La situación en Libia y posibles motivos
En Libia la lucha entre el gobierno y fuerzas opositoras está tomando características de guerra civil abierta, incluso con posibilidad de secesión. A diferencia de lo ocurrido en otros países islámicos como Tunisia y Egipto, en Libia el gobierno de Mu’ammar Qaddafi —o Muammar Gadafi— ha resistido las movilizaciones populares, y su intento de reprimir a las masas mediante la fuerza armada ha provocado la deserción de militares —tanto de soldados como de oficiales— que se han unido a la insurrección.
¿Qué pasa realmente en Libia?
El carácter autoritario de su gobernante es lo único de común que tiene el caso libio si lo comparamos con Tunisia y Egipto. En estos dos países cuyos gobiernos fueron derrocados por movilizaciones populares siempre ha existido pobreza y desempleo, y una gran diferencia de ingresos entre la mayoría pobre y la minoría gobernante enriquecida por el robo del dinero fiscal.
El caso de Libia es diferente. Tiene riqueza petrolera y —para su extenso territorio— escasa población (6,2 millones de habitantes1), de manera que no ha sido difícil que el gobierno haya podido ofrecer un relativamente aceptable nivel de vida a la población, con acceso a la educación y salud; el desempleo ha sido muy bajo: justamente por su poca población Libia ha tenido que recibir trabajadores egipcios y palestinos. Además, Mu’ammar Qaddafi, al reconocer su participación en el atentado con bomba contra un avión de pasajeros2 e indemnizar a las víctimas, ya se había reconciliado con Occidente3 y grandes empresas —de Europa Occidental y de Rusia— estaban trabajando en diversos campos.
Vistas las cosas así, parecería que el motivo de la rebelión en Libia es el deseo de la población de derrocar a un dictador más. Pero hay otras motivaciones.
Técnica del derrocamiento
Los grupos de poder de un país o potencias extranjeras tradicionalmente han optado por la fuerza —golpes de estado— para derrocar gobiernos que no convenían a sus intereses. Desde la caída del Muro de Berlín en 1989 esto ha cambiado. El derrumbamiento de los regímenes comunistas de la Unión Soviética y países aliados puso a los dirigentes políticos occidentales en la necesidad de desarrollar metodologías que condujeran a derrocamientos de gobierno sin necesidad de recurrir a la violencia, porque de no ser así se corría el peligro de que la situación se saliese de control y los comunistas pudieran reorganizarse para actuar violentamente.
El objetivo de estos cambios de gobierno no violentos era y es —al menos en los países que antes pertenecieron al bloque comunista— poner en el poder a personas que aseguren la alineación de sus países con Europa Occidental y los EE. UU. y faciliten su territorio para el establecimiento de muchas bases militares que rodeen a la Federación Rusa, un objetivo en gran parte cumplido4 y que siembra las semillas de una gran guerra, pues los chinos y rusos —dueños y habitantes de la gran masa continental euroasiática cuyo dominio anhela Occidente—, llegado el momento, van a hacer sentir su fuerza de gigantes.
El caso yugoslavo
Un cometido importante estratégicamente hablando era la desintegración de Yugoslavia y en particular el sometimiento a Occidente de Serbia, nación históricamente aliada de Rusia y centro del poder unificador de Yugoslavia. Al resistir los serbios los intentos de subversión y al reprimir en exceso el separatismo de la provincia de Kósovo con mayoría musulmana, los occidentales tuvieron el pretexto perfecto para atacar militarmente en 1999 a lo que quedaba de Yugoslavia (la federación de las repúblicas de Serbia y Montenegro). Paralelamente a los ataques militares, siguiendo instrucciones de los servicios de inteligencia de Occidente, en Serbia se formó el grupo derechista Otpor (‘Resistencia’ en serbocroata), que se enfrascó en una batalla política para derrocar a Slobodan Milósevich mediante movilizaciones populares, objetivo que se cumplió.
Conexión con el Medio Oriente
Las actuales insurrecciones en los países islámicos responden a propósitos geopolíticos de dominación mundial de Occidente. Siendo necesario realizar los cambios políticos correspondientes, en Egipto, por ejemplo, no sólo se inspiraron en el ejemplo de Otpor, sino que hubo egipcios que viajaron a la Serbia prooccidental5 a obtener conocimiento directo de la manera de derrocar gobiernos con movilizaciones populares6.
Existiendo la metodología de subversión no violenta, lo que con su aplicación persigue Occidente en los países islámicos es lo siguiente: a) un recambio superficial, externo7, deshaciéndose de personajes que aunque son siervos de Occidente son impresentables por su autoritarismo y corrupción; b) alinear claramente con Occidente a los países de la región8; c) asegurarse de que los países del área respeten a Israel y no le lleven la contra en nada9.
