En lo que respecta a la calidad de atención de los médicos de EsSalud, esto es, lo referente a su capacidad de curar y devolver la salud, tendríamos que decir que, en general, es aceptable (aun cuando de tiempo en tiempo no faltan algunas justificadas denuncias de negligencia o mala práctica médica, que terminan en muerte, invalidez o desmejoramiento de la salud de los pacientes).
Pero hay otro aspecto en que sí hay un déficit notorio, y es el trato a los pacientes (que son asegurados, van a atenderse porque les cuesta su dinero, que se descuenta mensualmente en la planilla de pagos). Como de esto pueden contarse muchísimas historias verdaderas —por ejemplo, que le digan a un anciano que no se preocupe tanto de su salud si le queda poco por vivir1—, para entender mejor la situación exponemos a nuestros lectores una muy reciente.
El caso
Se trata de una anciana que en la tarde de este viernes 5 de noviembre empezó a sentirse mal en su casa, sentía vértigos, no podía tenerse en pie y estaba como ida. Sus familiares la llevaron al centro médico de EsSalud más cercano, que en este caso es el hospital Octavio Mongrut, del distrito de San Miguel, en Lima. En ese lugar el personal médico que la vio consideró que lo que la aquejaba podía ser una molestia del aparato digestivo sumada a las vulnerabilidades de salud propias de su edad; y en seguida la regresaron a su casa.
En su hogar la señora empeoró, y tuvieron que llamar a un médico particular, quien percibió claramente señales de un posible derrame cerebral, diagnóstico que posteriormente se confirmaría. Ayer sábado entrando la noche la señora se puso peor (no podía pararse, ni hablar ni mover uno de los brazos). Esta vez la llevaron al hospital Sabogal, del Callao, en el que una tomografía certificaba el daño en el cerebro. Considerando la negligencia del día anterior en el hospital Octavio Mongrut, hasta aquí podemos decir que en el hospital Sabogal se portaron bien.
No fue así. Más bien salió a relucir uno de los peores aspectos de la actuación de EsSalud, una situación que en su tiempo ha de haber justificado que uno de los versos del poema “Los nueve monstruos”, del gran César Vallejo, traiga estas palabras: “Jamás, señor ministro de salud, fue la salud más mortal”. Para deshacerse de la paciente, el médico de turno, tras decir que en las noches no hay neurólogo2, amedrentó al esposo e hijo de la paciente al recomendarles que no debían dejarla en el hospital porque corría el peligro de contraer una infección viral.
Confesión de parte
En su afán de cumplir órdenes superiores de jerarcas corruptos encaramados en los más importantes puestos de EsSalud, ese médico puso en evidencia varias cosas. Primero, que acepta trabajar en un hospital contaminado, en el cual quien va a recuperar su salud puede salir muerto. ¿Qué clase de personas son ese médico y sus otros colegas que trabajan en un nosocomio sin exigir a sus jefes que se tomen las medidas normales, de rutina, para mantener las condiciones de higiene y asepsia propias de un hospital? Si no hemos visto una huelga médica por este motivo, llegamos a la conclusión de que estos galenos no sólo aceptan servilmente la situación sino que se hacen cómplices criminales de una gestión corrupta ya amplia y continuamente denunciada3.
En segundo lugar, hay otro aspecto poco conocido del trabajo de los médicos. En cualquier atención —sea por enfermedad o accidente— siempre es posible que se produzca un desenlace fatal, una muerte, que normalmente (salvo prueba de negligencia o mala práctica médica) no se puede ni debe achacar a la intervención del profesional de la salud. Pero la verdad es que a los médicos una muerte les molesta —y quizá también los entristezca— porque obliga a algo de papeleo y burocracia. Por ejemplo, nada es más desagradable para un médico de posta o centro de salud (más pequeño que un hospital) ver que llegue un paciente y muera allí, porque eso significa que deberá quedarse posiblemente fuera de horario para cumplir con formalidades que la ley establece.
Entonces cuando un médico asusta a las personas sugiriendo que se lleven de vuelta a casa a un paciente en estado grave porque puede complicarse con una infección, también está “curándose en salud”, pues de esa manera se asegura que la persona muera en su casa, no en el hospital.
Mientras los asegurados padecen con el maltrato y falta de medicinas, García sigue adelante con el plan coordinado con el mafioso Fortunato Canaán, de construcción de hospitales (para propaganda electoral y faenones privatizadores) y derroche de millones en propaganda de Essalud (en medios d prensa sumisos al gobierno) que incluye su horrible cara, ante el silencio cómplice de Carmela Sifuentes, "defensora" de los asegurados en el directorio de Essalud. |
Recomendaciones
Ante esta triste realidad, es necesario que los actores de esta situación —paciente, familiares y médicos— asuman otra conducta y vean sus deberes y derechos de otra manera. Aquí unas sugerencias.
1) Paciente y familiares. No deben aceptar aquello de “Llévenselo(a), que aquí en el hospital puede contraer una infección viral”. Insistan con firmeza para que el enfermo o accidentado se quede y sea atendido4. Si contrae una infección que complica su estado de salud o le causa la muerte, enjuicien al director del hospital o a quien corresponda; ya tenemos el precedente positivo de las indemnizaciones a personas que fueron contagiadas con sida en diversos hospitales. Hay que enfrentar la realidad de la muerte si es necesario, pero con la convicción de que uno hace respetar sus derechos y su dignidad de persona. Si la población no tiene una actitud resuelta y decidida, el sistema de salud y los médicos serviles van a seguir haciendo lo que les venga en gana.
2) Médicos. Les corresponde trabajar en condiciones seguras para ellos y sus pacientes; y esto se logra exigiendo a los jefes que se hagan las desinfecciones y se tomen otras medidas que eliminen o minimicen el riesgo de que el paciente contraiga una infección originada en la punible negligencia de los directores de hospital. Decimos a los médicos que toda la población los apoyará —cualesquiera sean las consecuencias que sufran los asegurados— si paralizan sus labores para exigir higiene y desinfección. Queremos médicos que tengan la autoestima necesaria para hacerse respetar; no queremos escuchar más a serviles zombis que digan “Llévenselo(a), que aquí en el hospital puede contraer una infección viral”.
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1 Aunque parezca mentira, hay médicos trogloditas que tratan así a sus pacientes
2 Los “genios” que dirigen EsSalud decretan que en las noches las personas no deben enfermarse ni mostrar síntomas de determinados males porque no están de turno los especialistas. O sea que hay que mostrar los síntomas en el horario en que están los especialistas.
3 Leer Hildebrandt acusa a Fernando Barrios de robar a Essalud y Dilapidan dinero de asegurados en vacunas que son obligación del Estado
4 Especialmente en casos graves, en los que vale la pena asumir el riesgo, en los que hay poco que perder. Si la persona va a morir, que sea por el mal que la lleva al hospital y entonces no hay nada que hacer; pero si la muerte es acelerada o provocada más por una infección contraída en el hospital que por el mal original, lo que queda es enjuiciar —con toda la publicidad posible— al director del hospital y a quienes resulten responsables.