WikiLeaks: presos de Guantánamo padecían enfermedades mentales

Un cable divulgado por WikiLeaks reveló que al menos treinta presos de la cárcel ilegal de Guantánamo, en su mayoría inocentes, padecían enfermedades psiquiátricas e incluso varios intentaron suicidarse.

 

El informe publicado por el diario español El País indica que las evaluaciones médicas realizadas al ingresar en el centro carcelario diagnosticaron en los presos depresiones profundas, graves trastornos de personalidad e intentos de suicidio que en algunos casos condujeron a la muerte del presidiario.
 

Sin ninguna consideración a su enfermedad, la mayor parte de los detenidos pasaron años recluidos antes de ser trasladados a sus países de origen, indica el cable.

“La búsqueda de información primó por encima de la salud y como en el caso del afgano Modulá Abdul Raziq sólo fueron entregados cuando se comprobó que su lamentable estado impedía obtener información de inteligencia fiable sobre Al-Qaeda y sus grupos asociados”, detalla El País.

El Gobierno de los  Estados Unidos buscaba interrogar de manera obsesiva a los detenidos para dar con el paradero del líder de la red Al-Qaeda Osama Bin Laden.


El afgano Modulá Abdul Raziq, de 40 años, consumía sus propias heces, bebía champú y embadurnaba con excrementos su cuerpo desnudo en una celda de Guantánamo. Es uno de los presos que menos tiempo ha permanecido en el penal, ocho meses, y fue transferido a Afganistán en septiembre de 2002, antes de que comenzaran los juicios que “revisan el estatuto de combatiente enemigo”, denuncia El País.

Este preso salió libre no por haberse determinado su inocencia, sino porque su lamentable estado psiquiátrico "dificulta o imposibilita obtener información durante los interrogatorios", dice un informe secreto en el que el general de brigada Michael R. Lehnert, del cuerpo de Marines de Estados Unidos, pide su repatriación a Afganistán.  

A Washington “sólo importaban dos cuestiones: cuánta información se obtendría de los presos, aunque fueran inocentes y si podían ser peligrosos en el futuro”.

"La prisión funciona como una inmensa comisaría de policía sin límite de estancia y en la
que la duración del castigo no es proporcional al supuesto hecho cometido", revela el diario español.