En el diario quehacer periodístico, es normal que un artículo o nota periodística toque aunque sea tangencialmente, asuntos que guardan cierta relación con el tema central del escrito. Ahora bien, lo que se debe tomar en consideración es que incluso en aquello que es colateral hay que tener cuidado.
Queremos tratar sobre una nota periodística que el 19 del presente mes en la sección deportes del diario La Primera, pág. 21, escribió Ivlev Moscoso Delgado con el título “¿El último cartucho?” Lo escrito por el señor Moscoso responde a una consulta que desde Uruguay le formularon para que él les diese información sobre el club tacneño Bolognesi. Leemos: ”Al igual que los brasileños [los uruguayos], se habían enterado que se trataba de un héroe de nuestro país en la guerra con Chile.” Hasta aquí simplemente da cuenta de la falta de información de los uruguayos sobre la institución deportiva tacneña. En tanto texto sobre deporte, allí pudo quedar la alusión al coronel Francisco Bolognesi.
Sin embargo, don Ivlev añade en seguida: “En realidad, la gesta heroica que nos enseñan desde el colegio por la defensa del morro de Arica es muy cuestionable. Bolognesi era ya un militar retirado, al igual que el francés Petain cuando lo llamaron a defender París en la Segunda Guerra Mundial. No estaba actualizado y fue muy poco (al igual que el galo, héroe en la Primera Guerra Mundial) lo que hizo para detener a los mapochos en el morro. Estando en ventaja por la locación (pese a la inferioridad de 4 a 1) no podía dejarse ganar la posición en sólo un par de horas, como lo hizo el ejército invasor”.
“Cuestionable”
Dice el señor Moscoso que lo que se enseña en los colegios sobre la gesta del 7 de junio es “muy cuestionable” (ojo, no sólo cuestionable sino “muy cuestionable”). ¿Por qué?, ¿cómo así? La respuesta la proporciona él mismo cuando nos dice que el héroe de Arica “era ya un militar retirado, al igual que el francés Petain…” No sabe —o no quiere saber— el periodista que el coronel Francisco Bolognesi era un hombre que no sólo daba órdenes a la gente bajo su mando sino que, además, participaba directamente en el combate, lo cual ocurrió en Arica, donde peleó hasta la muerte, y, meses antes, en Tarapacá, donde combatió pese a estar enfermo. Pero tan grave como la subestimación de Francisco Bolognesi por su edad o por su condición de retirado (“era ya un militar retirado”) reincorporado al servicio activo es que —no sabemos si por ignorancia o por mala intención— Moscoso lo pone en un mismo saco junto con el mariscal francés Philippe Pétain. Resulta que este militar fue, efectivamente, héroe en la Primera Guerra Mundial (1914-1918); pero en la Segunda Guerra Mundial (1939-1945) no solamente fue poco lo que pudo hacer para defender a Francia sino que se volvió colaborador del enemigo invasor (los alemanes), por lo que al término de la guerra fue condenado a muerte por traición (condena cambiada a cadena perpetua en consideración a su edad y a su buen desempeño en la Primera Guerra Mundial). Como vemos, Bolognesi y Pétain eran ancianos de muy diferente temple moral; no es justo equipararlos como si fuesen de la misma calidad humana.
“Ventaja por la locación”
Aun cuando don Ivlev reconoce que Bolognesi y los héroes de Arica enfrentaban a los rateros chilenos en inferioridad numérica (de 4 a 1, admite él), no les perdona que hayan sido derrotados “en sólo un par de horas”. Lo que el señor Moscoso no toma en cuenta es lo siguiente:
1) la batalla de Arica, tal como se dio el 7 de junio de 1880, sólo tenía por objeto poner en alto el honor1 nacional, puesto que además de la superioridad numérica de los ladrones chilenos, nunca llegaron refuerzos a Bolognesi; Arica era una batalla perdida desde el comienzo, era pura resistencia suicida;
2) las fortificaciones y obras de defensa de Arica eran deficientes; además, el sistema de minas explosivas tuvo fallas;
3) lo decisivo: la artillería2 de los ladrones chilenos era completamente superior en calidad y en número, y parte de los cañones peruanos no podían alcanzar con sus tiros las posiciones de los delincuentes chilenos, que tenían cañones de más alcance y mejor ubicados.
“Dejarse ganar”
En la parte final de su párrafo Ivlev Moscoso expresa con claridad el motivo de su crítica: “no podía dejarse ganar la posición en sólo un par de horas, como lo hizo el ejército invasor”. El mensaje de estas palabras es que Francisco Bolognesi, dada la ventaja compensatoria que tenía (la ubicación del campo de combate), pudo ganar o debió ganar la batalla; pero la perdió por ineficiente. Los testimonios de fuentes históricas peruanas y chilenas, que dan cuenta del heroísmo de nuestros compatriotas y de la imposibilidad material de una victoria peruana, no convencen al señor Ivlev Moscoso Delgado. O no las ha leído.
Con mucha razón, en diversas ocasiones, César Lévano y César Hildebrandt han hecho notar, desde las páginas de La Primera, la gran necesidad de que los periodistas tengan una suficiente cultura general y que sean gente que lee (aunque su tema sea el deporte, habría que añadir).
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1 Honor, palabra cuyo significado no muchos entienden.
2 ¿Sabe el señor Ivlev Moscoso qué es la artillería y para qué sirve? Cuando hablamos de artillería chilena hay que distinguir la artillería propia de los asesinos que se lanzaron al asalto del morro y la artillería de las naves de los terroristas chilenos que hacían fuego desde la bahía de Arica. Recordemos también que en el combate de Angamos ya prácticamente había desaparecido la fuerza naval peruana.