El Ejército de Ucrania profundiza su avance en el este mientras se dispara la tensión en Odesa
María Antonia Sánchez Vallejo (Enviada especial) Kramatorsk
Un vecino ante una barricada de la autoproclamada república de Donetsk. / Max Vetrov (AP)
“No podemos garantizar su seguridad. No vamos a impedirles el paso, pero no nos hacemos responsables de lo que suceda. Si quieren seguir vivos, no vayan a Kramatorsk, es muy peligroso”. La advertencia a los escasos automovilistas de un cabecilla rebelde en el fortificado puesto de control de Konstantínovska, a 20 kilómetros de Kramatorsk, resumía a la perfección el ambiente de miedo generalizado en torno a la segunda ciudad del Este, objetivo, tras Slaviansk, de la operación militar lanzada el viernes por el Gobierno de Kiev para abortar la revuelta prorrusa. Tras un registro pormenorizado del auto y la documentación personal, los milicianos rebeldes, tensos y sudorosos bajo tupidos pasamontañas, comunicaban por radio y pedían información sobre los acontecimientos en curso en la ciudad, un núcleo industrial de 166.000 habitantes hasta ayer mismo bajo completo control prorruso. Agazapados en los badenes del arcén, cuerpo a tierra, varios pares de ojos clavados en la mirilla de fusiles controlaban los movimientos.