Brasileño encerró a su esposa en sótano 16 años para vivir con su concubina
Una mujer fue hallada semidesnuda en una cama de cemento de un sótano de la casa donde el marido decidió vivir con la concubina en otro lado de la casa.
Una mujer fue hallada semidesnuda en una cama de cemento de un sótano de la casa donde el marido decidió vivir con la concubina en otro lado de la casa.
La víctima, Sebastiana Aparecida Groppo, permaneció en la oscuridad de su habitación húmeda, sucia, con moho, excremento y cucarachas, pese a que sus hermanos e hijos estaban enterados de este maltrato.
La policía trasladó a la mujer a un hospital de Sorocaba, unos 100 kilómetros al oeste de São Paulo y detuvo a la pareja.
João Batista el marido, alegaba que su esposa sufría de alteraciones mentales y era agresiva, por lo que la encerró dos veces, la última, en el año 2003, cuando uno de sus hijos murió en un accidente.
Las autoridades pudieron realizar la intervención gracias a una denuncia anónima.
La celda tenía puertas estaban cerradas con cadenas y le alcanzaban los platos de comida por las rejas.
La delegada de la Mujer de Sorocaba, Jaqueline Coutinho, dijo a la prensa brasileña que en 21 años de trabajo nunca vio que se trate a un ser humano peor que un animal.
Sobre la presunta agresividad de Sebastiana, la policía manifestó que no mostró señas de comportamiento violento, pero sí un deterioro mental que podría deberse a los años de encarcelamiento.
Paradójicamente, según las leyes de Brasil, el marido y la concubina, Maria Aparecida Furquim, sólo pasarían recluidos de dos a ocho años, la mitad del tiempo que recluyeron a Sebastiana.
La policía trasladó a la mujer a un hospital de Sorocaba, unos 100 kilómetros al oeste de São Paulo y detuvo a la pareja.
João Batista el marido, alegaba que su esposa sufría de alteraciones mentales y era agresiva, por lo que la encerró dos veces, la última, en el año 2003, cuando uno de sus hijos murió en un accidente.
Las autoridades pudieron realizar la intervención gracias a una denuncia anónima.
La celda tenía puertas estaban cerradas con cadenas y le alcanzaban los platos de comida por las rejas.
La delegada de la Mujer de Sorocaba, Jaqueline Coutinho, dijo a la prensa brasileña que en 21 años de trabajo nunca vio que se trate a un ser humano peor que un animal.
Sobre la presunta agresividad de Sebastiana, la policía manifestó que no mostró señas de comportamiento violento, pero sí un deterioro mental que podría deberse a los años de encarcelamiento.
Paradójicamente, según las leyes de Brasil, el marido y la concubina, Maria Aparecida Furquim, sólo pasarían recluidos de dos a ocho años, la mitad del tiempo que recluyeron a Sebastiana.