Ahora sí, otro mundo es posible
Para pasar de una época de cambios a un cambio de época es imprescindible que se produzca la reacción de la sociedad, que ya no puede permanecer impasible para que los gobiernos actúen en virtud de la voluntad mayoritaria de los ciudadanos y escuchen y respeten todas las opiniones. No me canso de repetir la importancia que tuvo, al término de la Segunda Guerra Mundial, que la Carta de las Naciones Unidas iniciara su preámbulo de este modo: “Nosotros, los pueblos, hemos resuelto evitar a las generaciones venideras el horror de la guerra”. Los pueblos los que debían construir la paz a través de sus representantes genuinos en virtud del supremo compromiso contraído con las generaciones venideras.