Se agrava el tema fronterizo
Entrando a la quincena de junio de 2007, los sucesos políticos y diplomáticos han desembocado en una situación en la cual las señales son, al menos parcialmente, auspiciosas para el Perú. El registro ante la ONU de la línea de bases de nuestro litoral y de la correspondiente cartografía, que permiten una visión clara de lo que realmente es nuestro litoral desde el sur (límite con Chile) hasta el norte (límite con el Ecuador), constituye una acción acertada del Ministerio de Relaciones Exteriores del Perú, que ha tomado en cuenta las múltiples voces de personas e instituciones que se alzaron en defensa de los intereses del Perú.
Si bien es cierto que el asunto de límites con Chile no va a ser resuelto en la ONU, es bueno que en ese organismo internacional quede documentado ese importante aspecto de nuestra naturaleza físico-geográfica que es el litoral. Es bueno porque va a ser de conocimiento público internacional el hecho de que el punto de inicio en la orilla del mar de nuestras fronteras sur y norte se basa en tratados internacionales que cumplen el requisito de haber sido reconocidos y aprobados en tratados de límites específicos con Chile y Ecuador que han sido refrendados como tratados de límites por los Congresos de las tres repúblicas.
La línea de base que determina los puntos de nuestro litoral desde los cuales se mide las doscientas millas, la cartografía que precisa coordenadas y líneas determinadas con precisión científica y los tratados de límites aprobados por los Congresos de los tres países constituyen una sólida base que sustenta la posición peruana y que llegado el momento, tomarán en cuenta los jueces del Tribunal de La Haya. En este aspecto Por nuestro Perú, como todos los peruanos patriotas, consideramos positiva la actuación de nuestra cancillería, y sentimos la satisfacción de ser parte de los peruanos que luchan por la integridad del territorio nacional.
Dicho esto, conviene considerar algunos hechos que debilitan la posición peruana:
1) Elemento presión. Cuando Chile, país delincuente, ve que el Perú va solidificando su posición en el nivel diplomático, su cancillería recurre a la amenaza mediante las violentas y provocadoras palabras de su canciller, Alejandro Foxley. En determinado momento trasladan sus aviones de guerra al norte (más cerca al Perú, etc.). En ese aspecto, el Perú responde con firmeza y moderación la retórica chilena; pero allí queda la cosa, puesto que el gobierno peruano de turno, aplicando el principio de “trato por cuerda separada” impuesto por los chilenos al Perú, no se atreve a utilizar múltiples armas de presión, como son —para empezar— poner límite el flujo de inversiones chilenas en el Perú, disminuir las frecuencias de vuelo de Lan Chile (como paso previo a su expulsión), expulsión de capitales chilenos que están en sectores estratégicos (puertos, aduanas, transporte marítimo, etc.). Como nada de esto ocurre, Chile considera que tiene el campo libre para amenazar y continuar usurpando los 37 000 m2 de tierra tacneña y los 36 000 km2 de mar. En otras palabras, los chilenos ven que tienen todo asegurado en el Perú por sus sirvientes del gobierno peruano y con esa seguridad perseveran en sus propósitos de usurpación.
2) Consentimiento. Es un escándalo total que el Perú no tenga el control completo de todo su territorio y de todo el mar que le corresponde. ¿Dónde está la tan mentada soberanía nacional? Sucesivos gobiernos han descuidado este aspecto y los ladrones del sur, usurpando directamente o impidiendo que el Perú ejerza soberanía, lanzan una campaña de propaganda política y diplomática que trata de mostrar al mundo que ellos siempre han estado allí. Evidentemente, entramos a la negociación cojeando de un pie, con una usurpación chilena innegable y con menor poder militar. Por tristes circunstancias del destino, los peruanos hemos soportado el lamentable espectáculo de matarnos mutuamente y teñir de sangre el suelo peruano, sin que haya militares o civiles peruanos que puedan decir “yo maté diez chilenos”, “yo maté veinte chilenos”; la verdad es que hay peruanos que han matado a cientos de peruanos y olvidaron dirigir sus armas a los ladrones y criminales chilenos. Toda esa matanza entre peruanos, al igual que los escándalos políticos, ha sido una perfecta cortina de humo para olvidarnos de los chilenos, peligrosos rateros que calladitos usurparon y siguen usurpando nuestro territorio y mar, de manera que por consentidores llegamos al juicio como dueños legítimos que van a desalojar a un usurpador muy bien armado y con pocas ganas de devolver lo que roba.
