Bajo la excusa del narcotráfico, el Comando Sur del Ejército de EE.UU. controla gran parte de las aguas territoriales de la región latinoamericana mediante un aumento de su presencia militar en la zona.
La Operación Martillo, integrada por una fuerza militar multinacional encabezada por EE.UU. que combate el narcotráfico y el crimen organizado en América Central y del Sur, Panamá y el Caribe, “permanecerá en la región de forma indefinida”. Así lo confirmó el director de operaciones de la unidad Interagencial J3 del Comando Sur del Ejército de EE.UU., el coronel Neal Pugliese, a mediados del pasado mes de septiembre.
Según revela el portal Contrainjerencia.com, la citada operación, que comenzó a ejecutarse en enero de 2012, tiene como objetivo aumentar la presencia militar estadounidense en la zona y hacerse con el control de las aguas territoriales de los países en los que se ejecuta.
La operación consiste en la realización de patrullas sistemáticas en las supuestas rutas que siguen los narcotraficantes, el control de rutas pesqueras y navíos comerciales, el monitoreo de puertos de embarque y desembarque, la vigilancia en aguas profundas y la centralización de la información de inteligencia sobre el estado del narcotráfico en gran parte de la región latinoamericana.
Asimismo, en su intento por ‘golpear’ al crimen organizado en sus puntos estratégicos, la Operación Martillo “permite la movilización por mar, tierra y aire de las fuerzas militares estadunidenses, sin ningún control legal”, asegura la publicación.
Para el analista político Salvador Muñoz, la supuesta lucha contra el narcotráfico es solo un pretexto de EE.UU. “para ocupar puntos estratégicos” de la región, pues la Operación Martillo solo ha servido para aumentar la presencia militar de EE.UU. en la zona, sin lograr, por el contrario, disminuir el tráfico de estupefacientes.
Según cifras de la Agencia Antidrogas de la ONU, a pesar de la multimillonaria inversión estadunidense (más de 2.100 millones de dólares), el número de muertes violentas relacionadas con la producción, comercialización y consumo de drogas sigue aumentando, fundamentalmente en el llamado ‘triángulo del norte’: Guatemala, Honduras y El Salvador.
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