Rubén Alexis Hernández
Todo imperio o potencia en la historia de la humanidad ha tenido su fin, y el caso de Estados Unidos no será la excepción. Y esto parece estar cada vez más cerca, considerando la complicada situación interna de la nación norteamericana y su indudable pérdida de dominio global, en particular en el ámbito económico. Está claro, sobre todo en el contexto de la pandemia por COVID-19 y los estragos derivados de ésta en todo el orbe, que la realidad ha demostrado que Estados Unidos se encuentra en franca decadencia; no obstante, los líderes del aún imperio estadounidense intentan seguir mostrando músculo ante potencias como China y Rusia, lo que para algunos analistas parece más bien ser una muestra de miedo y debilidad. Y en efecto, la debilidad y el temor de las élites estadounidenses y los lobbies externos que las apoyan, pudieran verse reflejados, por ejemplo, en la insistencia de formar alianzas para detener la “amenaza” china para sus intereses y para la seguridad, la paz, los derechos humanos, la democracia y la libertad en el mundo. Hasta ahora se ha dado una guerra en aspectos como el comercial, diplomático, tecnológico y comunicacional, pero todo apunta a una confrontación militar directa.