Las fuentes históricas conocidas —crónicas, manuscritos, cartas, etc.— señalaban que el imperio de Tawantinsuyu llegó por el sur hasta Tucumán (Argentina) y hasta el río Maule (Chile). Ahora, por investigaciones de historiadores y arqueólogos chilenos como Rubén Stehberg y Gonzalo Sotomayor, sostienen que la presencia inca abarcó hasta el mismo Santiago.

Por Ernesto Linares Mascaro

En las primeras décadas del Perú republicano, Arica era el segundo puerto del país y el más importante en el trayecto de Callao a Valparaíso, pero cuando llegó la guerra en 1879 estaba venido a menos. Su importancia comercial había disminuido en detrimento de Mollendo e Iquique, tanto por la destrucción ocasionada por los maremotos (1868 y 1877), como por el Ferrocarril del Sur y el auge salitrero. Su población en esa época se estimaba en 2843 habitantes, menos de la mitad de la estimada de Iquique, que era de 6,000 habitantes (1).

Mientras continúan las investigaciones para determinar la identidad de “Felipe”, sus restos recibirán honores en el campo de batalla donde murió y en la Escuela Militar de Chorrillos.

Escribe Roberto Ochoa

Los restos de “Felipe” valen más que todos los libros de historia para entender la magnitud y la tragedia de la Guerra del Pacífico. Y es que el equipo de arqueólogos y antropólogos del Andean Social Group (ASG), liderado por Melina Vega-Centeno, han determinado que recibió tres disparos en medio de la batalla y un disparo en el repase chileno. Su cuerpo fue saqueado antes de ser enterrado en una fosa común, pero los chilenos que desvalijaron su cadáver no le dieron importancia a un detente bordado con el Corazón de Jesús, algunos botones ocultos en las mangas y un pequeño libro de urbanidad donde “Felipe” plasmó una de las imágenes más tiernas del mítico Monitor Huáscar. 

 

repase G del Pacifico

► Perú país empobrecido por el saqueo chileno de nuestra economía

► Políticos coimeados para guardar corrupto silencio sobre la entrega del triángulo terrestre y tierras agrícolas a Chile

► Autoestima nacional por los suelos, las palabras victoria y triunfo son tabú

El 5 de abril de 1879, Chile dio un paso importante en su proceso de traidora agresión a sus vecinos Bolivia y Perú. El país del Sur nunca ocultó sus intenciones de robar territorios, para lo cual entre 1837 y 1839 emprendió guerra contra la Confederación Peruano-Boliviana, motivada por su objetivo estratégico de impedir que la mencionada confederación llegase a formar un país fuerte al cual Chile no podría agredir con facilidad.

 

saqueadores chilenos

Danilo Sánchez Lihón

¡NÉSTOR BATANERO, HONOR Y GLORIA!


Nacido en Cajamarca en 1868, cuando apenas frisaba los nueve años de edad, trató de salvar a su madre de las furiosas aguas de un río, hecho que lamentablemente no logró.

Luego se alista en el ejército, con ocasión de La Guerra del Pacífico iniciada en 1879, en el Batallón Voluntarios de Cajamarca. Peleó en el Morro Solar, en Chorrillos a la edad de 13 años y teniendo el grado de subteniente, donde al verse rodeado por soldados chilenos rodó hacia un barranco envolviéndose en la bandera nacional y evitando que ésta cayera en manos enemigas.

Nestor Batanero

La batalla de Tarapacá

27 de noviembre de 1879 

Luego de la muerte del almirante Grau y la captura del extraordinario blindado Huáscar, es decir, destruido el poderío naval del Perú, la escuadra chilena se hizo dueña absoluta del mar, hecho que permitió a los estrategas militares de ese país ejecutar finalmente la primera fase de la campaña terrestre de la guerra de invasión de Chile en 1879, cuyo objetivo inmediato consistía en capturar la provincia peruana de Tarapacá, rica en minerales y depósitos de salitre.

batalla tarapaca

Por Juan Sheput

Eran las 7 de la mañana del 5 de junio de 1880 cuando un emisario chileno, el Mayor Juan de la Cruz Salvo, se apersonó a la sede de mando de la Plaza de Arica para conminar al Coronel Francisco Bolognesi a rendirse. Como comentan testigos del suceso, el oficial chileno confiaba en la rendición. Los números y la logística los favorecían. Las tropas chilenas superaban a las peruanas en proporción de 4 a 1 y no solo estaban descansados sino que tenían suficientes pertrechos, balas y cañones. También agua y alimentos. En contrario los peruanos estaban agotados y, literalmente, sufrían escasez y precariedad. Por eso al personero chileno le sorprendió la respuesta inmediata de Bolognesi: “Tengo deberes sagrados que cumplir y los cumpliré hasta quemar el último cartucho”. El aturdimiento del Mayor de la Cruz tornó en alerta cuando luego de unos minutos el Coronel Bolognesi le pidió un tiempo para consultar a sus oficiales. Era consciente que él era ya un anciano al que rodeaban jóvenes oficiales de 29, 30, 33, 39, 40 años, que aún podían dar mucho por la patria. Los convocó y consultó. Unidos por el amor a la patria respondieron sin titubeos: ¡Arica no se rinde! Decidieron morir luchando al lado de su jefe. Inclán, Justo Arias Aragüez, Juan Guillermo More, Alfonso Ugarte, Roque Sáenz Peña, entre otros, resolvieron morir defendiendo al país.

Francisco Bolognesi disparando