¡Qué triste papel el de Piñera!sebastian_pinera_19
Por Rubén A. Hernández A.

El primer trimestre del presente año (2011) ha representado para el Imperio estadounidense un periodo bien ajetreado en medio de una política exterior agresiva, signada por la continuidad de varios frentes militares y por la apertura oficial de otros en el marco del replanteamiento hegemónico del “moribundo” capitalismo global llevado a cabo desde hace varios años. Dentro de dicha política foránea vale destacar la intensa campaña diplomática y mediática desplegada en todo el mundo por el lobby estadounidense, cuyo objetivo fundamental consiste no sólo en justificar el constante uso de la fuerza contra distintos pueblos, sino en intimidar de manera “solapada” a todos aquellos gobiernos y sociedades que pretendan no seguir los lineamientos de los amos imperiales y de sus socios políticos, económicos y militares.


barack_obama_11En el caso de América Latina la campaña diplomática proimperial estuvo a cargo del mismo presidente-emperador Obama, quien en su reciente gira por Brasil, Chile y El Salvador (marzo), intentó explicar las razones por las que una coalición militar estadounidense-europea ha agredido a Libia, y quiso demostrar a sus “amigos” (gobernantes y pueblos) que Estados Unidos no se ha olvidado de ellos a pesar de las diversas tareas globales que confronta en la actualidad la nación norteña. Como retribución al “noble” sentimiento de Obama y de todos aquellos personajes, corporaciones e instituciones interesados en mantener la hegemonía estadounidense, los Gobiernos de los tres países mencionados dieron una bienvenida digna de un emperador romano a Obama. Realmente Rousseff, Piñera y Funes, los presidentes de Brasil, Chile y El Salvador respectivamente, se comportaron a la altura de las circunstancias en su papel de ‘procónsules’ que cuidan los intereses imperiales, arrastrándose como el perro ante su amo.

Pero de los tres gobernantes latinoamericanos quien posiblemente dio más lástima fue el multimillonario empresario Sebastián Piñera, quien avergonzó a muchos chilenos y hermanos de todo el continente con unas palabras dignas de un lacayo de primera categoría, de un individuo capaz de cualquier cosa no por ayudar a su pueblo, sino por obtener  notables beneficios personales.

De entrada Piñera ‘pisó en falso’ invitando a Obama al mismísimo Palacio de La Moneda, lugar donde se consumó finalmente el Golpe de Estado contra Salvador Allende, acontecimiento instigado por Estados Unidos de acuerdo a lo reseñado en documentos desclasificados de la CIA. Entre otros comentarios realizados delante de Obama y de la prensa chilena e internacional, Piñera hizo referencia a lo siguiente:

  1. 1)      Defensa a ultranza de la agresión imperial contra Libia, demostrando que es uno de los tantos gobernantes preocupados más por los intereses geopolíticos, estratégicos y económicos que por las necesidades humanitarias de millones de personas en el planeta entero. Además Piñera peca de ignorante o malintencionado al no reconocer que Gaddafi hasta hace poco fue un aliado “incondicional” de las potencias mundiales. Seguramente a Piñera no le daría asco tener relaciones económicas con un tirano que le aporte unos cuantos dólares a su ya dilatado bolsillo. De hecho en la misma nación chilena hay quienes aseguran que su actual presidente llegó a beneficiarse con la sangrienta dictadura de Pinochet.
  2. 2)      Necesidad urgente de establecer nuevos tratados de libre comercio con Estados Unidos. En este sentido Piñera cree que todos los ciudadanos chilenos y latinoamericanos siguen ‘comiéndose el cuento’ de un intercambio verdaderamente libre con Estados Unidos y con otros países donde tienen su sede principal las corporaciones trasnacionales más importantes. Lo peor del caso es que el lacayo Piñera, que prácticamente le imploró de rodillas a su amo Obama para que se agilicen los tratados, invitó a sus colegas en el resto de América a que se arrastren ante el capitalismo global, que no sigan poniendo obstáculos al progreso, a la democracia y a la libertad Made in USA. ¡Vaya personaje tan patético y tan asqueroso!. Incluso se atrevió Piñera a proponer una integración donde se incluya al país norteamericano, sin tener en cuenta las profundas desigualdades estructurales entre Estados Unidos y la mayoría de naciones latinoamericanas, y el evidente interés egoísta de las élites estadounidenses. Hay que acotar en este sentido que un individuo con una fortuna superior a los dos millardos de dólares, como es el caso de Piñera, difícilmente criticaría al capitalismo, aún conociendo a plenitud las graves consecuencias humanas y medioambientales generadas en todo el mundo.
  3. 3)      Olvido del pasado traumático de las relaciones entre Chile y Estados Unidos. Este comentario surgió debido a que Obama respondió, a la pregunta de un periodista respecto al Golpe de Estado contra Salvador Allende, que la historia es importante pero que debía ser prácticamente enterrada ante un futuro “promisorio” para toda América. Y como no podía esperarse otra reacción, el lacayo Piñera no llevó la contraria a su patrón, y por tanto enfatizó en que el pasado debía dejar de ser una obsesión para los chilenos.

Más aún, Piñera se atrevió a dudar acerca de la participación imperial en los tristes sucesos de septiembre de 1973. Claro está que la invitación a olvidar el pasado responde a una estrategia de debilitamiento de la memoria colectiva tanto en Chile como en el resto de América Latina, con el objetivo de que tanto el Imperio estadounidense como sus gobernantes y élites títeres en todo el continente sigan cometiendo tropelías y continúen sometiendo a las mayorías. Bien es sabido que el conocimiento de la historia es importante, entre otras cosas, para que los pueblos aprendan de las lecciones pretéritas.