Otro aspecto importante y nefasto de la intromisión de Occidente en los países islámicos es que no quieren de ninguna manera que esos países logren un desarrollo social, económico, cultural y científico que sea independiente. Concretamente, lo que menos desean los occidentales es que en los países islámicos se desarrollen la ciencia y la tecnología. Eso explica, por ejemplo, que Occidente secretamente apoyara el derrocamiento de un aliado en 1979, como era el sha de Persia; no le perdonaron que en sus planes de desarrollo contemplara la formación de científicos y centros de investigación. También esto se vio de manera más clara en Iraq, donde tras la invasión de 2003 las víctimas escogidas para asesinatos selectivos fueron los científicos, que si no huían eran asesinados, algo que se ve ahora en la República Islámica de Irán, de donde de tiempo en tiempo llegan noticias de asesinatos de científicos perpetrados por agentes al servicio de Occidente10.
De regreso a Libia
Por su riqueza petrolera y poca población, en Libia es factible lograr un grado de distribución de la riqueza y desarrollo. El gobierno de Mu’ammar Qaddafi, aunque autoritario, contempla en la práctica ciertas formas de democracia directa11. La reconciliación de Qaddafi con Occidente desbloqueó ciertos impedimentos y el país entonces ha tenido acceso a más tecnología; estaba en los planes de Qaddafi seguir desarrollando su país. Por ejemplo, ya había empresas rusas iniciando los trabajos para la construcción de un importante ferrocarril, lo cual para los occidentales constituye un doble “pecado”: promover el desarrollo de Libia y hacerlo con empresas no occidentales (ya hemos mencionado que son empresas rusas). Por todo esto, no llama la atención que el gobierno de los EE. UU. no disimule su apoyo a las revueltas e incluso amenace con el uso de la fuerza. Pero hasta ahora Qaddafi resulta un hueso duro de roer.
______________________
1 Egipto tiene 80 millones de habitantes y poco petróleo, y el 60% de la población vive en la pobreza. Con el cambio de gobierno y el posible enjuiciamiento del depuesto presidente Hosni Mubarak esa situación de pobreza va a seguir igual.
2 Ocurrió el año 1988, y murieron 270 personas.
3 La Unión Europea y los EE. UU.
5 Pero decepcionada, ya que su adhesión a la Unión Europea no le produce los frutos esperados; y peor aún en este tiempo en que tambalean las economías de países europeos relativamente atrasados como España, Portugal y Grecia.
6 Alejandro Toledo no ha podido desmentir con claridad acerca de la ayuda económica del magnate George Soros para emprender la lucha contra la dictadura de Alberto Fujimori y Vladimiro Montesinos.
7 En Egipto, por ejemplo, sólo han cambiado las caras; derrocaron a Hosni Mubarak pero la fuerza armada sigue teniendo el dominio político y no va a haber ningún cambio en la situación de pobreza que vive el país.
8 Mu‘ammar Qaddafi, por ejemplo, ya había hecho las paces con los occidentales, pero es una persona de pensamiento muy independiente, incluso imprevisible. O sea que aunque no es enemigo de Occidente, nunca podría ser un títere, razón más que suficiente para sacarlo del camino.
9 Los gobiernos y la prensa de Occidente han logrado “convencer” a algunos gobernantes árabes de que Irán es un peligro porque puede construir una bomba atómica, por lo cual es necesario inspeccionar el territorio iraní; sin embargo, no dicen una palabra acerca de inspeccionar el suelo de Israel, país que sí tiene bombas atómicas. Aquí hay que mencionar que en dos países árabes que limitan con Israel, las cúpulas gobernantes son criptojudías (aparentan ser musulmanes pero son de religión judía).
10 Obligado por bloqueos económicos y financieros y por un embargo de compra de armas, Irán está desarrollando industria militar que tiene un 70% de copia o clonación, pero ya están haciendo cosas propias y tienen buenos avances en nanotecnología y electrónica. Además, a partir de su experiencia en el ensamblado de automóviles, ahora producen el Helmand, una marca que se vende en varios países.
11 Si comparamos la forma de gobierno de Libia con la monarquía absolutista de Arabia Saudita, diríamos que en la Libia de Gadafi ha habido un gobierno ultrademocrático. Pero es un tanto difícil que haya insurrecciones en Arabia Saudita, porque su gobierno es aliado incondicional de Occidente —que, en consecuencia, no alienta allí los levantamientos populares— y porque, curándose en salud, el gobierno saudita está tomando medidas de alivio de la pobreza; esto lo hace con medidas de redistribución de los ingentes recursos petroleros del país (algo más fácil de hacer con sus 27 millones de habitantes, que con los 80 millones de Egipto).
