por Herbert Mujica Rojas
“..la historia, ministerio grave y civil, examen de conciencia de las épocas y los pueblos, es escuela de seriedad y buen juicio pero también, y esencialmente, estímulo del deber y el heroísmo, ennoblecedora del alma, fuente y raíz de amor patrio….sobre el altar de la patria y bajo su gallarda llama hecha de ruegos y de inmolaciones, de valor y de plegarias, deben existir siempre, como en la ritualidad litúrgica católica, los huesos de los predecesores y las reliquias de los mártires”. José de la Riva Agüero; La historia en el Perú.
“No quiero callar. No quiero callar porque no quiero ser culpable. Sería culpable si me volviera cómplice; si, debiendo denunciar para cautelar un interés superior, me limitara a observar silenciosamente. Pisotearía, con cobardía inexcusable, mi lucidez y mi conciencia: a otros les es lícito guardar silencio; a mí, no. Para que ésta no se ponga de pie y me acuse debo denunciar que, en negociaciones y acuerdos recientes con el canciller de Chile, acuerdos que no son del dominio público pero que constan en un Acta firmada el 29 de noviembre de 1985 que –sin intervención del Congreso Nacional- nulifican por completo los derechos de soberanía que aún mantiene el Perú en Arica como lo reconocen el Tratado de Lima del 3 de junio de 1929 y su inseparable Protocolo Complementario de la misma fecha, el titular del ministerio de Relaciones Exteriores del Perú, infiel a la sangre peruana derramada y al derecho nacional, ha permitido que, cuando menos en dicha Acta que aparece como anexo documental al final de este libro, el Perú sea privado del goce de aquellos augustos e imprescriptibles derechos.” Alfonso Benavides Correa; Una difícil vecindad.
“Luego de un primer centenario desastroso para la República, sobre todo por la amputación artera de una valiosa parte de nuestra heredad nacional como doloroso corolario de una infamante guerra, un Perú extenuado de “desconcertadas gentes”, como diría Piérola, acometió el siglo XX sin fronteras definidas ni una idea cierta de su futuro como nación. Leguía no fue el líder irremplazable ni el hombre providencial al que hicieron alusión los incesantes ditirambos de la época, pero sí el gobernante pragmático que inspirado en un ideal de patria, supo dar contenido a la doctrina de la acción. Con él la Nación peruana adquirió contornos definidos, desterrándose para siempre con cuatro de sus cinco vecinos los precarios statu quos. Tomó pausadamente cuerpo en los hechos el mercado nacional a medida que el tramado vial y la naciente aviación dieron un sentido integrador a las tres regiones. En fin, Lima dejó de ser una ciudad de calles polvorientas sin mayor lustre arquitectónico republicano y los peruanos, mal que bien, se adentraron resueltos en el nuevo siglo, poniéndose a tono con la modernidad”. Félix C. Calderón; El Tratado de 1929. La otra historia.
¿Tiene el deshonor justificaciones?
¿Cómo puede explicar la Comisión congresal de Inteligencia su comportamiento desdoroso y claudicante de hacerse de la vista gorda ante la documentada traición de que es triste protagonista el viceministro de Defensa, Fabián Novak Talavera? ¿De dónde viene la orden para no entender lo que todo el pueblo del Perú sabe que es una cobardía de esas que vuelven mamarracho a sus protagonistas y deleznables felones a sus actores? El marino Giampietri debería comprender, de una buena vez, que la historia no regala juicios aunque los fabriquen los miedos de comunicación. Y a los traidores sólo aguarda un paredón, el moral, porque, por ahora, no hay otra chance de cómo deshacernos de estos indeseables, con o sin uniforme.
Pretextó el señor Giampietri que no se debía “mediatizar el tema” porque eso equivalía a torpedear la situación peruana. En buena cuenta y contra toda lógica de lealtad a los que cayeron por la patria, en vez de renegar el gobierno peruano del documento suscrito por el traidor Fabián Novak Talavera, topo en Defensa, se opta por un silencio culpable y delator, al amparo de un supuesto desarrollo de temáticas. O sea que, pagado por el pueblo peruano, el topo llegó para aprender y evolucionar en sus estudios. Pero, en el camino firmaba investigaciones y suscribía conclusiones ¡contra Perú!
