Un grupo de científicos consigue en los EE. UU. restaurar las funciones básicas del cerebro de 32 cerdos decapitados, cuatro horas tras la muerte de los animales.
Los expertos de la Universidad de Yale (EE. UU.) probaron en cerdos un sistema de perfusión cerebral que imita el flujo sanguíneo después de la muerte y lo mantiene a temperatura corporal.
Tras seis horas de perfusión, los investigadores detectaron una reducción de la muerte cerebral y la restauración de algunas funciones básicas en el nivel molecular y celular, incluido el funcionamiento de algunas conexiones neuronales.
“El cerebro intacto de un mamífero grande retiene una capacidad —previamente no apreciada— de restauración de la circulación y ciertas actividades moleculares y celulares, múltiples horas después de la parada circulatoria”, ha señalado Nenad Sestan, profesor de Neurociencia, Medicina Comparativa, Genética y Psiquiatría de la Escuela de Medicina de Yale, en un estudio publicado el miércoles en la revista científica Nature.
Sin embargo, en la investigación no hubo pruebas de que los encéfalos recobrasen la función eléctrica necesaria para que el cerebro vuelva a funcionar.
Este hallazgo sugiere una posible vía futura para preservar el tejido cerebral de los mamíferos después de que se detenga el flujo de oxígeno tras la parada del corazón, ya que se creía anteriormente que las actividades celulares del cerebro terminaban segundos o minutos después de cesar el flujo sanguíneo y de oxígeno.
El estudio puede tener también implicaciones en casos de donación de órganos, pues apunta a que el deterioro del cerebro tras la muerte de los animales es más lento de lo que se pensaba. No obstante, los investigadores dudan de que este resultado en cerdos se traduzca algún día en una aplicación en seres humanos.
“Así que, por ahora, la interpretación cautelosa de este trabajo es que, con esta tecnología, la ventana de tiempo para rescatar del proceso de muerte un tejido neuronal profundamente dañado de un cerdo podría ser más amplia de lo que pensábamos”, explica el neurocientífico Martin Monti, de la Universidad de California en Los Ángeles (EE.UU.).
Hispantv, 18.04.2019