Escribe: César Vásquez Bazán
Responsable del minado de la plaza regresó a Arica hoy 6 de junio en horas de la tarde.
Bolognesi no lo acepta como parlamentario.
Elmore no intenta quedarse en la ciudad sitiada para cumplir su deber de detonar la triple red de minas y la mina central, que haría explotar Arica.
Puesto en libertad por los chilenos, antes de la batalla, se niega a regresar a Arica.
Cobardía y traición del joven ingeniero que estando profundamente convencido de la inutilidad de la resistencia decidió no ofrendar la vida junto a Bolognesi.
Extracto de la carta de Teodoro Elmore Fernández de Córdova a su señora madre, pocos días después de la Batalla de Arica (*). Elmore declara que “hubiera querido mil veces seguir la suerte de sus compañeros”. Sin embargo, cuando tuvo la oportunidad de quedarse en Arica o de regresar a ella se escudó en pretextos para no hacerlo. Reconoce Elmore que hizo falta en la batalla; que si él hubiera estado “adentro” de Arica las minas hubieran explotado y que detonar los explosivos era su misión en el combate.
En horas de la tarde de hoy, 6 de junio de 1880, regresó a Arica el ingeniero Teodoro Elmore, enviado como parlamentario por los invasores chilenos. El mensaje que portaba Elmore exigía la capitulación de la plaza. El coronel Bolognesi se negó a reconocerlo como parlamentario y le despidió indicándole contestar “que sólo estaba dispuesto a recibir parlamentarios en forma y con arreglo a las prescripciones militares del caso”.
Debe recordarse que el ingeniero Elmore era el responsable de hacer volar las minas que defendían Arica. Era el único que conocía como unir los alambres de las pilas, los positivos y los negativos, los cuales él mismo había dejado en desorden antes de ser capturado en Chacalluta por los invasores chilenos.
A pesar de tener conocimiento de su irremplazable conocimiento técnico, en su regreso a Arica como parlamentario Elmore no pidió permanecer en la ciudad para poner a punto las minas y proceder a hacerlas explotar durante el combate. Expresó que tenía que cumplir con la “palabra de caballero” empeñada al coronel chileno Lagos, a quien había prometido que regresaría con la respuesta de los defensores de Arica.
Peor aún, al retornar al campamento chileno, Elmore fue puesto en libertad por el coronel Lagos, pudiendo en ese momento –tras haber cumplido, supuestamente, con la “palabra empeñada” a los chilenos– regresar a Arica y unirse a sus excompañeros. El joven ingeniero no lo hizo, aduciendo en esta segunda oportunidad que prefería permanecer como prisionero de guerra en el campamento chileno (!).
La ausencia de Teodoro Elmore privó a los soldados peruanos de Arica del uso de la triple red de minas, uno de los principales mecanismos de defensa que el propio Elmore había recomendado a Montero y que Bolognesi había aprobado para el enfrentamiento contra los chilenos. Se sabe, por versión de Elmore, que en el flanco derecho de Arica se había colocado cinco series de minas; en el flanco izquierdo siete series de minas, y en el centro cuatro series. Cada serie de minas constaba de diez cargas; cada carga de diez kilogramos de dinamita. Elmore explicó que bajo el parque de Arica se había dispuesto una inmensa mina que encerraba treinta quintales de dinamita y que estaba destinada a hacer volar toda la ciudad.
¿Por qué motivos no permaneció Elmore en Arica y prefirió regresar a conversar con el invasor Pedro Lagos y permanecer en el campamento chileno como “prisionero de guerra”?
La primera razón es que Elmore tenía conocimiento que los chilenos habían desactivado la inmensa mayoría de las minas de Arica, al haberles revelado él la ubicación de éstas. ¿Qué podría responder a Bolognesi cuando, supuestamente, el ingeniero Elmore intentase detonar la dinamita y no se produjese ninguna explosión?
La segunda razón es que quienes permanecieron en Arica sabían que, muy probablemente, tendrían que ofrendar la vida defendiendo el honor del Perú. El caso de Elmore era distinto. Estaba profundamente convencido de la inutilidad de la resistencia y, por ello, no estaba preparado para el sacrificio máximo. El joven ingeniero careció del temple, valor y entereza para rendir la vida el 7 de junio de 1880 defendiendo al Perú.
La tercera razón es que Elmore percibió que sus excompañeros le habían retirado la confianza y no creían más en él como lo demuestra que hicieran caso omiso de sus informes sobre la dirección por la que atacarían los chilenos. Quizá el único aporte positivo de la visita a Arica de Elmore como parlamentario , fue el haber indicado varias veces a los defensores que el ataque chileno vendría por el Este y que allí deberían concentrarse las tropas. Los jefes peruanos no confiaban ni creían ya en Elmore. Pensaron que era una treta chilena para alterar los planes de defensa. La desconfianza que había generado con sus acciones el joven ingeniero indujo a los oficiales peruanos a desoír su información --que resultó cierta--: el ataque chileno se concentró en el lado Este de Arica.
(*) “Le aseguro, querida mamá, que hubiera querido mil veces seguir la suerte de mis compañeros, haciéndome pasar por las armas, a haber presenciado desde aquí la violencia del combate en que buena falta he hecho. La defensa estaba preparada con una red de minas que no se ha hecho estallar; los polvorazos y la santabárbara tenían sus mechas; los cañones sus cargas para destruirlos, etc., etc., y sólo un polvorazo y unos cuantos cañones han sido reventados, lo que a buen seguro no hubiera sucedido yo adentro; pues ésa hubiera sido mi misión durante el combate. De todos modos la resistencia de Arica hace honor al país y me alegro haber contribuido a prepararla llevando a cabo, aunque precipitadamente el plan que propuse a Montero”.
Fuente de la carta de Elmore: Gerardo Vargas Hurtado. 1921. La batalla de Arica. 7 de junio de 1880. Lima: Imprenta Americana, página 108.
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