By Denis J. Halliday
Global Research, September 23, 2013
“Necesitamos una organización de Naciones Unidas a la que los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad no pueda corromper”
La Organización Mundial de la Salud (OMS) se ha negado categóricamente, en contra de su propio mandato, a publicar las pruebas que han demostrado en Iraq que el uso de uranio empobrecido y otras armas en Iraq por el ejército estadounidense no solo asesinó a muchos civiles sino que sigue haciéndolo consecuencia de las malformaciones congénitas de los bebés.
El asunto salió por primera a la luz vez en 2004, gracias a un informe especializado de la OMS sobre la salud a de la población civil de Iraq a futuro, como resultado de la utilización de armas cubiertas de uranio empobrecido. Este primer informe se mantuvo en secreto; en realidad la OMS lo suprimió.
El estudio realizado por tres científicos, máximos expertos en radiación, advertía de que tanto los niños como los adultos podrían contraer cáncer después de respirar el polvo contaminado con uranio empobrecido, que es radioactivo y químicamente tóxico [1]. Sin embargo la OMS, que utilizó como un experto asesor en radioactividad al autor principal del estudio, el Dr. Keith Baverstock, impidió su publicación. El Dr. Baverstock declaró que el informe había sido deliberadamente suprimido, aunque la OMS lo negó [2].
Casi nueve años más tarde, un informe sobre cánceres y malformaciones congénitas en Iraq, realizado conjuntamente por la OMS y el Ministerio iraquí de Sanidad, tenía que haber visto la luz en noviembre de 2012. “[…] La publicación se ha retrasado repetidamente y ahora no hay ninguna fecha prevista.”
Hasta el momento, el estudio de la OMS permanece en ‘secreto’. Según Hans von Sponeck, ex coordinador humanitario en Iraq “[…] El gobierno de Estados Unidos quería evitar que la OMS supervisara zonas del sur de Iraq donde el uranio empobrecido se ha utilizado y ha causado graves daños a la salud y supone un peligro para el medio ambiente.” [3]
Esta tragedia en Iraq recuerda a una de las armas químicas que los estadounidenses utilizaron en Vietnam, y al hecho de que Estados Unidos no ha reconocido ni pagado compensación alguna, ni ha dado asistencia médica a los miles de niños deformes nacidos, y que aún siguen naciendo, debido a que el ejército estadounidense utilizó agente naranja por todo el país.
Los millones de litros de este producto que se lanzaron en el Vietnam rural fueron ávidamente manufacturados y vendidos al Pentágono por empresas como Dupont, Monsanto y otras que codiciaban grandes beneficios.
Dado el récord que ostenta Estados Unidos en no reconocer las atrocidades que comete en guerra, lamento advertir a esas madres de Najaf y de otras ciudades y pueblos iraquíes que no intenten traer más niños al mundo porque nunca recibirán ni ayuda ni consuelo. [4]
Necesitamos una organización de Naciones Unidas a la que los cinco miembros permanentes del Consejo de Seguridad no pueda corromper.
IraqSolidaridad, 18 de septiembre de 2013
Globalresearch, 13 de septiembre de 2013
Texto original en inglés disponible aquí
Traducido para IraqSolidaridad por Paloma Valverde
Notas del autor y de IraqSolidaridad
1.- Sobre los últimos informes sobre uranio empobrecido véase Paloma Valverde, “Nuevos informes sobre la contaminación radioactiva en Iraq”, IraqSolidaridad 6 de mayo de 2013. Véase también en IraqSolidaridad “Entrevista con el Dr. Busby”, 5 de enero de 2012
2.- Véase Rob Edwards, WHO ‘Suppressed’ Scientific Study into Depleted Uranium Cancer Fears in Iraq, The Sunday HeraldFebruary 24, 2004)
3.- Citado en Mozhgan Savabieasfahani Rise of Cancers and Birth Defects in Iraq: World Health Organization Refuses to Release DataGlobal Research, July 31, 2013.
4.- Para más información véase Sarah Morrison, “Iraq registra un gran aumento de malformaciones congénitas”, blog de IraqSolidaridad, 14 de octubre de 2012.
Denis Halliday fue Coordinador humanitario de Naciones Unidas en Iraq, con rango de Secretario general, desde el 1 de septiembre de 1997 hasta 1998, cuando dimitió en protesta por las sanciones genocidas aplicadas por Naciones Unidas al pueblo de Iraq. Le sucedió Hans von Sponeck, quien también dimitió de su cargo por las mismas razones.