La solución no es por la vía militar
Por Daniel Barenboim
Sólo tengo tres deseos para el próximo año. El primero de ellos es que el Gobierno israelí se dé cuenta de una vez por todas de que el conflicto en Oriente Próximo no puede ser resuelto por la vía militar. El segundo es para que Hamas tenga presente que sus intereses no se imponen con la violencia, y que Israel está aquí para quedarse. El tercero es para que el mundo reconozca que este conflicto no tiene parangón en la Historia. Es complejo y delicado; es un conflicto humano entre dos pueblos profundamente convencidos de su derecho a vivir en el mismo y minúsculo pedazo de tierra. Es por esto que ninguna diplomacia o acción militar puede resolver este conflicto.
Por Daniel Barenboim
Sólo tengo tres deseos para el próximo año. El primero de ellos es que el Gobierno israelí se dé cuenta de una vez por todas de que el conflicto en Oriente Próximo no puede ser resuelto por la vía militar. El segundo es para que Hamas tenga presente que sus intereses no se imponen con la violencia, y que Israel está aquí para quedarse. El tercero es para que el mundo reconozca que este conflicto no tiene parangón en la Historia. Es complejo y delicado; es un conflicto humano entre dos pueblos profundamente convencidos de su derecho a vivir en el mismo y minúsculo pedazo de tierra. Es por esto que ninguna diplomacia o acción militar puede resolver este conflicto.
Los hechos de los días pasados me preocupan en exceso por muchos motivos humanos y políticos. Es evidente que Israel tiene el derecho a defenderse, que no puede y no debe tolerar los continuos ataques con misil en contra de sus ciudadanos, pero el incesante y brutal bombardeo del Ejército israelí en Gaza me ha despertado algunos interrogantes.
La primera pregunta es ¿tiene derecho el Gobierno israelí a culpar a todos los palestinos por las acciones de Hamas? Nosotros los judíos, debemos saber y sentir más agudamente que otras poblaciones lo inaceptable e inhumano del asesinato de civiles inocentes. El Ejército israelí ha argumentado pobremente que la franja de Gaza está tan superpoblada que es imposible evitar la muerte de civiles durante los ataques.
La debilidad del argumento me lleva a formular nuevas preguntas: Si la muerte de civiles es inevitable, ¿cuál es el propósito del bombardeo? ¿Cuál es -si la hay- la lógica de la violencia y qué espera lograr Israel a través de ella? Si el objetivo de la ofensiva es destruir a Hamas, la pregunta es si es una meta alcanzable. Si no, los bombardeos no son sólo crueles y bárbaros sino también absurdos.
Si fuera realmente posible destruir a Hamas con operaciones militares, ¿cómo imagina Israel la reacción en Gaza después de ello? Un millón y medio de residentes de la Franja no se arrodillarán ante el poderío del Ejército israelí. No debemos olvidar que antes de que los palestinos eligieran a Hamas, Israel lo apoyaba en una táctica para debilitar a Arafat. La historia reciente de Israel me lleva a creer que si Hamas es bombardeado hasta su desaparición, otro grupo ocupará su sitio, una formación más radical, más violenta y más llena de odio hacia Israel.
Israel no puede permitirse una derrota militar por miedo a desaparecer del mapa, pero la Historia ha probado que toda victoria militar ha debilitado a Israel por la aparición de grupos radicales. No subestimo la dificultad de las decisiones que debe tomar el Gobierno israelí a diario, ni subestimo la importancia de la seguridad. No obstante, me aferró a mi convicción de que el único plan viable para la seguridad de Israel es ganarse la aceptación de todos sus vecinos. Deseo que en 2009 regrese la inteligencia siempre atribuida a los judíos. Deseo el regreso de la sabiduría del rey Salomón para que aquellos que toman decisiones en Israel entiendan que palestinos e israelíes tienen los mismos derechos humanos. La violencia palestina atormenta a Israel y no sirve a la causa; la venganza militar de Israel es inhumana, inmoral y no garantiza la seguridad. Como he dicho, son los destinos de dos personas relacionadas inextricablemente, lo que les obliga a vivir lado a lado. Son ellos los que deciden si quieren hacer de esto una bendición o una maldición.
La primera pregunta es ¿tiene derecho el Gobierno israelí a culpar a todos los palestinos por las acciones de Hamas? Nosotros los judíos, debemos saber y sentir más agudamente que otras poblaciones lo inaceptable e inhumano del asesinato de civiles inocentes. El Ejército israelí ha argumentado pobremente que la franja de Gaza está tan superpoblada que es imposible evitar la muerte de civiles durante los ataques.
La debilidad del argumento me lleva a formular nuevas preguntas: Si la muerte de civiles es inevitable, ¿cuál es el propósito del bombardeo? ¿Cuál es -si la hay- la lógica de la violencia y qué espera lograr Israel a través de ella? Si el objetivo de la ofensiva es destruir a Hamas, la pregunta es si es una meta alcanzable. Si no, los bombardeos no son sólo crueles y bárbaros sino también absurdos.
Si fuera realmente posible destruir a Hamas con operaciones militares, ¿cómo imagina Israel la reacción en Gaza después de ello? Un millón y medio de residentes de la Franja no se arrodillarán ante el poderío del Ejército israelí. No debemos olvidar que antes de que los palestinos eligieran a Hamas, Israel lo apoyaba en una táctica para debilitar a Arafat. La historia reciente de Israel me lleva a creer que si Hamas es bombardeado hasta su desaparición, otro grupo ocupará su sitio, una formación más radical, más violenta y más llena de odio hacia Israel.
Israel no puede permitirse una derrota militar por miedo a desaparecer del mapa, pero la Historia ha probado que toda victoria militar ha debilitado a Israel por la aparición de grupos radicales. No subestimo la dificultad de las decisiones que debe tomar el Gobierno israelí a diario, ni subestimo la importancia de la seguridad. No obstante, me aferró a mi convicción de que el único plan viable para la seguridad de Israel es ganarse la aceptación de todos sus vecinos. Deseo que en 2009 regrese la inteligencia siempre atribuida a los judíos. Deseo el regreso de la sabiduría del rey Salomón para que aquellos que toman decisiones en Israel entiendan que palestinos e israelíes tienen los mismos derechos humanos. La violencia palestina atormenta a Israel y no sirve a la causa; la venganza militar de Israel es inhumana, inmoral y no garantiza la seguridad. Como he dicho, son los destinos de dos personas relacionadas inextricablemente, lo que les obliga a vivir lado a lado. Son ellos los que deciden si quieren hacer de esto una bendición o una maldición.