Historiador tacneño recuerda que Tarapacá demostró la gran voluntad combativa de los soldados del batallón Zepita, conformado casi únicamente por luchadores del Perú profundo, comandados por el coronel serrano ayacuchano Andrés Avelino Cáceres
Coronel Andrés Avelino Cáceres, serrano ayacuchano que comandó el batallón Zepita en la Batalla de Tarapacá, unidad de combate conformada casi únicamente por peruanos indígenas
Entrevista realizada por Arturo Cruz Salazar, redactor de la revista Variedades, al doctor Jorge Basadre, autor de la monumental obra Historia de la República del Perú (Basadre 1978: 311-313).
—¿Cuál es a su juicio, doctor Basadre, el más importante significado de la batalla de Tarapacá?
—La batalla de Tarapacá es parte de todo un proceso,dentro del conjunto de la campaña terrestre. Para fines de mis investigaciones, yo he dividido la guerra en varias etapas. Primero, la campaña naval, de abril a octubre de 1879, una fase muy honrosa para el Perú, en que con un solo buque, el Huáscar, el Perú detiene la invasión chilena. Si se hubiese producido el milagro de que esa etapa se prolongase, habría sido posible que se produjese la mediación de potencias extranjeras. Seguidamente viene el segundo acto del drama, o sea la campaña terrestre. Esta campaña creo que puede dividirse en la siguiente forma. Primeramente, la parte en la que actúa el ejército de línea, el ejército profesional. Ésta es la campaña de Tarapacá que incluye diversas acciones, asimismo la batalla de San Francisco que pudo haberse convertido en la catástrofe máxima, que acaso habría ocasionado la dispersión del ejército peruano del mismo modo que se produjo la retirada de las tropas bolivianas. Derrotados los peruanos en esta batalla de San Francisco, al dirigirse hacia un cerro en donde estaba el ejército chileno con su artillería moderna y poderosa, se produce la retirada del ejército peruano. Ésta se realiza por tierra, porque ya no teníamos armada. Esa gente marcha hacia Tarapacá. Se trataba de un ejército que había pasado por una serie de sufrimientos, que tenía inmensas dificultades en alimentación, elementos militares, mapas, y en las condiciones más adversas, inclusive en el aspecto de municiones. Habíamos perdido también la poca importante artillería que tuvimos.
—Sí éste fue el ejército que llegó a Tarapacá, tan desprovisto de todo, entonces, ¿cómo se explica la victoria peruana?
—Hubo una razón poderosa, pero déjeme agregar algo antes. Así se gana la batalla, haciendo presente que además de la insuficiencia de armamento, nuestras fuerzas no tenían ni caballos ni cañones, o sea que los soldados de estas armas pelearon como infantes. Determinar si la ausencia de estas deficiencias en esta campaña podía haber cambiado el curso de la guerra sería entrar en el terreno de la fantasía. Este ejército mal comido, desprovisto de tantas cosas, sigue caminando. Victoriosos en Tarapacá, conscientes de que su presencia hacía falta en otros lugares, siguieron su caminata hacia Arica. Así pues, a la victoria de Tarapacá sigue la heroicidad de la marcha por el desierto, buscando las rutas más difíciles y peligrosas en previsión de nuevos enfrentamientos con las fuerzas chilenas que eran más numerosas por esos lugares. La marcha empieza el 28 de noviembre en Tarapacá, y llegan el 18 de diciembre a Arica. Este ejército, a pesar de las dificultades en alimentos y transportes, en su carencia de armamentos y pertrechos llega entero a Arica. Esto constituye pues un verdadero himno a las grandes condiciones que tiene el soldado peruano, el soldado indígena. Estaba entre ellos, por ejemplo, el batallón Zepita conformado casi únicamente por soldados indígenas, cuyo jefe era Cáceres, serrano. Y esto responde a la primera pregunta que me hizo sobre el significado que tiene este episodio: demostró la gran capacidad combativa del soldado peruano, el soldado indígena, capacidad que ya había evidenciado desde la época de la guerra de la independencia, protagonizando titánicas y veloces marchas a través de la sierra y combatiendo encarnizadamente.
Fuente
Revista Variedades
Reportaje de Arturo Cruz Salazar
Lima, 27 de noviembre de 1977
Basadre, Jorge. 1978. Apertura: Textos sobre temas de historia, educación, cultura y política, escritos entre 1924 y 1977. Lima: Ediciones Taller.
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