Colombia-Venezuela: Coexistencia de vecinos


Desde hace años las relaciones diplomáticas entre los gobiernos de Colombia y Venezuela han sido tensas o malas, hasta que finalmente la semana pasada se han interrumpido completamente, cuando Venezuela retiró su personal diplomático de Bogotá y dio un plazo de 72 horas para que se vayan de Caracas todos los diplomáticos colombianos.


Lo que desencadenó esta ruptura ha sido la denuncia que Colombia presentó en la OEA contra Venezuela, con la acusación de que en este país se refugian terroristas colombianos, y que incluso tienen campamentos, con la tolerancia del gobierno de Caracas. Desde nuestra perspectiva, pensamos que en este caso todo es posible:

a) los narcoterroristas colombianos tienen refugio en territorio de Venezuela con el consentimiento del gobierno de ese país;
b) Colombia intencionalmente deja abierta o muy descuidada su frontera* para que los terroristas pasen al lado venezolano;
c) los terroristas colombianos, que ahora están metidos en el negocio de la droga y les gusta el dinero, pueden haber recibido un pago de la CIA para meterse en territorio venezolano.

Sana desconfianza

Tanto el gobierno colombiano como el venezolano tienen razón de desconfiar de la otra parte, circunstancia en la que lo más saludable y positivo es un corte total de relaciones diplomáticas y comerciales. Colombia y Venezuela desarrollan intercambio comercial con países no limítrofes, lo cual los pone a salvo de consecuencias económicas cuando se produce un corte de relaciones como el actual.

Venezuela tiene activo y seguro comercio con Brasil, Argentina, Uruguay, Bolivia, Paraguay, Nicaragua, Irán, China, EE. UU. , Bielorrusia (con estos dos últimos petróleo) y Rusia, entre otros. Colombia comercia con los EE. UU. y países de Europa Occidental, con lo cual compensa el decreciente intercambio comercial con sus vecinos Ecuador y Venezuela.

Este excelente ejemplo de desconfianza que debe haber entre vecinos cuando hay causas que lo justifiquen debe servirnos de guía  para cortar todo trato con Chile, expulsando del Perú las empresas de capital chileno (empezando por LAN); porque lo que nos ha hecho Chile es mil veces más grave que lo que ocurre entre Colombia y Venezuela, que son países que —al menos en estos momentos— saben actuar con dignidad. Es antinatural y monstruoso que mantengamos relaciones diplomáticas y comerciales con Chile, contumaz violador del derecho internacional que no devuelve los territorios peruanos usurpados (de Arica y Tarapacá ahora pasó a usurpar cuatro hectáreas de Tacna y más de 37 mil kilómetros de mar) y que quiere prosperar a costa de los peruanos.

Los políticos chilenos y el pueblo chileno, que sólo conocen la guerra y la corrupción como forma de relacionarse con sus vecinos, fanfarronean y dicen que tienen firmados TLC con países grandes e importantes y que no necesitan del Perú; sin embargo, sólo mediante coimas mantienen abiertos los cielos peruanos. Si son tan independientes como dicen ser, a ver que prescindan de los aeropuertos peruanos y del sobrevuelo por cielos peruanos para hacer llegar sus aviones a EE. UU. y Europa.

Otros países impiden el ingreso de inversiones que tengan algún antecedente de corrupción, lo cual falta precisar en el ordenamiento legal en el Perú. Por eso lo correcto debería ser cerrar cuanto antes el paso a los aviones chilenos para que en los hechos demuestren que pueden vivir solos, sin ser parásitos del Perú.

El Perú en nada depende de Chile, es Chile quien depende del Perú y por eso no se va del país. La presencia de Chile sólo trae mafias, espías y otros males. Comerciemos con países amigos, no con aquellos que usurpan nuestro territorio.

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* Esto afecta al Perú. Ya hemos informado (ver Colombia: país peligroso para el continente y La Colombia delincuente de Álvaro Uribe)
que Colombia tiene pocos puestos fronterizos y traslada al Perú el cuidado de la extensa frontera, pese a recibir ellos una enorme suma de dinero y equipo militar de los EE. UU. No sería raro que en territorio peruano, pese al cuidado de nuestras fuerzas armada y policial, haya campamentos de las FARC y tengamos en el futuro alguna queja de Colombia… ¡siendo este país el que no cuida su frontera para contener a sus terroristas y traficantes de drogas!