Torpe planteamiento de la inmigración
Por José Carlos García Fajardo (*)
En la Unión Europea existe un pánico irracional ante la falsa invasión de inmigrantes, cuando no se trata más que de un reajuste de la economía ante la crisis imperante. Ningún emigrante va a un país en donde no existen posibilidades de trabajo que le permitan vivir en mejores condiciones que en sus países de origen, y ayudar a sus familias. Con todas sus limitaciones y agravios comparativos con los europeos, la posibilidad de un trabajo remunerado, así como el acceso a asistencia médica, higiene, mejoras sociales, y a la posibilidad para sus hijos de asistir a la escuela y de integrarse como ciudadanos, es demasiado atractiva como para merecer las penalidades que sean necesarias. No olvidemos que más del 90% de los inmigrantes entran por los aeropuertos o por las carreteras. Es falso que su situación corresponda a las imágenes de las pateras en el Mediterráneo. Y entraban por aeropuertos y carreteras porque a los Estados europeos les convenía su entrada, porque los necesitábamos.