Taigeto peruano
¿Cuándo aprenderán los peruanos, de los griegos, que no es malo construir su propio Taigeto para arrojar desde sus altas y escarmentadoras cumbres a todos los traidores contra la patria? No se descarta, como veremos a continuación, que embajadores por montones, militares en igual proporción, intelectualoides vendidos, espías rentados y tecnócratas siempre venales, llenen las pendientes en su caída cuesta abajo la rodada. Pero no hay otra fórmula para que un pueblo purifique su organismo contaminado. La blandura, ese oro y esclavos, aquella alma dormida sin vitamina y anemizada en la pobreza moral de cabeza gacha ¡tiene que terminar! Es obvio que la tarea está encomendada, casi por completo, a las nuevas generaciones, las actuales están corruptas, viejas, mohosas, retardadas en el envilecimiento integral sufragado por dineros foráneos y compradores de conciencias al peso que pululan en todos los ámbitos de la vida nacional.
Es divertido –cuanto que irónico- comprobar cómo en mayo del 2005 denuncié al topo Fabián Novak, entre otros miserables, como uno de los causantes, al lado de Jorge Valdez y Fernando Pardo, Carlos Pareja y Fernando de Trazegnies, de la claudicación infame en Arica en noviembre de 1999. Antes, el sólido alegato jurídico del maestro Alfonso Benavides Correa, había aparecido, por aquellos días de 1999, en comunicado en el Colegio de Abogados de Lima. Se sostuvo en el artículo que se estaba violando el Tratado del 3 de junio de 1929 porque Chile incumplía mañosamente lo estipulado en ese instrumento jurídico. Con el tiempo se ha descubierto que ésta no era la primera actividad tramposa del topo Novak, también, ya no parece raro, había suscrito documentos contra la posición oficial del Perú y validando la de Chile. Acaso hay una lógica perversa: ¿para qué, si no fue por esto, que Chile premió al “negociador” Novak que “representó” a Perú? ¡Es a este malandrín a quien brinda Allan Wagner Tizón, otro regalador de la heredad nacional, su confianza moral y profesional! Dice Novak, en cartitas farfulladoras de cháchara palurda que se siente “atropellado”. ¿Desde cuándo los traidores tienen alma noble o moral de alguna clase?
Según un importante embajador, hay indicios muy sólidos, merced a un seguimiento al topo Fabián Novak Talavera, de sus infidencias y contactos extrañísimos. La pregunta es ¿por causa de qué no proporciona a la opinión pública, que tiene derecho a saber para ajusticiar a sus traidores, las pruebas de esta certidumbre convicta, tal cual me la sostuvo, hace pocos días, aquel diplomático? Guardar u ocultar señales de alerta con respecto a los malnacidos que trabajan contra la patria, es casi lo mismo o idéntico al nocivo efecto que perpetran los topos.
Nuevos documentos
Ha dado cuenta en magnífica entrega informativa, el contralmirante Juan José Freire Roncagliolo, Las “Perlas” del Libro de Defensa Nacional de Chile, que hay más documentos que aquellos de 1968 y 1969. Se refiere a un acta de marzo de 1997 complementaria de las predecesoras y así lo afirma aquel libro chileno. Por tanto ¡es de suma urgencia que Cancillería dé cuenta al pueblo del Perú de la existencia real o imaginaria de semejante texto! ¿Quiénes eran los titulares de Torre Tagle?: Francisco Tudela y Jorge Voto Bernales Gatica.
Más aún, el contralmirante Freire Roncagliolo, siempre basándose en aquel libro del vecino del sur que fue editado por segunda vez en el 2002, relata que en el mismo constan las delirantes pretensiones chilenas. Entonces ¿qué hicieron por la fecha Niño Diego García Sayán y su vicecanciller Manuel Rodríguez Cuadros frente a ese hecho desproporcionado y fuera de cualquier contexto amistoso? ¡Es urgente que se muestren las notas de protesta enérgica del Perú ante las recurrentes agresiones australes! Tan legítimo como dar cuenta del mamotreto de marras, es solicitar o reivindicar lo que era obligatorio cumplimiento de actitudes diplomáticas.
