Hugo Ramírez Canaval
Contralmirante

Hemos informado muchas veces sobre la tremenda desigualdad de poderes combativos que por negligencia de nuestros políticos se había sumado al gigantesco apoyo del interesado capital inglés para la invasión de 1879…En esa triste realidad y después de burlarse de los marinos chilenos que contaban con una moderna y poderosa escuadra, nuestro glorioso “Gran Almirante del Perú” llegó al 8 de Octubre de 1879, impidiendo así, la invasión de nuestro territorio por más 6 meses.

combate de  angamos

El antiguo Huáscar lento y reparado de emergencia pero con los más eficientes profesionales oficiales y tripulantes, tenía solamente 2 cañones en la torreta giratoria, que se cargaban por la boca -como los arcabuces de Pizarro- y disparaban bolas de hierro, uno cada 8 minutos, sin las balas perforantes que tanto reclamaba GRAU; así, enfrentó a toda la moderna y poderosa escuadra chilena, verdad que operada por incapaces. Con doce cañones modernos y del mismo calibre que los del Huáscar; que disparaban tres al mismo tiempo cada dos minutos, con balas perforantes; además de otros 6 buques menores, todos muy modernos. Los “monstruosos” blindados chilenos, se turnaban desde popa -por la espalda- , sobre seguro, sin arriesgar nada, sabedores de que la torreta no podía apuntarles.

Nuestros historiadores nunca nos han contado sobre “la cacería perversa” de la que hablan los historiadores chilenos…Sucedió que sus “aliados” y guías ingleses les informaron que Grau no contaba con los proyectiles Palliser que podrían perforarles la coraza de 9 pulgadas y ante la realidad de que las balas esféricas del Huáscar rebotaban en sus cascos, los 2 civiles abogados que manejaban la marina chilena: el Ministro en Campaña Rafael Sotomayor y un tal Eulogio Altamirano, Comandante General de la Marina, por “consejos” de sus promotores y aliados ingleses, ordenaron preparar su escuadra para la campaña final contra el Huáscar, a fin de aplacar las iras de su pueblo, que les exigía acción.

El hecho es que llegada la hora, el 8 de Octubre de 1879, los combatientes se mostraron tal cual...¡Dos pueblos TAN diferentes!. Los comandantes chilenos, que “haciendo de tripas, corazón” entendieron de su segura “seguridad” con la “guapeada” de los ingleses, además de los reclamos de su pueblo , le prepararon una trampa. Cuando Grau se encontró cercado, ordenó “salvar La Unión”…Se quedó sólo, no se amilanó y como siempre, ordenó comenzar el combate, disparó el primer cañonazo y su bala-bola… ¡clon! dio en blanco, pero rebotó en la coraza del blindado enemigo el Cochrane y cayó al mar. Los chilenos no disparan y se acercan por “la espalda” para la cacería a 200 metros con balas perforantes y disparando 3 cañones cada vez, a un buque sin gobierno y con dos cañones sin balas y que no pueden disparar hacia los atacantes.

Atacándolos con el espolón, causó tremendo desconcierto entre los poderosos atacantes, que por tres veces estuvieron a punto de chocar entre ellos…¡Esos de la serenidad como en un tiro al blanco!

El mundo nunca ha visto un combate naval semejante. Los marinos no actúan así... ¡ni los piratas!. Pero los chilenos lo celebran como “actitudes dignas de elogio”, “una serenidad como en un tiro al blanco”, “pericia y sangre fría dignas de elogio”. Estimado lector, así lo cuentan los historiadores chilenos:

—Jorge Inostrosa dice: “La trampa estaba lista , solo faltaba la aparición de la presa que había de caer en ella: el Huáscar.”

—Carlos López Urrutia, dice: “... Grau veía que el combate era inevitable y ordenó disparar los cañones de la torre...(la bala que dio en blanco) rebotó en el blindaje...La Torre (era el comandante del Cochrane) cambió otra vez de rumbo...al mismo tiempo que se situaba en una posición en que el Huáscar no podía batirlo con los cañones de su torre...el Cochrane continuó la marcha y a 200 metros (siempre por la espalda) abrió sus fuegos. La distancia se seguía acortando...el primer disparo del Cochrane perforó el casco del monitor matando o hiriendo de gravedad a 12 de los hombres que ronzaban la torre. Un segundo disparo cortó el guardín del timón y el buque se quedó sin gobierno. Desde ese momento fue necesario gobernar el Huáscar con aparejos. Diez minutos más tarde, una segunda andanada del Cochrane dio en la torre de mando y estalló dentro matando instantáneamente a Grau… no quedaba en servicio más que un solo cañón de la torre, pues la artillería del Cochrane había inutilizado el otro”. Continúa diciendo: “El Huáscar tenía 45 muertos entre los que se contaban los 4 oficiales de mayor grado… Había recibido 27 impactos de cañones de 9 pulgadas... (balas que estallaban una vez adentro)…Las bajas chilenas eran insignificantes, apenas un muerto y 9 heridos.” .

—Luis Langlois, dice: “El Huáscar disparó sobre el Cochrane sus primeros cañonazos. Nuestro blindado no contestó. Con una serenidad digna de elogios (¿?) su comandante no se preocupó del fuego enemigo, siguió avanzando sobre él, a fin que de los disparos fuesen más certeros y terribles.”

Continúa diciendo: “El combate , no hay duda, era desigual y los peruanos soportaron con notable valor esta desproporción de fuerzas... La táctica desplegada por el comandante del Cochrane es digna de ser recordada porque pone de manifiesto sangre fría y pericia(¿?). No comenzó el fuego hasta estar tan cerca del enemigo, de tener la absoluta certeza de herirlo. Lo que sucedió haciéndole grandes estragos; en seguida maniobró para mantenerse por la aleta del Huáscar, esto es el ángulo muerto de la torre del monitor.”

— Jorge Inostrosa, cuenta que : “No disparemos todavía, abriremos fuego solo cuando estemos seguros de que nuestros impactos van a ser definitivos, dispuso La Torre ...es bravo el Almirante Grau.”. Continúa: “ Los 3 cañones de estribor del Cochrane se enfocaban siniestramente sobre un solo punto: la torre de mando del Huáscar... Así, en el puente de mando del Huáscar, donde se le vio siempre solitario y victorioso, verdadero señor del mar, había caído para siempre el Almirante Miguel Grau, fiel al cumplimiento del deber hacia su patria... El monitor que se había burlado de toda la escuadra chilena, había quedado ya sin alma...”.¡Así dice un chileno…!

Así fue “la perversa cacería” del 8 de Octubre de 1879 en Angamos, en versión de los historiadores chilenos. Compare Ud. estimado lector, aquella actitud con la de Grau recogiendo del mar a sus enemigos de la Esmeralda en Iquique, 4 meses antes.

El historiador venezolano Jacinto López, cuenta que: “Riveros (el nuevo jefe de la escuadra chilena) infiere de los estragos de la artillería de los blindados chilenos en el Huáscar, que los combatientes de los buques chilenos debieron tener durante el combate, igual serenidad que en un tiro al blanco”.

Un saludo especial a los marinos de nuestra Patria, herederos de GRAU y sus valientes, hoy y siempre, los guardianes en la frontera más extensa, quienes - como hace 135 años- siguen esperando los medios materiales para tener una verdadera capacidad de DISUADIR los ímpetus de quienes ahora se sienten en capacidad de fastidiarnos con exigencias que NO DEBEMOS PERMITIR MÁS…¡Ya es tiempo de gritar…!

¡A la razón, con razones; a la fuerza…con más fuerza!