Sismo de Nueva Zelanda deja 39 muertos pero podrían superar el centenar
Tras el sismo de 6.3 en la escala de Richter, que sacudió ayer a Christchurch, en Nueva Zelanda, las tareas de rescate continúan a todo dar con la esperanza de ubicar sobrevivientes en los escombros.
Tras el sismo de 6.3 en la escala de Richter, que sacudió ayer a Christchurch, en Nueva Zelanda, las tareas de rescate continúan a todo dar con la esperanza de ubicar sobrevivientes en los escombros.
Los equipos de rescate dejaron inicialmente los cadáveres, 39, en las calles para concentrarse en el rescate, según el New Zealand Herald, que precisó que el primer ministro John Key aseguró que no hay 65 muertos, como se indicó, y que la cifras que se proporcionarán en adelante corresponderán no a cálculos, sino al número de muertos comprobados.
Poco después ya habían depositado 38 cadáveres en una morgue provisional situada en la estación de policía de Canterbury, mientras diversos medios calculan que el total de fallecidos supere el centenar.
Cientos de rescatistas batallan sin parar en los escombros, vehículos aplastados y edificios por derrumbarse. En algunos casos se ven obligados a realizar amputaciones en el lugar para poder extraerlos.
TV3 reportó una herido al que tuvieron que amputarle ambas piernas para poder rescatarlo.
Los rescatistas todavía están recibiendo mensajes de texto de gente atrapada. A otros los escuchan golpeando.
Equipos adicionales de rescate están por llegar desde Australia, mientras se recibe ofertas de ayuda de diversas partes del mundo.
Los servicios de electricidad todavía no se reponen en grandes áreas de la ciudad, mientras las comunicaciones son dificultosas y para muchos no hay agua potable, por lo que unas seis escuelas se habilitarán como centros de distribución de agua y alimentos y se colocarán servicios higiénicos portátiles.
Poco después ya habían depositado 38 cadáveres en una morgue provisional situada en la estación de policía de Canterbury, mientras diversos medios calculan que el total de fallecidos supere el centenar.
Cientos de rescatistas batallan sin parar en los escombros, vehículos aplastados y edificios por derrumbarse. En algunos casos se ven obligados a realizar amputaciones en el lugar para poder extraerlos.
TV3 reportó una herido al que tuvieron que amputarle ambas piernas para poder rescatarlo.
Los rescatistas todavía están recibiendo mensajes de texto de gente atrapada. A otros los escuchan golpeando.
Equipos adicionales de rescate están por llegar desde Australia, mientras se recibe ofertas de ayuda de diversas partes del mundo.
Los servicios de electricidad todavía no se reponen en grandes áreas de la ciudad, mientras las comunicaciones son dificultosas y para muchos no hay agua potable, por lo que unas seis escuelas se habilitarán como centros de distribución de agua y alimentos y se colocarán servicios higiénicos portátiles.
La escasa profundidad del sismo, sólo cuatro kilómetros, determinó un fuerte impacto en la superficie, mayor que otros sismos superiores a 6.3 grados, pero que ocurren a mayor profundidad.