Entonces ¿no es cierto que ante la inacción real o aparente, no hay muchos a quienes debíase enjuiciar por traición a la patria por permitir, por pasiva o activa, el asentamiento de las pretensiones territoriales de otro país sobre la heredad nacional?
Suficiente memoria
Basta con tener buena memoria y citar que entre quienes tienen que dar cuenta, para conocimiento público y por su propia salud cívica (es de suponer que la tienen) están: Francisco Tudela, Jorge Boto Bernales, Niño Diego García Sayán, Javier Pérez de Cuéllar, Allan Wagner Tizón, Manuel Rodríguez Cuadros, el ex viceministro Arróspide, Jorge Valdez, Fernando de Trazegnies, Fernando Pardo, Carlos Pareja, Jorge Chávez, Eduardo Ponce y muchos otros que harían la lista interminable.
Tampoco es bueno olvidar que en 1997, fecha en que hubo un acta con Chile, estuvieron de “asesores” en Cancillería: topo Fabián Novak Talavera y Fernando Pardo Segovia, como adláteres simpáticos del excéntrico Francisco Tudela.
¡Imposible dejar de recordar, no sin asco por la bajeza imperdonable, que, cuando en mayo-junio del 2002 se pulverizaba en Chile a Aerocontinente, el chilenófilo y tristemente célebre ex canciller Niño Diego García Sayán, condecoraba a su par chilena Soledad Alvear en Lima. Solo descastados, con prescindencia culposa de cualquier clase de dignidad, se atreven, como este individuo, a bajar la cabeza y premiar a los verdugos de sus compatriotas!
¿Puede el silencio “limpiar” la traición de sus malos hijos? ¿Acaso tendrá Perú el destino triste y enfangado de tener que soportar hasta el fin de sus días, cómo sus vástagos podridos, culminan su tarea cancerosa de succionar hasta el último retazo de riqueza nacional para regalarla a quienes pagan esta clase de estropicios? ¿Necesita Perú de embajadores pusilánimes, incapaces de entender siquiera el más mínimo decoro personal o nacional; de militares blandengues que ya olvidaron a los mártires que reposan su sueño justiciero con vergüenza plena de sus frívolos colegas contemporáneos? Tampoco ¡y hay que ser arrolladoramente categóricos! demanda de periodistas que subasten sus mediocridades al peso, para callar y no decir sino medias verdades según quien maneje las faltriqueras del oro corruptor.
“Luego de un primer centenario desastroso para la República, sobre todo por la amputación artera de una valiosa parte de nuestra heredad nacional como doloroso corolario de una infamante guerra, un Perú extenuado de “desconcertadas gentes”, como diría Piérola, acometió el siglo XX sin fronteras definidas ni una idea cierta de su futuro como nación. Leguía no fue el líder irremplazable ni el hombre providencial al que hicieron alusión los incesantes ditirambos de la época, pero sí el gobernante pragmático que inspirado en un ideal de patria, supo dar contenido a la doctrina de la acción. Con él la Nación peruana adquirió contornos definidos, desterrándose para siempre con cuatro de sus cinco vecinos los precarios statu quos. Tomó pausadamente cuerpo en los hechos el mercado nacional a medida que el tramado vial y la naciente aviación dieron un sentido integrador a las tres regiones. En fin, Lima dejó de ser una ciudad de calles polvorientas sin mayor lustre arquitectónico republicano y los peruanos, mal que bien, se adentraron resueltos en el nuevo siglo, poniéndose a tono con la modernidad”. Félix C. Calderón; El Tratado de 1929. La otra historia.
¿Tiene el deshonor justificaciones?
