La calidad y cantidad de tiempo son aspectos primordiales en el rol de un buen padre.

Especialista en psiquiatría del Ministerio de Salud afirmó que la figura paterna en el hogar es tan vital como el de la madre.

Al hombre no se le entrena para formar familia, tampoco para ser padre; sin embargo, son ellos quienes en tiempos actuales refuerzan los valores y afectos en el hogar, apelando al ejemplo recibido en su niñez. Así lo afirmó, Horacio Vargas Murga, especialista en psiquiatría del niño y el adolescente del Instituto Nacional de Salud Mental "Honorio Delgado - Hideyo Noguchi” del Ministerio de Salud (Minsa).

 

“Un buen padre, en la actualidad, sabe que lo más importante son: los valores y el afecto hacia los hijos, el buen padre sabe que debe propiciar el acercamiento hacia ellos, verbalizar sus afectos y aprovechar los momentos familiares garantizando la calidad de tiempo” señaló el especialista.

Aún cuando las actividades laborales fuera del hogar se lo impiden, Vargas Murga felicitó a aquellos padres que buscan  interactuar con sus hijos a través de cualquier actividad física propias de la edad de sus hijos y criticó a aquellos padres que creen que su función solo se limita a traer el dinero al hogar.

“El aspecto monetario no es lo más importante en la formación de una familia, sino también la demostración de amor y el interés a sus necesidades en todo orden, más aún a sus requerimientos de atención, comunicación y afecto”, resaltó el especialista.

En el marco del Día del Padre, el psiquiatra del Instituto Nacional de Salud Mental del Minsa advirtió que los hijos aprenden con el ejemplo a través de lo que observan de sus propios padres, por lo tanto es muy importante que el padre eduque, cultivando valores de tolerancia, respeto, honestidad, los mismos que asegurarán en el futuro padres con respeto socialmente.

El Dr. Horacio Vargas informó que la conducta disfuncional de algunos padres, en cuanto al maltrato psicológico, físico y abuso sexual hacia sus propios hijos, siguen siendo temas preocupantes que dañan a la sociedad y perjudican gravemente la autoestima del menor, haciéndolos vulnerables y conduciéndolos a conductas extremas tales como el suicidio.

De la misma manera, recomendó evitar expresiones que dañen la psicología de nuestros hijos con calificativos humillantes.