y productos refinados necesarios para abastecer el mercado interno.
El ministro de Economía y Finanzas José Arista y el locuaz Ministro de Energía y Minas, Ing. Mucho Mamani debieran saber que las empresas petroleras son rentables cuando son “integradas”, es decir tienen producción propia de petróleo y gas, pues acceden a la renta petrolera, es decir, asumen la diferencia entre el precio internacional del crudo menos el costo interno de producción. Si el
precio es de US $ 80 dólares el barril y los costos internos a lo mucho suman los US $ 40 el barril, la diferencia es el excedente, la utilidad para la empresa y el Estado.
Históricamente PetroPerú siempre ha sido rentable para el Estado, salvo períodos críticos en razón de la injerencia política de los gobiernos de turno como sucedió en el período 1986/1990, y con la privatización de sus lotes y unidades más importantes como ocurrió en la década infame del fujimorismo.
Por ello, se debe identificar a los verdaderos responsables de la crisis económica financiera de la petrolera estatal, en especial aquellos que retrasaron adrede la construcción de las inversiones en las unidades auxiliares y complementarias de la Nueva Refinería de Talara en el 2015, que al final significaron tres años de atraso, pues esta debió estar operativa en junio del 2019. Esta demora de por sí explica en gran parte los sobrecostos que PetroPerú tiene que asumir.
Es más, así como se desenvuelven los hechos con un gobierno débil donde deciden los que perdieron las elecciones del 2021, la “DerechaBruta y Achorada (DBA)” con sus espadachines a sueldo, van por más: la privatización de la Nueva Refinería de Talara, que no se ha terminado de pagar, bajo el lema de ¡Vicios públicos y virtudes privadas!
Diario Uno, 04.05.2024