¿Cómo puede explicar la Comisión congresal de Inteligencia su comportamiento desdoroso y claudicante de hacerse de la vista gorda ante la documentada traición de que es triste protagonista el viceministro de Defensa, Fabián Novak Talavera? ¿De dónde viene la orden para no entender lo que todo el pueblo del Perú sabe que es una cobardía de esas que vuelven mamarracho a sus protagonistas y deleznables felones a sus actores? El marino Giampietri debería comprender, de una buena vez, que la historia no regala juicios aunque los fabriquen los miedos de comunicación. Y a los traidores sólo aguarda un paredón, el moral, porque, por ahora, no hay otra chance de cómo deshacernos de estos indeseables, con o sin uniforme.
Pretextó el señor Giampietri que no se debía “mediatizar el tema” porque eso equivalía a torpedear la situación peruana. En buena cuenta y contra toda lógica de lealtad a los que cayeron por la patria, en vez de renegar el gobierno peruano del documento suscrito por el traidor Fabián Novak Talavera, topo en Defensa, se opta por un silencio culpable y delator, al amparo de un supuesto desarrollo de temáticas. O sea que, pagado por el pueblo peruano, el topo llegó para aprender y evolucionar en sus estudios. Pero, en el camino firmaba investigaciones y suscribía conclusiones ¡contra Perú!
Taigeto peruano
¿Cuándo aprenderán los peruanos, de los griegos, que no es malo construir su propio Taigeto para arrojar desde sus altas y escarmentadoras cumbres a todos los traidores contra la patria? No se descarta, como veremos a continuación, que embajadores por montones, militares en igual proporción, intelectualoides vendidos, espías rentados y tecnócratas siempre venales, llenen las pendientes en su caída cuesta abajo la rodada. Pero no hay otra fórmula para que un pueblo purifique su organismo contaminado. La blandura, ese oro y esclavos, aquella alma dormida sin vitamina y anemizada en la pobreza moral de cabeza gacha ¡tiene que terminar! Es obvio que la tarea está encomendada, casi por completo, a las nuevas generaciones, las actuales están corruptas, viejas, mohosas, retardadas en el envilecimiento integral sufragado por dineros foráneos y compradores de conciencias al peso que pululan en todos los ámbitos de la vida nacional.
Es divertido –cuanto que irónico- comprobar cómo en mayo del 2005 denuncié al topo Fabián Novak, entre otros miserables, como uno de los causantes, al lado de Jorge Valdez y Fernando Pardo, Carlos Pareja y Fernando de Trazegnies, de la claudicación infame en Arica en noviembre de 1999. Antes, el sólido alegato jurídico del maestro Alfonso Benavides Correa, había aparecido, por aquellos días de 1999, en comunicado en el Colegio de Abogados de Lima. Se sostuvo en el artículo que se estaba violando el Tratado del 3 de junio de 1929 porque Chile incumplía mañosamente lo estipulado en ese instrumento jurídico. Con el tiempo se ha descubierto que ésta no era la primera actividad tramposa del topo Novak, también, ya no parece raro, había suscrito documentos contra la posición oficial del Perú y validando la de Chile. Acaso hay una lógica perversa: ¿para qué, si no fue por esto, que Chile premió al “negociador” Novak que “representó” a Perú? ¡Es a este malandrín a quien brinda Allan Wagner Tizón, otro regalador de la heredad nacional, su confianza moral y profesional! Dice Novak, en cartitas farfulladoras de cháchara palurda que se siente “atropellado”. ¿Desde cuándo los traidores tienen alma noble o moral de alguna clase?
Según un importante embajador, hay indicios muy sólidos, merced a un seguimiento al topo Fabián Novak Talavera, de sus infidencias y contactos extrañísimos. La pregunta es ¿por causa de qué no proporciona a la opinión pública, que tiene derecho a saber para ajusticiar a sus traidores, las pruebas de esta certidumbre convicta, tal cual me la sostuvo, hace pocos días, aquel diplomático? Guardar u ocultar señales de alerta con respecto a los malnacidos que trabajan contra la patria, es casi lo mismo o idéntico al nocivo efecto que perpetran los topos.
