La solución de Gerald Celente*: Lo que cambia todas las reglas de juego del siglo XXI

Kingston, NY, 2 de agosto 2011. Después de leer el recientemente aparecido Jornal de Verano sobre Tendencias1, ningún periodista responsable podrá con la conciencia tranquila presentar a Gerald Celente como portador de “pornografía del pesimismo”, “deprimido y pronosticador del apocalipsis” o “alarmista”.

 

Celente continuará aclarando que los “días felices” no retornarán pronto. Continuará explicando que, pese al acuerdo en temas presupuestales, ni los remedios rápidos de la Reserva Federal ni los planes de Washington D. C. pueden revertir el rumbo de una economía encaminada a la “depresión más grande de todas”. Ningún milagro bipartidario eliminara el déficit presupuestal o el del comercio (exportaciones-importaciones) ni restablecerá el dólar a su antigua gloria, ni hará que regresen los puestos de trabajo perdidos con industrias que se fueron a China, India o México.
 
La crisis financiera de Europa es igualmente crítica. Y las políticas de rescate financiero de la Unión Europea, del FMI y del Banco Central Europeo resultarán tan inefectivas como la de los EE. UU.; estas advertencias no son “alarmismo” o “pesimismo”, son solamente un asunto de sacar las conclusiones lógicas a partir de los hechos y de datos incontrovertibles.

Sin embargo, incluso con un enorme derrumbe financiero ante nosotros, Celente está convencido de que hay base para esperar en el largo plazo resultados positivos en la economía mundial. El potencial cambio total en las reglas de juego2 radica en el extendido reconocimiento de que la forma de pensar y políticas  propias de la Revolución Industrial no tendrán resultado —no pueden tenerlo— en un mundo del siglo XXI.  

“No es solo la economía modelo T3 que está pasada de moda, también lo están nuestro tratamiento de la educación, la salud pública, la política y, sí, los militares”, dice Celente. “El antiguo adagio ‘Los generales combaten la última guerra’ es tan válido como siempre lo fue. Aunque la tecnología puede haber cambiado, no ha ocurrido lo mismo con la forma de pensar. El convencimiento de que la fuerza bruta puede imponerse en un país bajo ocupación militar y defendido por guerrilleros ha demostrado ser un fracaso que cuesta billones de dólares y dura una década. Sin embargo, aun cuando las guerras empezadas hace años continúan sin victoria a la vista, empiezan nuevas guerras como la ‘Operación Alborada de la Odisea’ desatada contra Libia hace cinco meses, una ‘acción militar kinética’ que debía concluir en ‘días, no en semanas’”.

La solución de Celente es la democracia directa: “El ‘sistema’ de gobierno y político que rige en los EE. UU. y en muchas partes del mundo es obsoleto y no tiene remedio. Los ineptos generales que han planeado guerras que son causas perdidas tienen su imagen reflejada como en un espejo en los senadores y representantes4 enfrentados en permanente pleito. Cualquiera que haya visto durante semanas el espectáculo transmitido en vivo ‘Batalla de la Argolla Congresal por el Presupuesto’ de la Federación de Lucha Libre de Washington y aún confíe en el buen juicio de los políticos es o bien un iluso, o bien alguien ideológicamente prisionero”, dice Celente.

Sin embargo, es un hecho innegable que los 535 miembros electos del Congreso, a pesar de su incompetencia, aprueban leyes que controlan las vidas de más de 300 millones de ciudadanos. “El problema no sólo está en los números”, afirma Celente, “es que la ‘Banda de los 535’ representa a lobbistas y a los que pagan las campañas electorales, no a los electores a quienes ellos alegan representar. La ‘democracia representativa’ es un cruel timo: no es ‘representativa’  ni ‘democrática’, y la gente está empezando a darse cuenta de ello. Encuestas demuestran que solo el 17 por ciento de posibles votantes estadounidenses dicen que el país se encamina en la dirección correcta, mientras que 46 por ciento cree que la mayoría de los miembros del Congreso son corruptos.

 “En esas percepciones y creencias está la posibilidad de cambio, cambio verdadero, no el cambio que propone Obama. Como dijo Víctor Hugo, ‘Ningún ejército del mundo puede vencer una idea cuya hora ha llegado’. Yo creo que la ‘idea’ es la Democracia Directa, y creo que ha llegado la hora para que todo el mundo quite el poder de las manos de las mafias políticas que gobiernan y lo ponga en manos del pueblo. ‘¡Que vote el pueblo!’”

¿Puede realmente funcionar con éxito la democracia directa? ¡Funciona en Suiza! Pero ¿es un sustituto viable y realista de las muchas democracias representativas que, en la práctica, no son democráticas en absoluto? ¿O terminaría en un gobierno de las mafias?
 
¿Puede realmente la democracia directa ser “El Cambio Total de las Reglas en el Mundo”? Para una visión interna de la tendencia que ya está generando una ola internacional de interés y para tomar conocimiento de muchas otras megatendencias que se exponen en el Jornal de Tendencias de Verano, Ud. puede entrevistar a Gerald  Celente.

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* Analista estadounidense de tendencias económicas, sociales, políticas y geopolíticas, director del Trends Research Institute (Instituto de Investigación de Tendencias), cuya dirección de internet es http://www.trendsresearch.com/index.php. Pronosticó con precisión la disolución de la Unión Soviética y la crisis económico-financiera de 2008. Ahora está advirtiendo sobre una grave depresión más fuerte que la de 1929 que puede abatirse sobre los EE. UU. en 2012.


1 En inglés Summer Trends Journal.

2 En inglés es game changer, literalmente ‘cambiador del juego’, expresión que no está en los diccionarios y se emplea para referirse a avances o cambios tecnológicos o políticos  que cambian completamente el panorama.   

3 Alude a los autos Ford modelo T de hace 100 años, que fueron los primeros que se fabricaron en línea de ensamblaje, no artesanalmente o pieza por pieza.

4 En el Congreso de los EE. UU. de Norteamérica hay una cámara alta, constituida por senadores, y una cámara baja, formada por representantes.