Por Humberto Campodónico
El tema clave que no ha sido mencionado por el presidente García con respecto al gas del Lote 58 de Petrobrás es: ¿a qué precio se va a vender en el mercado interno? La respuesta: se va a vender al precio internacional, porque así lo establece el contrato firmado. Lo mismo va a suceder con las reservas del Lote 57, que Repsol encontró hace dos años.
¿Cuál es el precio internacional? Depende de a quien se le exporte porque no hay un precio internacional uniforme. Pero, en todos los casos, ese precio va a ser por lo menos el triple de lo que hoy todos los usuarios pagamos por el gas del Lote 88. Veamos.
Bolivia le exporta gas a Brasil a US$ 5 por mil pies cúbicos (mpc) y a Argentina a US$ 6/mpc. Chile importa gas natural en buques al doble: está pagando US$ 10/mpc. Hoy en el Henry Hub de EEUU el gas se vende a USS4.50/mpc.
¿A cuánto se vende el gas del Lote 88 en boca de pozo? Cuesta US$ 1.50/mpc para las centrales eléctricas y US$ 2.50/mpc para los industriales y consumidores domésticos. Como se aprecia la diferencia va del doble al quíntuple, según los casos.
Lógicamente, Repsol y Petrobrás van a vender ese gas a precio internacional. Lo que quiere decir que vamos a pagar lo mismo que si lo importáramos (deducido el costo del flete). Exactamente igual como le sucede hoy a la Refinería de Talara: paga precio internacional por petróleo que —hasta 1996— le pertenecía. Y por eso, ojo, también lo vende a ese precio en el mercado interno.
Pero no sucede lo mismo con el gas del Lote 88 porque no se vende al precio internacional sino a un precio menor. ¿Por qué? Porque fue un “regalo de Dios” que nos dejó la Shell, ya que revirtió gratis al Estado. Lo mismo debiera suceder con el precio del gas del Lote 56.
Sin embargo, con la renegociación de enero del 2006 se permitió que se exporten a México, justamente, esas reservas baratas, lo que el propio García denunció como delito el 28 de julio pasado, pero que hoy calla. Hay que decirlo claro: no solo es un delito, es un despojo.
Aquí la paradoja es la siguiente: existen más reservas de gas, pero las baratas del “regalo de Dios” van a ser exportadas, mientras que vamos a tener que comprar –caras– aquellas que descubren Repsol y Petrobrás. Lo lógico sería que las reservas del Lote 88 vuelvan a su condición inicial y que se exporten las reservas del Lote 57 y 58. Pero las empresas no quieren y el gobierno cede ante ellas.
Quien sufrirá más el problema son nuestros compatriotas del sur andino, pues no van a tener gas del Lote 88, sino el gas con precio de importación de Repsol y Petrobrás. Con precios que triplican a los de Lima, ¿ustedes creen que alguien pondrá centrales eléctricas en el Cusco o Ilo?
Lo más probable es que el proyecto no sea rentable. Y quizá no arranque. Con lo cual se reforzará el centralismo limeño pues casi todas las termoeléctricas se instalarán en Chilca.
Para terminar, hace poco el Ing. Carlos Herrera Descalzi calculó cuánto nos costaría recomprar los 4.1 TCF que se van a exportar a México. La cifra fue US$ 40,000 millones. Esa realidad no ha cambiado nada por el hecho que se descubran más reservas, porque ellas “pertenecen” a Repsol y Petrobrás por la Ley 26221 de la época de Fujimori.
Por eso, hay que anular la renegociación del Lote 88 del 2006 y derogar la Ley 28552 para que todas sus reservas, actuales y futuras, garanticen el abastecimiento del mercado interno por un horizonte permanente de 20 años. Sobre eso no dice nada García, ni menos sobre el carácter estatal de Petrobrás mientras aquí languidece Petroperú.
Está muy bien que se encuentren nuevas reservas de gas. Pero muy mal que se venda en el mercado interno a precios internacionales. Y peor, que se exporten nuestras reservas baratas “regalo de Dios”. Como se ve, se lanzan cortinas de humo para celebrar triunfos que no existen.
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