Más de medio centenar de personas de diversos puntos del planeta, procedentes de familias sefardíes con apellido Ayllón, desde Estados Unidos a Latinoamérica, Europa, Australia o Canadá, protagonizaron en la ciudad española de Segovia un emocionado recorrido por las huellas de sus antepasados.
Judería de Segovia
Esta apasionante historia de un peregrinaje en búsqueda de sus raíces la lideró Jack Aghion, residente en Australia, quien rastreando su genealogía encontró un antepasado de Ayllón, un pueblo segoviano, y decidió convocar a cuantos judíos sefardíes en el mundo, en doce países diferentes, pudieran tener el mismo apellido.
También con derivaciones, especialmente Aghion, Alyon, Aelyon o Aelión, ya que el apellido se fue adaptando al idioma de los países que han ido recibiendo a los sefardíes.
Para unir al grupo no dudó en emplear también las redes sociales, aunque la mayoría se conocen entre ellos.
Con lágrimas en los ojos y dando las gracias por el recibimiento del ayuntamiento de Segovia, Jack Aghion bromeó sobre el retraso en arrancar la recepción oficial y afirmó que, después de 522 años, los que han pasado desde que fueron expulsados de España, “una hora no tiene importancia”.
Por las averiguaciones hechas por los Ayllón con orígenes sefardíes, tras la marcha forzada de los judíos de España en 1492, la familia emigró a Salónica (Grecia), para pasar a Amsterdam (Holanda) y, desde 1775, la mayor parte vivió en Egipto.
Posteriormente, hacia los años cincuenta del siglo pasado, según explicó Paul Translateur, colombiano, con residencia en Israel, se registró un éxodo masivo que provocó que los Ayllón se hayan repartido por una docena de países diferentes.
La teniente de alcalde del Ayuntamiento de Segovia, Claudia de Santos, hizo un original obsequio a los miembros del grupo, una insignia oficial de la ciudad con el acueducto romano, prendida de una hoja de higuera, árbol que se encontraba en todos los huertos de las casas de la judería, que simboliza la vida del pueblo hebreo.
A Jack Aghion también le entregaron un manojo de llaves, simbolizando la casa y el huerto de su pasado.
En la jornada en Segovia, precedidas de otras en Ayllón y en Madrid, hubo muchas lágrimas y abrazos de emoción, incluso Jack Aghion tuvo que interrumpir sus breves palabras al ceder a su nieta, Michelle, el cordón para descubrir una placa como recuerdo a los Ayllón, oculta con la bandera de Segovia.
La placa de hermandad, encabezada por la Estrella de David, quedó instalada en el acceso al Centro Didáctico de la Judería de Segovia, en la que fuera casa de Abraham Seneor, antiguo contador de los Reyes Católicos, que trató de evitar la expulsión por todos los medios.
El grupo visitó el antiguo cementerio judío de El Pinarillo, donde se conservan las oquedades que dejaron los enterramientos y que, a juicio de Claudia De Santos, no ha perdido nunca el concepto de lugar sagrado en casi seiscientos años.
Es el tiempo que separa el reencuentro y hermanamiento actual de aquel 2 de enero de 1412 cuando la reina consorte de Castilla Catalina de Lancaster, durante la minoría de edad del futuro rey Juan II, proclamó las llamadas “Leyes de Ayllón”, un conjunto de normas restrictivas contra los judíos y los mudéjares. EFE
Aurora, Tel Aviv 28-04-2014
http://www.auroraisrael.co.il/articulos/israel/Mundo_Judio/57764/
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