La plañidera, pintoresco personaje de siglos pasados, revive en pleno siglo XXI entre los británicos, entre quienes se está volviendo más común contratarlos en los funerales.
Un plañidero profesional se alquila por £45 la hora (un promedio de 70 dólares), para que asistan a los funerales y sollocen. Así los deudos hacen creer a los demás que el fallecido fue alguien muy popular, además de aumentar el número de acompañantes a los entierros.
Ian Robertson tiene una empresa, Rent-a-Mourner (Alquile un doliente), cuya demanda crece cada año, e incluso no pueden atender algunos pedidos por ser de lugares muy lejanos.
Robertson explicó al Daily Mail que prepara a sus plañideros con un resumen de la vida del difunto, de modo que puedan conversar con los presentes como si hubiesen conocido al fallecido.
La empresa cuenta con 20 plañideros, la mayor parte de ellos sus amigos.
Robertson copió la idea de la China, donde el negocio está también en crecimiento, pero no está de acuerdo con el estilo del negocio en el Oriente Medio, donde contratan a mujeres que gimen bulliciosamente, por lo que prefiere sollozantes más discretos.
Sus empleados se reúnen con los deudos y llegan a un acuerdo para narrar que fueron conocidos del fallecido, ya sea por actividad profesional o social, para que así conversen con más confianza con los asistentes.