¿Qué celebra el mundo?
por Marco Antonio Flores Villanueva, desde Boston, USA
Al medio día de mañana 20 de Enero del 2009, se iniciará una nueva era en la historia universal. Jurará, sobre la Biblia de Abraham Lincoln, un hombre de raza negra como el cuadragésimo cuarto presidente de los Estados Unidos.
El mundo entero pondrá sus ojos en este acontecimiento sin precedentes en la historia política de esa nación. Y cuando esto suceda, cuando los relojes de todos los rincones del planeta marquen en su propio tiempo cronológico la llegada de esa hora, la humanidad se reconciliará con sus sueños de un mañana mejor abriendo una nueva etapa de progreso y bienestar, de esperanza y posibilidad, que hará regenerar el espíritu de todos los habitantes del globo, pese a la sombra de la crisis financiera internacional.
El mundo celebra el regreso de la juventud y la ilusión ante la adversidad. Preñado por el empuje irresistible de los estudiantes liberales y progresistas de América, albaceas de la magia de John Fitzgerald Kennedy y de Robert Kennedy, un movimiento lozano e idealista ha llevado a la presidencia de los Estados Unidos a un afroamericano, a un hombre "de color". A casi 31 años del asesinato de Martin Luther King, campeón de la igualdad y la paz entre los hombres, su voz ha resonado entre la juventud americana que, inspirada y tocada por su legado histórico, entregó ese estandarte manchado por la sangre del héroe de ébano, y de los hermanos Kennedy, a un joven candidato demócrata que les habló de un mañana diferente; porque, como MLK, también tiene un sueño.
El mundo celebra el regreso de la promesa. Los principios de la revolución política americana, irradiados a todo el planeta: La democracia constitucional, el balance de los poderes del estado, la libertad de expresión, el derecho a disentir, el derecho a una vida digna, el derecho a la educación, la salud y la vivienda, el derecho al progreso, el derecho a no ser avasallado por el poder político o económico; en síntesis, los derechos intrínsecos a todo ser humano en cualquier parte del globo y que son los principios consignados en la Constitución americana, carta magna del mundo libre, vuelven para marcar con su promesa las buenas intenciones de una nueva administración que quiere reconciliar a los Estados Unidos con la comunidad internacional.
El mundo celebra el regreso progresivo y responsable de la paz y los derechos humanos. El fin de la ocupación de Irak y las atrocidades de Guantánamo, la condena a la tortura y la muerte como instrumentos para "proteger" la seguridad nacional, la intercepción telefónica y de los medios individuales de comunicación; en otras palabras, el final de los días del deterioro de la democracia en nombre de la lucha contra el terrorismo y el regreso de la inteligencia de estado y de las libertades, como armas del civil para combatir al terror organizado.
El mundo celebra la reconciliación de la política con el planeta y sus recursos naturales. La incorporación del sabio lenguaje conservacionista de los científicos de la Ecología en la administración que se inicia, pone punto final a la infamia de los informes pagados por la Casa Blanca para justificar el asesinato de planeta tierra en manos de la voracidad depredadora de las corporaciones.
El mundo celebra la afirmación del estado sobre los negocios. El legítimo cuestionamiento de Andrew Jackson en torno al dominio del mundo de los negocios sobre la clase política americana, es la preocupación constante que acompañará a la nueva administración que se inicia mañana al medio día y que será auscultada por una opinión pública vigilante, que será e intolerante con la corrupción. Porque el pueblo americano de hoy sabe como Theodore Roosevelt en 1906, que "detrás del aparente gobierno se sienta entronado un gobierno invisible que no le debe ninguna filiación o reconocimiento ni responsabilidad alguna al pueblo". Y porque los hechos recientes de los que ha sido vergonzoso y vulgar protagonista el mundo de los negocios, coaligada a la política, han hecho que el mandato que se inicia mañana vuelva a tener como tarea "roosveliana", ejemplarizador para los gobiernos de todas las naciones, "destruir este gobierno invisible, para derribar la diabólica alianza entre la corrupción de los negocios y la corrupción de la política.primera tarea de los hombres de estado de hoy".
El mundo celebra la caída de la ideología económica de los más ricos. El fin de los postulados sacrosantos y neoliberales de Greenspan, idólatra del libertinaje del mercado y del ostracismo del estado, y que abrazó sin ambages el "trickle down" o "goteo hacia abajo", es decir la fantasía política interesada de los más poderosos para matar de hambre a los que menos tienen, será oficialmente historia al medio día de mañana, y su certificado de defunción se levantará gigante como una ola para barrer a su paso todo cuanto se le asemeje al sur de los Estados Unidos.
Es el comienzo de una nueva era y de un porvenir difuso, pero esperanzador para el mundo. Es el inicio de un nuevo capítulo en la historia de la humanidad. Es una nueva oportunidad que el destino quiso lanzar a los Estados Unidos, una fría noche de noviembre del 2008.
Desde que surgió como potencia mundial, el rol de los Estados Unidos en la historia ha sido la historia de todas las naciones sobre este planeta, para bien o para mal. Los acontecimientos de 4 de noviembre del 2008 y los últimos ocho años de historia americana, nos confirman en un destino común y ligado a un pueblo que despertó de una larga pesadilla que arrastró al mundo. Esa pesadilla americana y del planeta termina mañana y pone fin a una noche larga que oscureció los corazones de la humanidad entera.
