Daniel Martín
La erupción volcánica de la isla de La Palma lleva cuatro días escupiendo lava. La cartografía de daños elaborada por el programa de emergencias Copérnicus estima que, solo en ese tiempo, las lenguas de lava que se deslizan por la isla ya arrasaron 154 hectáreas de terreno, llevándose por delante 320 edificios, la mayoría de los cuáles eran viviendas.
Según los primeros cálculos de Instituto Volcanológico de Islas Canarias (Involcan), la erupción se prolongará entre 24 y 84 días. El imponente poder destructivo de las lenguas de lava, unido a la falta de un horizonte temporal fiable sobre cuándo parará la erupción, dejan en una situación de incertidumbre permanente a los habitantes de la isla, donde más de 6.000 personas fueron evacuadas de sus casas.
DUELO SIN PLAZOS
Delio Alfonso Pérez, psicólogo del servicio municipal del Ayuntamiento de El Paso –uno de los primeros en sufrir desalojos tras el estallido del domingo– explica a la agencia Sputnik que la pérdida de una vivienda, un terreno familiar o un negocio "debe tratarse como un duelo", lo que implica la necesidad de establecer plazos para asimilar lo sucedido, un asidero temporal que ahora mismo no existe para los habitantes de La Palma.
"Un duelo es un proceso que puede durar entre seis meses y dos años. En ese tiempo, tú tienes que haberte adaptado a la pérdida de la cosa o la persona. Si no se consigue, a partir de entonces el duelo se considera patológico. Aquí sabemos que la solución va a tardar más de dos años en venir", narra.
Más allá de cuánto pueda tardar el volcán en dejar de escupir lava, Delio recuerda lo que sucedió en la última erupción registrada en La Palma, la del Teneguía en 1971, cuando la tierra estuvo 21 días escupiendo materiales que luego necesitaron tres meses para enfriarse.
Por ello, aunque ahora mismo las autoridades municipales están ocupándose de las cuestiones más operativas –de "minuto cero", según sus palabras– este servidor público anticipa que los habitantes de la isla necesitarán apoyo psicológico en el futuro para asimilar lo sucedido.
"Estamos hablando de gente a la que por la mañana le dijeron que iba a explotar el volcán y unas horas después han perdido todo lo que tenían. En los últimos días me he desplazado a la zona cero tres veces. He visto desaparecer casas. Llega la colada de lava a 1.100 grados y después no existe nada ahí debajo, ni el terreno para reconstruir. ¿Qué se le dice a alguien a quien se le sucede eso?", se pregunta Delio.
INCERTIDUMBRE
Al duelo de la pérdida se suma además el estrés de la incertidumbre. Los vecinos no saben cuánto tiempo permanecerán evacuados ni si finalmente su casa quedará sepultada por la lengua de lava, que sigue trayectoria y ritmos irregulares, lo que impide anticipar su recorrido. Por ello, en las últimas horas muchos de los evacuados se afanaban en volver a sus hogares para salvar sus pertenencias.
Tras hablar con algunos de los afectados, el presidente de Canarias, Ángel Víctor Torres, definió este miércoles el clima anímico de la isla como de "angustia y dolor".
"Angustia de quienes no saben si finalmente la lava sepultará sus propiedades, sus sueños, sus recuerdos y su hogar; y dolor de quienes ya lo han perdido o van a perderlo [...] He visto a mucha gente llorar y solo puedo decirles que toda Canarias y toda España está con esas familias", dijo en una comparecencia ante los medios de comunicación.
La situación de incertidumbre es tal que incluso se traslada al ámbito científico. Este miércoles los investigadores dijeron tener dudas sobre si la colada de magma acabará desembocando en el mar, algo que en días anteriores daban por hecho
Según explicó Miguel Ángel Morcuende, director técnico del plan de protección frente a volcanes de Canarias, la erupción se encuentra en estos momentos en una fase de estabilidad en la que la lava avanza tan lenta –a un ritmo de 12 metros en 12 horas– que no se puede ofrecer "ninguna seguridad" de que acabará encontrando el mar.
Pese a ello, no descartó ningún escenario. "Estamos en una pequeña zona de estabilidad que no sabemos cuánto se va a prolongar, porque ya nos avisan de la posibilidad de nuevos episodios explosivos", dijo el técnico ante los medios de comunicación
En la misma rueda de prensa, el presidente de Canarias destacó que, en este escenario incierto, la única certeza es que "ante el avance de la lava no se puede hacer nada", ya que "no hay barricadas ni zanjas que la paren de ninguna de las maneras".
Con información de Sputnik