¿Adiós Convemar? Sí, adiós
por Victor Mejía Franco (1)
por Victor Mejía Franco (1)
Como era de esperarse, los periódicos representativos del neocolonialismo en nuestro país se han lamentado, aunque de una manera muy mesurada, (excepto el grotesco e irrespetuoso “diálogo” imaginario con el Almirante Grau publicado en la revista Caretas de hoy) de que el Gobierno haya decidido prescindir de la Convención del Mar para plantear su reclamo de delimitación marítima con Chile. Uno de estos diarios ha editorializado hoy día con el interrogante que sirve de titulo a este comentario, esgrimiendo argumentos que han sido desvirtuados a lo largo de todos estos años, desde que vio la luz por primera vez el engendro de la III Conferencia del Mar de las Naciones Unidas.
Dando al César lo que es del César, reconocemos el gran acierto del Gobierno de Alan García y su Ministro de RREE José Antonio García Belaúnde, con relación a este tema, librando al país al menos por ahora, del riesgo de perder su soberanía sobre los aproximadamente 864,381 km2 que es la extensión superficial de nuestro dominio marítimo o Mar de Grau, nada menos que el 40% de todo el territorio nacional. Este gran acierto, repetimos, creemos que “compensa”, si cabe esta comparación, el desacierto de haber suscrito precipitadamente el Acuerdo de Promoción Comercial (TLC) con Estados Unidos, que entre otras graves consecuencias, pone en riesgo inminente la soberanía nacional sobre el íntegro de nuestro dominio marítimo, cuando declara en su Capítulo Primero, que el mar peruano, aires incluidos, son áreas de aplicación del “Acuerdo”, que concede derechos “intocables” en favor de inversionistas norteamericanos, mientras que el Perú queda excluido de un trato similar en territorio norteamericano.
Porque al final de cuentas, el TLC con Estados Unidos podría ser denunciado por un futuro gobierno que sintonice mejor, no con los exportadores (5%) de la población, sino con los 26 millones (95%) de nuestros compatriotas. Además, el daño a la economía nacional con el TLC sería gradual en el tiempo, en tanto que el daño con la Convención del Mar se vería casi de inmediato, habida cuenta que las potencias ávidas de nuevos recursos se encuentran listas para “entrar en acción” lo antes posible, con el agravante que la “Convemar” tendría efectos irreversibles, aunque fuera denunciado posteriormente. La situación no es para alegrarnos pero por ahora sólo tendremos como país, que lidiar con “el mal menor”.
La desaparición, que esperamos sea definitiva, de la “espada de Damocles” de la Convención del Mar nos permitirá concentrar esfuerzos en consolidar las instituciones nacionales ligadas al mar, hasta convertir nuestra soberanía en una soberanía económica efectiva, que permita a nuestra población participar de las abundantes riquezas de nuestro Mar de Grau. Estos ideales sin duda pasan por la creación de un Ministerio de Pesquería, y fundamentalmente, de un Instituto de Planificación y Desarrollo Integral del Mar, para evitar que como ahora, todo el mundo haga y deshaga en el mar lo que le venga en gana y su vinculación “partidaria” le permita. Esto debe terminar, para iniciar una era de verdadera soberanía y participación popular en el Mar de Grau.
Por todo ello, es muy grato decirle adiós a la Convención del Mar y su amenaza que llegó a cumplir “bodas de plata” con nosotros (1982 – 2007). Q.e.p.d.
Lima, 06 de Setiembre de 2007.
1 De la Comisión Patriótica para la Defensa del Mar de Grau. www.comisionpatriotica.org