“todo eso, decía, convierten”
En el diario La Primera del 31 de enero de 2009, en la columna de César Hildebrandt, con el título “Chumpitaz o la perfección”, se lee:
En el diario La Primera del 31 de enero de 2009, en la columna de César Hildebrandt, con el título “Chumpitaz o la perfección”, se lee:
Perder todos y cada uno de los partidos, hacer el ridículo en cada minuto de los muchos que nos desgraciaron, ordenar los cambios que sólo el cerebro de un canguro con la cabeza masacrada podía concebir, obtener la compasión unánime de todos los rivales y el asco profundo de todos los árbitros, separar cada línea del equipo para incomunicarlo, envilecer el concepto mismo del fútbol como juego colectivo, proponer la debilidad defensiva como un don fatalista y la esterilidad del ataque como una flamante virtud, todo eso, decía, convierten a Tito Chumpitaz en el Osama Bin Laden del malogro.
Comentario
1) Es preferible evitar la expresión “todos y cada uno”, que es un anglicismo calcado de each and every. En español basta decir todos, pues es el conjunto de las unidades o los “cada uno”.
2) La oración está constituida por una extensa secuencia de elementos que el autor resume o retoma con las palabras “todo eso, decía, […]”; esta expresión de síntesis o retoma debe estar —dada la mencionada complejidad de lo que le antecede— precedida de punto y coma.
3) Se ha incurrido en error de concordancia al emplear verbo en plural (“convierten”) con un sujeto singular (“todo eso”).
Tenemos entonces:
1) Es preferible evitar la expresión “todos y cada uno”, que es un anglicismo calcado de each and every. En español basta decir todos, pues es el conjunto de las unidades o los “cada uno”.
2) La oración está constituida por una extensa secuencia de elementos que el autor resume o retoma con las palabras “todo eso, decía, […]”; esta expresión de síntesis o retoma debe estar —dada la mencionada complejidad de lo que le antecede— precedida de punto y coma.
3) Se ha incurrido en error de concordancia al emplear verbo en plural (“convierten”) con un sujeto singular (“todo eso”).
Tenemos entonces:
Perder todos los partidos, hacer el ridículo en cada minuto de los muchos que nos desgraciaron, ordenar los cambios que sólo el cerebro de un canguro con la cabeza masacrada podía concebir, obtener la compasión unánime de todos los rivales y el asco profundo de todos los árbitros, separar cada línea del equipo para incomunicarlo, envilecer el concepto mismo del fútbol como juego colectivo, proponer la debilidad defensiva como un don fatalista y la esterilidad del ataque como una flamante virtud; todo eso, decía, convierte a Tito Chumpitaz en el Osama Bin Laden del malogro.