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El Gobierno de Seúl calificó de “clara provocación militar” el lanzamiento de al menos cien disparos de artillería del país vecino sobre una isla habitada cerca de la tensa frontera en el mar Amarillo, que fueron contestados por otros 80 obuses de Corea del Sur.
En tanto, el régimen norcoreano acusa a Corea del Sur de disparar primero y lo amenazó con más ataques “sin piedad” en caso de que persistan los ejercicios militares en la zona, escenario de enfrentamientos armados entre ambos países en 1999, 2002 y 2009.
El balance hasta el momento es de dos marines surcoreanos muertos, y 15 militares y cuatro civiles heridos de distinta consideración, de los que al menos cinco soldados están graves, según las autoridades de Seúl.
Los proyectiles sumieron a la isla de Yeonpyeong, que se encuentra en plena frontera marítima entre las dos Coreas, en el caos, al prender fuego a decenas de casas y producir un gran apagón. Los residentes fueron evacuados inmediatamente a refugios, mientras que el Ejército surcoreano fue puesto en la máxima alerta.
El Ministerio de Exteriores de Corea del Sur consideró lo sucedido como una “violación” del armisticio. Los países vecinos -como China, Rusia y Japón- instaron a contener una posible escalada de tensión en la península. El propio presidente surcoreano, Lee Myung-bak, abogaba por la contención.
En tanto, el régimen norcoreano acusa a Corea del Sur de disparar primero y lo amenazó con más ataques “sin piedad” en caso de que persistan los ejercicios militares en la zona, escenario de enfrentamientos armados entre ambos países en 1999, 2002 y 2009.
El balance hasta el momento es de dos marines surcoreanos muertos, y 15 militares y cuatro civiles heridos de distinta consideración, de los que al menos cinco soldados están graves, según las autoridades de Seúl.
Los proyectiles sumieron a la isla de Yeonpyeong, que se encuentra en plena frontera marítima entre las dos Coreas, en el caos, al prender fuego a decenas de casas y producir un gran apagón. Los residentes fueron evacuados inmediatamente a refugios, mientras que el Ejército surcoreano fue puesto en la máxima alerta.
El Ministerio de Exteriores de Corea del Sur consideró lo sucedido como una “violación” del armisticio. Los países vecinos -como China, Rusia y Japón- instaron a contener una posible escalada de tensión en la península. El propio presidente surcoreano, Lee Myung-bak, abogaba por la contención.