El carácter autoritario de su gobernante es lo único de común que tiene el caso libio si lo comparamos con Tunisia y Egipto. En estos dos países cuyos gobiernos fueron derrocados por movilizaciones populares siempre ha existido pobreza y desempleo, y una gran diferencia de ingresos entre la mayoría pobre y la minoría gobernante enriquecida por el robo del dinero fiscal.
El caso de Libia es diferente. Tiene riqueza petrolera y —para su extenso territorio— escasa población (6,2 millones de habitantes1), de manera que no ha sido difícil que el gobierno haya podido ofrecer un relativamente aceptable nivel de vida a la población, con acceso a la educación y salud; el desempleo ha sido muy bajo: justamente por su poca población Libia ha tenido que recibir trabajadores egipcios y palestinos. Además, Mu’ammar Qaddafi, al reconocer su participación en el atentado con bomba contra un avión de pasajeros2 e indemnizar a las víctimas, ya se había reconciliado con Occidente3 y grandes empresas —de Europa Occidental y de Rusia— estaban trabajando en diversos campos.
Vistas las cosas así, parecería que el motivo de la rebelión en Libia es el deseo de la población de derrocar a un dictador más. Pero hay otras motivaciones.
Técnica del derrocamiento
Los grupos de poder de un país o potencias extranjeras tradicionalmente han optado por la fuerza —golpes de estado— para derrocar gobiernos que no convenían a sus intereses. Desde la caída del Muro de Berlín en 1989 esto ha cambiado. El derrumbamiento de los regímenes comunistas de la Unión Soviética y países aliados puso a los dirigentes políticos occidentales en la necesidad de desarrollar metodologías que condujeran a derrocamientos de gobierno sin necesidad de recurrir a la violencia, porque de no ser así se corría el peligro de que la situación se saliese de control y los comunistas pudieran reorganizarse para actuar violentamente.
|
El objetivo de estos cambios de gobierno no violentos era y es —al menos en los países que antes pertenecieron al bloque comunista— poner en el poder a personas que aseguren la alineación de sus países con Europa Occidental y los EE. UU. y faciliten su territorio para el establecimiento de muchas bases militares que rodeen a la Federación Rusa, un objetivo en gran parte cumplido4 y que siembra las semillas de una gran guerra, pues los chinos y rusos —dueños y habitantes de la gran masa continental euroasiática cuyo dominio anhela Occidente—, llegado el momento, van a hacer sentir su fuerza de gigantes.
El caso yugoslavo
Un cometido importante estratégicamente hablando era la desintegración de Yugoslavia y en particular el sometimiento a Occidente de Serbia, nación históricamente aliada de Rusia y centro del poder unificador de Yugoslavia. Al resistir los serbios los intentos de subversión y al reprimir en exceso el separatismo de la provincia de Kósovo con mayoría musulmana, los occidentales tuvieron el pretexto perfecto para atacar militarmente en 1999 a lo que quedaba de Yugoslavia (la federación de las repúblicas de Serbia y Montenegro). Paralelamente a los ataques militares, siguiendo instrucciones de los servicios de inteligencia de Occidente, en Serbia se formó el grupo derechista Otpor (‘Resistencia’ en serbocroata), que se enfrascó en una batalla política para derrocar a Slobodan Milósevich mediante movilizaciones populares, objetivo que se cumplió.
Conexión con el Medio Oriente
Las actuales insurrecciones en los países islámicos responden a propósitos geopolíticos de dominación mundial de Occidente. Siendo necesario realizar los cambios políticos correspondientes, en Egipto, por ejemplo, no sólo se inspiraron en el ejemplo de Otpor, sino que hubo egipcios que viajaron a la Serbia prooccidental5 a obtener conocimiento directo de la manera de derrocar gobiernos con movilizaciones populares6.
Existiendo la metodología de subversión no violenta, lo que con su aplicación persigue Occidente en los países islámicos es lo siguiente: a) un recambio superficial, externo7, deshaciéndose de personajes que aunque son siervos de Occidente son impresentables por su autoritarismo y corrupción; b) alinear claramente con Occidente a los países de la región8; c) asegurarse de que los países del área respeten a Israel y no le lleven la contra en nada9.
