El Dajjal y una visión islámica y geopolítica de la situación en Libia
Dajjāl (الدّجّال en árabe) es una figura del islamismo relacionada con el fin de los días, análoga al Anticristo, desde los siglos VIII y IX de nuestra era, no perteneciente al Corán, sino a la tradición de esa religión que comienza con los hadith.
Se trata de un falso mesías de los últimos días, capaz de realizar milagros y que evoluciona a una naturaleza más abominable (estéril, un solo ojo, acompañado de un «monstruo peludo», incapaz de acceder a Medina o a La Meca).
Algunos creen que procede del Este y que es judío. En el combate final el Dajjal será asistido por un ejército de setenta mil judíos de Isfahán. Se lo representa montado en el asno Abtar, tan grande como él mismo. Tiene grabadas en la frente las letras KFR (de kafir 'infiel').
Según la tradición shiita, después de un reinado de cuarenta días, el Dajjal es muerto por el Mahdí, ayudado por Jesús; para el sunismo es el mismo Jesús quien lo liquida de un lanzazo en el pecho.
A continuación, un artículo sobre una visión islámica y geopolítica del Dajjal y la situación en Libia.
Lecciones del ataque sionista a Libia
Por Imran N. Hosein
“… tienen corazones pero no entienden, tienen ojos pero no ven, tienen oídos y no oyen; esas gentes son nada más como ganado…”
(Corán, al-An’am 7: 19)
Los que ven con dos ojos, el interno y el externo, reconocerían el sionismo y el imperialismo sionista escritos y grabados en la bien armada y largo tiempo preparada insurrección que derribó al gobierno libio. No fue un levantamiento popular espontáneo de un pueblo contra su gobernante dictatorial, como quieren hacernos creer los medios de información controlados por el sionismo en todo el mundo; ni el régimen fue derrocado porque la gente respondió con rabia a la presunta matanza de inocentes manifestantes que cometió el gobierno de Libia. Ese es el lavado de cerebro que toma la forma de noticia y que el ganado [la gente crédula y mal informada] traga.
Es bastante fácil reconocer la intimidación y control sionista de los medios de comunicación cuando los principales diarios y cadenas de radio y televisión de todo el mundo (incluyendo al-Yazira) se rehúsan campantemente a cuestionar la descaradamente falsa explicación oficial del ataque terrorista del 11 de setiembre de 2001 contra los EE. UU.
La triste verdad es que hay muchos musulmanes libios que ahora serán inmisericordemente asesinados, a menos que se sometan y acaten a la nueva sangrienta dictadura que se les ha impuesto, bajo el filo de la espada sionista.
Utilizando una bárbara estrategia que vino de “la bestia de la Tierra”, las fuerzas de la insurrección descargaron su satánico golpe final al atardecer del mes de Ramadán, cuando los creyentes están saliendo de su ayuno de un día. Se embarcaron en una indiscriminada ola de matanzas destinada a infundir pánico en Trípoli, la capital libia, para así desestabilizar la defensa militar. Más de mil musulmanes libios se convirtieron en shuhada1 —recién habían completado su día de ayuno—, cuando sus vidas fueron segadas sin piedad con armas proporcionadas por los sionistas kufar2. Solo personas que hayan sufrido lavado cerebral aceptarían la guerra satánica como una insurrección popular espontánea.
Sospecho que hay algunos en Egipto que tendrían noches sin sueño tranquilo si se ofreciese una recompensa sustancial por información segura sobre cuántas armas —que podrían ser más que suficientes para armar a un ejército regular— llegaron a los insurrectos de Libia, posiblemente del lado egipcio de la frontera3. Sin embargo, ni con todas sus armas habrían podido triunfar los insurrectos libios sin la activa y visible ayuda y respaldo4 del brazo militar del sionismo, esto es, la OTAN, ni podría sobrevivir el nuevo gobierno títere libio sin la protección de la OTAN. Por consiguiente, en este sentido Israel, Arabia Saudita y el nuevo gobierno libio títere de Occidente pertenecen al mismo grupo de países cuyo tortuoso nacimiento y prolongada supervivencia no pueden explicarse sin entender lo que es el sionismo.
La OTAN ya está firmemente establecida en Afganistán e Iraq y no se retirará de esos países hasta que Israel gobierne el mundo durante “un día como una semana”5 y el Dajjal6 se proclame como el Mesías prometido (para una explicación sobre el tema, ver mi libro titulado Jerusalén en el Corán). Los que ven con un solo ojo7 no se dan cuenta de que la OTAN está en Libia para proteger y promover los intereses imperiales de Israel, que está por lanzar grandes guerras contra los árabes, y quien esto escribe advierte que el mundo podría entonces enfrentar al menos otros 25 años de guerra continua hasta el retorno del Hijo de María (sean las bendiciones de Alá sobre ambos, la madre virgen y el hijo Mesías). Quienes ven con solo un ojo no se percatan de que la OTAN buscará ahora permanecer en Libia los próximos 25 años.
La primera implicancia de lo que acabamos de mencionar y que deseamos compartir con nuestros lectores es que los musulmanes que rehúsen someterse al estado sionista de Israel emanado del Dajjal deben —por su propia seguridad— separarse y guardar distancia de los participantes activos que ven con un solo ojo y de los que apoyan en público la insurrección libia. Aunque al responder a este artículo griten y chillen a todo pulmón, el hecho es que —a menos que se arrepientan— esas personas no son de nosotros y nosotros no somos de ellos:
“Oh tú que tienes fe [en Alá], no seas amigo ni aliado de [tales] judíos y de [tales] cristianos, que son amigos y aliados entre sí. Y quienquiera de Uds. que se dirija a ellos [en busca de amistad y alianza] pertenece a ellos [y no a nosotros]. Ciertamente, Alá no guía a la gente perversa.”
