Condenan a caníbal británico
Stephen Griffiths, un asesino en serie de 40 años de edad, fue condenado en el Reino Unido a cadena perpetua por la muerte de tres prostitutas, las cuales devoró en parte.
Stephen Griffiths, un asesino en serie de 40 años de edad, fue condenado en el Reino Unido a cadena perpetua por la muerte de tres prostitutas, las cuales devoró en parte.
Autodenominado el "asesino de la ballesta", a Griffiths se le pudo probar el asesinato de tres prostitutas en un periodo de 11 meses, que terminó en mayo de este año.
En uno de los casos, el criminal mató a su víctima con una ballesta, la desmembró y comió partes de ella para después arrojar sus despojos a un río.
El asesino obtuvo era estudiante de doctorado (Ph.D) en criminología, por lo cual la policía cree que de sus estudios obtuvo ideas para perpetrar crímenes como en el siglo XIX.
Las autoridades continúan investigando para determinar si Griffiths es responsable de otros asesinatos.
El homicida fue descubierto cuando perdió un vídeo donde el criminal estaba en la fase final de un asesinato donde comió a su víctima y aseguraba que se trataba de algo "mágico".
El asesino obtuvo era estudiante de doctorado (Ph.D) en criminología, por lo cual la policía cree que de sus estudios obtuvo ideas para perpetrar crímenes como en el siglo XIX.
Las autoridades continúan investigando para determinar si Griffiths es responsable de otros asesinatos.
El homicida fue descubierto cuando perdió un vídeo donde el criminal estaba en la fase final de un asesinato donde comió a su víctima y aseguraba que se trataba de algo "mágico".
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| Las víctimas |
La grabación, donde Griffiths se calificaba de "artista del baño de sangre", se le cayó en un tren y fue vendida dos veces antes de terminar en la policía.
Las tres mujeres asesinadas provenían de familias trabajadoras decentes, pero cayeron en la adicción a las drogas, lo cual las empujó a vender sus cuerpos. Una de ellas era incluso abuela.
Las tres mujeres asesinadas provenían de familias trabajadoras decentes, pero cayeron en la adicción a las drogas, lo cual las empujó a vender sus cuerpos. Una de ellas era incluso abuela.