Otro aspecto importante y nefasto de la intromisión de Occidente en los países islámicos es que no quieren de ninguna manera que esos países logren un desarrollo social, económico, cultural y científico que sea independiente. Concretamente, lo que menos desean los occidentales es que en los países islámicos se desarrollen la ciencia y la tecnología. Eso explica, por ejemplo, que Occidente secretamente apoyara el derrocamiento de un aliado en 1979, como era el sha de Persia; no le perdonaron que en sus planes de desarrollo contemplara la formación de científicos y centros de investigación. También esto se vio de manera más clara en Iraq, donde tras la invasión de 2003 las víctimas escogidas para asesinatos selectivos fueron los científicos, que si no huían eran asesinados, algo que se ve ahora en la República Islámica de Irán, de donde de tiempo en tiempo llegan noticias de asesinatos de científicos perpetrados por agentes al servicio de Occidente10.
De regreso a Libia
Por su riqueza petrolera y poca población, en Libia es factible lograr un grado de distribución de la riqueza y desarrollo. El gobierno de Mu’ammar Qaddafi, aunque autoritario, contempla en la práctica ciertas formas de democracia directa11. La reconciliación de Qaddafi con Occidente desbloqueó ciertos impedimentos y el país entonces ha tenido acceso a más tecnología; estaba en los planes de Qaddafi seguir desarrollando su país. Por ejemplo, ya había empresas rusas iniciando los trabajos para la construcción de un importante ferrocarril, lo cual para los occidentales constituye un doble “pecado”: promover el desarrollo de Libia y hacerlo con empresas no occidentales (ya hemos mencionado que son empresas rusas). Por todo esto, no llama la atención que el gobierno de los EE. UU. no disimule su apoyo a las revueltas e incluso amenace con el uso de la fuerza. Pero hasta ahora Qaddafi resulta un hueso duro de roer.
______________________
1 Egipto tiene 80 millones de habitantes y poco petróleo, y el 60% de la población vive en la pobreza. Con el cambio de gobierno y el posible enjuiciamiento del depuesto presidente Hosni Mubarak esa situación de pobreza va a seguir igual.
2 Ocurrió el año 1988, y murieron 270 personas.
3 La Unión Europea y los EE. UU.
4 En Ucrania, la “revolución naranja” que llevó al poder a Viktor Yushchenko tenía por objeto lograr la alineación de Ucrania con Occidente y contra Rusia, con bases militares y todo. La ineptitud de ese gobernante y la crisis económica mundial frustraron esta maniobra, y ahora está en el poder Viktor Yanukovych, un gobernante que mantiene una situación neutral: buenas relaciones con Europa y con Rusia.
5 Pero decepcionada, ya que su adhesión a la Unión Europea no le produce los frutos esperados; y peor aún en este tiempo en que tambalean las economías de países europeos relativamente atrasados como España, Portugal y Grecia.
6 Alejandro Toledo no ha podido desmentir con claridad acerca de la ayuda económica del magnate George Soros para emprender la lucha contra la dictadura de Alberto Fujimori y Vladimiro Montesinos.
7 En Egipto, por ejemplo, sólo han cambiado las caras; derrocaron a Hosni Mubarak pero la fuerza armada sigue teniendo el dominio político y no va a haber ningún cambio en la situación de pobreza que vive el país.
8 Mu‘ammar Qaddafi, por ejemplo, ya había hecho las paces con los occidentales, pero es una persona de pensamiento muy independiente, incluso imprevisible. O sea que aunque no es enemigo de Occidente, nunca podría ser un títere, razón más que suficiente para sacarlo del camino.
9 Los gobiernos y la prensa de Occidente han logrado “convencer” a algunos gobernantes árabes de que Irán es un peligro porque puede construir una bomba atómica, por lo cual es necesario inspeccionar el territorio iraní; sin embargo, no dicen una palabra acerca de inspeccionar el suelo de Israel, país que sí tiene bombas atómicas. Aquí hay que mencionar que en dos países árabes que limitan con Israel, las cúpulas gobernantes son criptojudías (aparentan ser musulmanes pero son de religión judía).
10 Obligado por bloqueos económicos y financieros y por un embargo de compra de armas, Irán está desarrollando industria militar que tiene un 70% de copia o clonación, pero ya están haciendo cosas propias y tienen buenos avances en nanotecnología y electrónica. Además, a partir de su experiencia en el ensamblado de automóviles, ahora producen el Helmand, una marca que se vende en varios países.
11 Si comparamos la forma de gobierno de Libia con la monarquía absolutista de Arabia Saudita, diríamos que en la Libia de Gadafi ha habido un gobierno ultrademocrático. Pero es un tanto difícil que haya insurrecciones en Arabia Saudita, porque su gobierno es aliado incondicional de Occidente —que, en consecuencia, no alienta allí los levantamientos populares— y porque, curándose en salud, el gobierno saudita está tomando medidas de alivio de la pobreza; esto lo hace con medidas de redistribución de los ingentes recursos petroleros del país (algo más fácil de hacer con sus 27 millones de habitantes, que con los 80 millones de Egipto).