(Corán, al-Maida, 5:51.)
[Nota. El Corán no se refiere aquí a la amistad individual entre un judío y un cristiano. El versículo más bien anticipa el surgimiento de la alianza judeo-cristiana-sionista que ahora libra injusta guerra contra el Islam y los musulmanes.]
En particular los musulmanes egipcios y paquistaníes deben cortar cualquier vínculo con todos aquellos que en Egipto y Paquistán bailan al compás de la música de la OTAN. Cuando inevitablemente se desencadenen los ataques de la OTAN contra Paquistán y Egipto, esas personas cumplirán el mismo papel que vemos cumplen en Libia.
No tengo duda de que gran número de egipcios ahora están despertando y entendiendo las peligrosas consecuencias del éxito de la OTAN en Libia, o sea, que la soga de ahorcamiento se va ajustando en el cuello de Egipto. Este breve escrito ayuda a explicar este asunto. Israel tiene que expandir sus fronteras territoriales de la Tierra Santa (al-Ard al-Muqaddasah8). La Biblia (esto es, la Toráh) declara que la Tierra Santa se extiende “desde el río de Egipto hasta el río Éufrates”. Quienquiera que haya reescrito la Biblia para insertar esta falsedad lo hizo casi con seguridad porque los judíos vivieron en el fértil Delta del Nilo durante 400 años, y porque fueron esclavizados en Iraq (Babilonia) durante largo tiempo.
Ningún judío aceptará la afirmación del Dajjal de ser el Mesías cuando lo diga en Jerusalén, de acá a 20 o 30 años, a menos que este personaje gobierne sobre un Israel que abarque las fronteras bíblicas de la Tierra Santa (del Nilo al Éufrates).
Y en consecuencia es inevitable que Israel ataque a Egipto para ocupar militarmente la parte oriental del Delta del Nilo. La implicancia del triunfo de la OTAN en Libia es que ahora Egipto será atacado desde el Oriente [por Israel] y desde el Occidente [por la OTAN instalada en Libia]; como ocurre con Paquistán, así también la estrategia será dividir Paquistán y Egipto en pequeños estados que India e Israel controlarán fácilmente. (Ver en mi página de internet mis ensayos “Explicando la misteriosa agenda imperial de Israel” y “El aumento de tropas de Obama en Afganistán, y el momento de vida o muerte de Paquistán, y la muerte del dólar estadounidense”.)
Pese a sus defectos y excentricidades, puede decirse esto con seguridad acerca de Muammar Qaddafi: que mientras él gobernara Libia nunca hubiera permitido la presencia de la OTAN en su país. Se desprende que si Qaddafi gobernara en Libia, la OTAN nunca podría lanzar un ataque contra Egipto, con fuerzas terrestres que invadan Libia partiendo desde el lado libio de la frontera.
Gracias al ganado, ahora es posible tal ataque contra Egipto. Es hora, por tanto, de que cada egipcio se arme —así como cada venezolano está armado9— en preparación a lo que ahora se ve claramente en el horizonte.
Podemos señalar que hubo además razones económicas y monetarias que explican el desvergonzado ataque de la OTAN contra la pequeña Libia. Los sionistas ahora controlan no sólo el petróleo iraquí sino también el petróleo libio; y parece que es solo cuestión de tiempo para que de igual modo asuman el control del petróleo de Arabia Saudita. El control sionista del petróleo se transformará finalmente en un chantaje israelí contra un mundo ahora dependiente del petróleo para su supervivencia económica.
Se informa finalmente que Libia no tenía deuda externa. Como resultado de esto el sistema bancario internacional controlado por los sionistas no podía poner bajo su esfera de influencia y control a este imprevisible estado (el libio). Pero los sionistas nunca se dan por vencidos. Cuando el sistema bancario no pudo atrapar en sus redes a Libia, recurrieron entonces a la OTAN. Pero una parte del laberinto sigue siendo un misterio. ¿Por qué Rusia y China respaldaron la resolución de las Naciones Unidas que permitió la intervención militar contra Libia? ¿Fueron estos dos estados tan tontos que no pudieron prever las consecuencias de su apoyo a la resolución? ¿O hay algo más de lo que se ve a simple vista?
____________________
1 Mártires.
2 Infieles (no creyentes en Dios). Los musulmanes diferencian entre el judío creyente en su religión, y el sionista (a quien consideran infiel).
3 El contrabando de armas de Egipto a los libios al servicio de la OTAN se hacía a plena luz del día.
4 Desde el comienzo de la insurrección hubo en Libia asesores militares y fuerzas especiales de la OTAN. En los días finales de la revuelta, las fuerzas especiales de la OTAN combatieron directamente, ya sin ocultarse.
5 En el cómputo del fin de los tiempos, los musulmanes cuentan el valor numérico simbólico y relativo de los números de las profecías (algo semejante a lo de “para Dios un día es como mil años”, del Antiguo Testamento).
6 En la visión islámica del fin de los tiempos, el Dajjal (se pronuncia “dayal”) es el Anticristo, que aparecerá para crear confusión.
7 Esto es, los que solo utilizan el ojo de lo externo (la percepción sensorial) pero no el ojo de lo interno (la percepción de la esencia de las cosas y de lo oculto).
8 Literalmente ‘la tierra la santificada’.
9 Se refiere a las milicias populares que complementan al ejército de Venezuela.