Por ello el mundo celebra. América ha despertado, y vuelta las pupilas a la aurora renaciente quiere con sus propios ojos ver el destino heroico y la gloria del ser humano.
Boston, 19 de Enero del 2009
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El mundo celebra el regreso de la juventud y la ilusión ante la adversidad. Preñado por el empuje irresistible de los estudiantes liberales y progresistas de América, albaceas de la magia de John Fitzgerald Kennedy y de Robert Kennedy, un movimiento lozano e idealista ha llevado a la presidencia de los Estados Unidos a un afroamericano, a un hombre "de color". A casi 31 años del asesinato de Martin Luther King, campeón de la igualdad y la paz entre los hombres, su voz ha resonado entre la juventud americana que, inspirada y tocada por su legado histórico, entregó ese estandarte manchado por la sangre del héroe de ébano, y de los hermanos Kennedy, a un joven candidato demócrata que les habló de un mañana diferente; porque, como MLK, también tiene un sueño.
El mundo celebra el regreso de la promesa. Los principios de la revolución política americana, irradiados a todo el planeta: La democracia constitucional, el balance de los poderes del estado, la libertad de expresión, el derecho a disentir, el derecho a una vida digna, el derecho a la educación, la salud y la vivienda, el derecho al progreso, el derecho a no ser avasallado por el poder político o económico; en síntesis, los derechos intrínsecos a todo ser humano en cualquier parte del globo y que son los principios consignados en la Constitución americana, carta magna del mundo libre, vuelven para marcar con su promesa las buenas intenciones de una nueva administración que quiere reconciliar a los Estados Unidos con la comunidad internacional.
El mundo celebra el regreso progresivo y responsable de la paz y los derechos humanos. El fin de la ocupación de Irak y las atrocidades de Guantánamo, la condena a la tortura y la muerte como instrumentos para "proteger" la seguridad nacional, la intercepción telefónica y de los medios individuales de comunicación; en otras palabras, el final de los días del deterioro de la democracia en nombre de la lucha contra el terrorismo y el regreso de la inteligencia de estado y de las libertades, como armas del civil para combatir al terror organizado.
El mundo celebra la reconciliación de la política con el planeta y sus recursos naturales. La incorporación del sabio lenguaje conservacionista de los científicos de la Ecología en la administración que se inicia, pone punto final a la infamia de los informes pagados por la Casa Blanca para justificar el asesinato de planeta tierra en manos de la voracidad depredadora de las corporaciones.
El mundo celebra la afirmación del estado sobre los negocios. El legítimo cuestionamiento de Andrew Jackson en torno al dominio del mundo de los negocios sobre la clase política americana, es la preocupación constante que acompañará a la nueva administración que se inicia mañana al medio día y que será auscultada por una opinión pública vigilante, que será e intolerante con la corrupción. Porque el pueblo americano de hoy sabe como Theodore Roosevelt en 1906, que "detrás del aparente gobierno se sienta entronado un gobierno invisible que no le debe ninguna filiación o reconocimiento ni responsabilidad alguna al pueblo". Y porque los hechos recientes de los que ha sido vergonzoso y vulgar protagonista el mundo de los negocios, coaligada a la política, han hecho que el mandato que se inicia mañana vuelva a tener como tarea "roosveliana", ejemplarizador para los gobiernos de todas las naciones, "destruir este gobierno invisible, para derribar la diabólica alianza entre la corrupción de los negocios y la corrupción de la política.primera tarea de los hombres de estado de hoy".
El mundo celebra la caída de la ideología económica de los más ricos. El fin de los postulados sacrosantos y neoliberales de Greenspan, idólatra del libertinaje del mercado y del ostracismo del estado, y que abrazó sin ambages el "trickle down" o "goteo hacia abajo", es decir la fantasía política interesada de los más poderosos para matar de hambre a los que menos tienen, será oficialmente historia al medio día de mañana, y su certificado de defunción se levantará gigante como una ola para barrer a su paso todo cuanto se le asemeje al sur de los Estados Unidos.
Es el comienzo de una nueva era y de un porvenir difuso, pero esperanzador para el mundo. Es el inicio de un nuevo capítulo en la historia de la humanidad. Es una nueva oportunidad que el destino quiso lanzar a los Estados Unidos, una fría noche de noviembre del 2008.
Desde que surgió como potencia mundial, el rol de los Estados Unidos en la historia ha sido la historia de todas las naciones sobre este planeta, para bien o para mal. Los acontecimientos de 4 de noviembre del 2008 y los últimos ocho años de historia americana, nos confirman en un destino común y ligado a un pueblo que despertó de una larga pesadilla que arrastró al mundo. Esa pesadilla americana y del planeta termina mañana y pone fin a una noche larga que oscureció los corazones de la humanidad entera.
Por ello el mundo celebra. América ha despertado, y vuelta las pupilas a la aurora renaciente quiere con sus propios ojos ver el destino heroico y la gloria del ser humano.
Boston, 19 de Enero del 2009
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