Nuevos documentos
Ha dado cuenta en magnífica entrega informativa, el contralmirante Juan José Freire Roncagliolo, Las “Perlas” del Libro de Defensa Nacional de Chile, que hay más documentos que aquellos de 1968 y 1969. Se refiere a un acta de marzo de 1997 complementaria de las predecesoras y así lo afirma aquel libro chileno. Por tanto ¡es de suma urgencia que Cancillería dé cuenta al pueblo del Perú de la existencia real o imaginaria de semejante texto! ¿Quiénes eran los titulares de Torre Tagle?: Francisco Tudela y Jorge Voto Bernales Gatica.
Más aún, el contralmirante Freire Roncagliolo, siempre basándose en aquel libro del vecino del sur que fue editado por segunda vez en el 2002, relata que en el mismo constan las delirantes pretensiones chilenas. Entonces ¿qué hicieron por la fecha Niño Diego García Sayán y su vicecanciller Manuel Rodríguez Cuadros frente a ese hecho desproporcionado y fuera de cualquier contexto amistoso? ¡Es urgente que se muestren las notas de protesta enérgica del Perú ante las recurrentes agresiones australes! Tan legítimo como dar cuenta del mamotreto de marras, es solicitar o reivindicar lo que era obligatorio cumplimiento de actitudes diplomáticas.
Entonces ¿no es cierto que ante la inacción real o aparente, no hay muchos a quienes debíase enjuiciar por traición a la patria por permitir, por pasiva o activa, el asentamiento de las pretensiones territoriales de otro país sobre la heredad nacional?
Suficiente memoria
Basta con tener buena memoria y citar que entre quienes tienen que dar cuenta, para conocimiento público y por su propia salud cívica (es de suponer que la tienen) están: Francisco Tudela, Jorge Boto Bernales, Niño Diego García Sayán, Javier Pérez de Cuéllar, Allan Wagner Tizón, Manuel Rodríguez Cuadros, el ex viceministro Arróspide, Jorge Valdez, Fernando de Trazegnies, Fernando Pardo, Carlos Pareja, Jorge Chávez, Eduardo Ponce y muchos otros que harían la lista interminable.
Tampoco es bueno olvidar que en 1997, fecha en que hubo un acta con Chile, estuvieron de “asesores” en Cancillería: topo Fabián Novak Talavera y Fernando Pardo Segovia, como adláteres simpáticos del excéntrico Francisco Tudela.
¡Imposible dejar de recordar, no sin asco por la bajeza imperdonable, que, cuando en mayo-junio del 2002 se pulverizaba en Chile a Aerocontinente, el chilenófilo y tristemente célebre ex canciller Niño Diego García Sayán, condecoraba a su par chilena Soledad Alvear en Lima. Solo descastados, con prescindencia culposa de cualquier clase de dignidad, se atreven, como este individuo, a bajar la cabeza y premiar a los verdugos de sus compatriotas!
¿Puede el silencio “limpiar” la traición de sus malos hijos? ¿Acaso tendrá Perú el destino triste y enfangado de tener que soportar hasta el fin de sus días, cómo sus vástagos podridos, culminan su tarea cancerosa de succionar hasta el último retazo de riqueza nacional para regalarla a quienes pagan esta clase de estropicios? ¿Necesita Perú de embajadores pusilánimes, incapaces de entender siquiera el más mínimo decoro personal o nacional; de militares blandengues que ya olvidaron a los mártires que reposan su sueño justiciero con vergüenza plena de sus frívolos colegas contemporáneos? Tampoco ¡y hay que ser arrolladoramente categóricos! demanda de periodistas que subasten sus mediocridades al peso, para callar y no decir sino medias verdades según quien maneje las faltriqueras del oro corruptor.
¡Atentos a la historia; las tribunas aplauden lo que suena bien!
¡Ataquemos al poder; el gobierno lo tiene cualquiera!
¡Hay que romper el pacto infame y tácito de hablar a media voz!
¡Sólo el talento salvará al Perú!
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