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Paul Joseph Goebbels |
Por Xavier Caño Tamayo*
Falsedades, embustes, maquillajes de la cruda realidad, ocultaciones y camuflajes de la verdad bombardean con insistencia a la ciudadanía, simulando explicar la crisis. Son fieles al enunciado de Goebbels de que una mentira repetida se considera verdad. Y lo perpetra la minoría rica por medio de políticos, funcionarios internacionales, "expertos" a sueldo o medios a su servicio. El objetivo es convencer a la mayoría ciudadana de que no hay más camino que la austeridad, reducir el déficit público, apretarse el cinturón que ya vendrán tiempos mejores, afianzar el euro...
Destacan las falacias de que los mercados financieros (grandes especuladores) son necesarios y eficientes. Que favorecen el crecimiento económico. Que sus juicios sobre la solvencia de los estados son científicos y justos. Que las deudas públicas son desorbitadas por exceso de gasto social. Que es imprescindible reducir deudas públicas para que la economía funcione. Que lo peor para un país es no pagar su deuda. Que lo privado siempre es mejor que lo público. Que la ciudadanía ha vivido por encima de sus posibilidades y ahora ha de pagarlo con recortes. Que el Estado jamás ha de intervenir en economía porque es la ruina, además de ser pecado muy mortal. Que el despido barato ayuda a crear empleo. Que es poco realista e ineficaz subir los impuestos a los ricos. Que cuando los bancos están bien, fluye el crédito...