Osama
Adrián Mac Liman(*)
Exit Osama Bin Laden. Durante décadas, su nombre fue sinónimo de terror, odio y destrucción. El multimillonario saudí hizo suya la ideología más radical, la opción más dañina de la pugna entre las grandes religiones monoteístas. Enfrentar el Islam al judaísmo y al cristianismo, acentuar las diferencias culturales, apostar por la intolerancia y la incomprensión, fueron los caballos de batalla de Osama Bin Laden. “Ten cuidado con este hombre; es saudí y, aparentemente, trabaja para la CIA”, me advirtió hace años un buen amigo musulmán, refinado intelectual y ferviente partidario de la convivencia entre seres procedentes de culturas distintas. Procedía de un pequeño pueblo del Mar Caspio, donde musulmanes chiítas, armenios, judíos y mazdeístas se entremezclaban.