Por Víctor Mejía Franco *

El Tratado de 1929 con Chile es un instrumento jurídico integral y debe cumplirse completamente, es decir, en todas sus partes y no sólo en algunas de ellas. Vemos que ello nunca ocurrió en los 78 años que tiene de existencia. Al contrario, en forma sistemática viene siendo escamoteado y burlado por Chile, todas las veces con la aquiescencia de los gobiernos peruanos de turno, como si su incumplimiento fuera una doctrina nacional. Manifiestan todos ellos los más absurdos temores, represiones y vacilaciones que es necesario terminar de una buena vez.
Como es público y notorio, el gobierno de Fujimori dio la más alta preferencia a la auto violación de este Tratado, en vergonzante “Acta de Ejecución” de 13 de Noviembre de 1999. En este oprobioso documento suscrito por el ex canciller Fernando de Trazegnies se viola flagrantemente la letra y el espíritu del Tratado, que era construir para el Perú un malecón de atraque para vapores de calado dentro de los 1,575 metros de la bahía de Arica, el que debía funcionar como un puerto libre en beneficio del Perú. Nada de esto se cumplió, al contrario, se hizo escarnio del Tratado, entregando Chile a medias, la parte norte del rompeolas norte del puerto como si fuera el malecón de atraque para vapores de calado y afirmándose en dicha Acta de Ejecución una serie de otras falsedades que pueden ser comprobadas en el terreno en cualquier momento.

Es lógico, cualquier documento basado en hechos inexistentes o falsos adolece de nulidad, esta es una premisa esencial en derecho. En el derecho interno existe la figura de la nulidad de cosa juzgada fraudulenta para tipificar la nulidad de un trato que ha sido ejecutado sobre bases falsas. Este es nuestro caso, el Perú puede y debe solicita en el ámbito correspondiente (Corte Internacional de Justicia de la Haya) la nulidad del Acta de Ejecución de Fujimori del año 1999. Esta no es una sugerencia, es una exigencia de la historia y asumen su responsabilidad al respecto todos aquellos mandatarios y congresistas que conociendo la verdad callen en cualquier idioma, otorgando a Chile la ventaja del silencio cómplice. Con los derechos del país no se juega, el pueblo peruano ya está harto de traiciones, no quiere ninguna más. 

No en vano el Tribunal de Honor junto con el pueblo de Tacna, el 23 de Noviembre de 1999, declararon por aclamación Traidores a la Patria al entonces presidente Alberto Fujimori Fujimori, su canciller Fernando de Trazegnies, a la presidenta del Congreso Martha Hildebrandt y otras personas, por haberse coludido con el gobierno chileno y negado a oír el clamor del pueblo de Tacna y de muchos otros ciudadanos honestos en todo el país en defensa de los sagrados intereses nacionales.

Esta triste historia parece repetirse. A la burla anterior, Chile ahora quiere añadir otro acto de violación del Tratado de 1929. Pretende apropiarse de un triángulo de terreno tacneño de unos 36,000 metros cuadrados, con el cuento que la frontera terrestre no termina en el Hito Concordia a la orilla del mar sino tierra adentro en el Hito No.1, contra lo establecido en el mismo Tratado. Ha llegado el momento que los peruanos exijamos, sin dudas ni vacilaciones, el cumplimiento íntegro y completo del Tratado de 1929, este es el reto. No quisiéramos vernos obligados a añadir más traidores a la larga lista que ya registra la historia de nuestras relaciones con Chile.

Lima, 3 de Abril de 2007.

 

* De la Comisión Patriótica para la Defensa del Mar de Grau.