3) Propaganda y difusión. Mientras los chilenos difunden en todo el mundo lo “justo” de su posición y buscan aliados políticos y militares (con seguridad Ecuador y ahora parece que Bolivia), el estado peruano sólo reacciona. Con esto queremos decir que no basta con tener una posición justa sino hay que hacerla conocer en todas partes, sin miedos y sin mediocridades, evitando el huachafo y cómplice lenguaje de algunos diplomáticos (¡energía y claridad, señores!). Además, en líneas generales, la reacción diplomática peruana es timorata y complaciente. Sabemos que cada que lo considera necesario Chile altera las buenas relaciones entre el Perú y el Ecuador, agitando temas como el de la delimitación marítima; además, para aumentar la distracción de los peruanos, alienta a los bolivianos para que reclamen salida al mar no por donde fue su costa (hoy usurpada por Chile) sino por el norte de Arica. Ante esto último (la salida del mar de Bolivia por Arica), la cancillería peruana, temerosa de irritar a los delincuentes chilenos, se limita a contestar con una estúpida, grotesca y penosa bobería: “si en trato bilateral Bolivia y Chile proponen salida al mar por el norte de Arica nos pronunciaremos” (¡claro que sí, eso lo estipula el tratado de límites de 1929 entre el Perú y Chile!). Pero, ¿qué les cuesta a nuestros diplomáticos plantear como axiomas lo que se desprende de las declaraciones de un embajador retirado: “el Perú no es responsable de la pérdida del litoral boliviano” y “que Chile dé salida al mar a Bolivia en un lugar que haya sido de soberanía boliviana”?
Es lamentable que nuestros diplomáticos, que deberían saber muy bien el idioma inglés, no conozcan ni tengan en cuenta el verbo to hedge, muy empleado en política y economía, que forma frases como to hedge one’s bets (literalmente, “poner cerco protector a las apuestas de uno”), cuyo significado es ‘protegerse contra pérdida o error apoyando más de un bando en una contienda, una discusión, etc.’ o to hedge against something ‘hacer algo para protegerse, especialmente frente a una posible pérdida’. Si los diplomáticos peruanos leyeran más en inglés, supieran más inglés, y entendiesen el sentido práctico de esta lengua, nos daríamos cuenta de que la proclamación pública y continua de los enunciados “el Perú no es responsable de la pérdida del litoral boliviano” y “que Chile dé salida al mar a Bolivia en un lugar que haya sido de soberanía boliviana” sería una manera segura de hacer entender a los chilenos que deseamos que comprendan de una vez que su asunto bilateral con Bolivia, originado en el robo territorial de la Guerra del Pacífico, es un diferendo cuyo origen y solución corresponde estrictamente a Bolivia y Chile, no al Perú, puesto que nuestro país, por las razones expuestas, nada tiene que ver en ese pleito. Y si no entienden eso, digamos “no” a los arreglos que Chile y Bolivia intenten hacer a costa del Perú. Chile robó territorio a Bolivia y le corresponde devolver a los bolivianos ese territorio robado y no otro.
Ya estamos curados de espanto. ¿Para qué modales refinados con el delincuente chileno con ojos, dientes y manos manchados de sangre que no sólo amenaza sino usurpa nuestros territorios? Ah, y la reserva y secreto diplomático ha de limitarse sólo para detalles de las tratativas o documentos muy sensibles, todo lo demás tiene que hacerse con conocimiento público. La historia del Perú está llena de traiciones que se hicieron bajo el manto de la reserva diplomática (¡si no, veamos cómo el territorio del Perú se ha ido reduciendo a lo largo de la historia!); no podemos exponernos nuevamente a ese riesgo, especialmente si sabemos que los chilenos tienen tanta determinación de usar la fuerza militar como de usar la coima; ellos no reparan en los medios, y además siempre han considerado que en el Perú pueden conseguir sus objetivos de cualquier manera, por la incondicional servidumbre de sus lacayos que gobiernan el Perú.